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Casera o embotellada, ese amor de verano por la sangría

Los turistas son los que más demandan esta bebida, aunque puede triunfar en cualquier brindis de verano.

Una sangría casera, preparada a base de vino tinto.
Una sangría casera, preparada a base de vino tinto.
Oliver Duch

El calor aprieta y la jarra que reposa sobre la mesa suda como cualquier frente en agosto -o mediados de junio-. Tropezones de varias frutas y hielos se bañan en su interior, en una piscina de vino y zumo. Es dulce, como el enamoramiento, pero es un amor efímero, como los de verano, porque si se besa mucho la copa puede conllevar dolores de cabeza. Así es la sangría, una popular bebida que guiris y españoles alzan para brindar en los meses estivales, ya sea en casa o por ahí.

"Hay sangría", rezan carteles en bares, restaurantes y chiringuitos. En las mesas se ven a mediodía, para comer, casi como merienda, en la cena o para amenizar la fresca de los días calurosos. Aunque el consumo sea más fuerte en la costa, los aragoneses también compran botellas de vino o a granel para elaborar su propia sangría en casa, como los clientes de Casa Perdiguer, en Zaragoza. Vino (o cava), frutas carnosas y azúcar -sin olvidar el hielo- son los ingredientes básicos que se necesitan para elaborar una sangría. No hay receta única, cada uno sigue la suya, la que ha pasado de generación en generación o al gusto. Trucos y rituales marcan la diferencia entre unos hogares y otros.

Recetas para hacer sangría en casa

Sangría con cava
  • Una botella de cava
  • Un litro de zumo de limón (o de limonada)
  • 2 o 3 cucharadas soperas de azúcar
  • Melocotón y naranja
  • Hielo
  • Un chorrito de Cointreau, si se quiere con más alcohol


Sangría con vino tinto
  • Una botella de vino tinto
  • Un litro de zumo de naranja (o de naranjada)
  • 2 o 3 cucharadas soperas de azúcar
  • Melocotón y naranja
  • Hielo
  • Un chorrito de Cointreau, si se quiere con más alcohol
Sangría con vino blanco
  • Una botella de vino blanco
  • Un litro de zumo de limón (o de limonada)
  • 2 o 3 cucharadas soperas de azúcar
  • Melocotón y naranja
  • Hielo
  • Un chorrito de Cointreau, si se quiere con más alcohol
A lo anterior se puede añadir canela y dejar reposar varias horas para que se maceren todos los ingredientes.

A pesar de ese carácter hogareño, en las estanterías de las bodegas y tiendas especializadas cada vez se ven más sangrías embotelladas, "de calidad", considera Fermín Asín, de Perdiguer. Algunas saben a Aragón, porque están elaboradas en empresas de la tierra, como el caso de Cabecita Loca. "Es totalmente artesanal porque quisimos escapar de la industrial que es la que predomina en las estanterías de muchos comercios", apunta Víctor Clavería, enólogo de Binomio Vinos de Barbastro.

Vino de calidad fermentado en roble francés, mosto de uva en sustitución del azúcar, zumos de naranja y limón del mediterráneo, canela en rama de Sri Lanka y vainas de vainilla de Papúa Nueva Guinea son los ingredientes de su receta. Destacan que "no se han utilizado aromas concentrados". Un toque más natural es que está sin clarificar ni filtrar, por lo que se mantienen intactas las cualidades organolépticas, así que puede contener partes sólidas procedentes de la pulpa de cítricos y del mosto.

Durante los últimos años en su bodega han percibido un aumento del interés por estas bebidas. "Recomiendo la calidad", insiste Clavería, en relación a su sangría, que ha sido reconocida como la mejor de Aragón y una de las mejores del país. Además, se define como la "única sangría certificada como artesana por una institución pública".

También aragonesas son Carmines, una sangría prémium de burbuja fina que se ofrece en tinta y blanca. A pesar de no tener mar en Terrer, en Bodegas Valdepablo elaboran -entre otras- la sangría Luis The Marinero, que se puede encontrar en tinto, blanco y rosado. Genes aragoneses tiene también Lolea, cuyas botellas visten traje de faralaes y sus raíces se sitúan en Jaraba -como las anteriores, también se venden en tinta y blanca-. La carta de presentación de todas estas sangrías es un cuidado diseño que deleita antes los ojos que al paladar y que les ha hecho merecedoras de un hueco en el mercado. Su precio ronda los 10 euros.

Los turistas son los principales consumidores de esta bebida. Casa Perdiguer, fundada en 1893, tiene varias tiendas en la capital aragonesa -en la calles de Desiderio Escosura y avenida de Santa Isabel-, aunque donde más sangría embotellada se vende es en San Pablo, dada su cercanía con los lugares más turísticos de la ciudad.

Otras opciones para el verano

Además de las sangrías, los vermús también son muy demandados, como el turolense Gaire. Para aquellos que prefieran un vino dulce está Marigüena, de Viñas del Vero. Cuentan que un total de 49 millones de burbujas contiene las botellas de 49 millions -de ahí el nombre-, que se encuentra en diferentes variedades.

De los rosados con burbujas, Alquézar es el más demandado, como Rozzulo de Bodegas Aragonesas. Perçebal, de San Valero, es "el más veterano" de estas características, como apuntan desde Perdiguer, donde también mencionan el Valdovinos.

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