El Mercado Medieval de las Tres Culturas reta a la canícula con una sonrisa colectiva

Un total de 160 puestos y 200 actividades animan el fin de semana en la plaza del Pilar y sus alrededores; este sábado abre hasta la 1.00 y el domingo contempla actividades hasta las 21.30

EL cuarteto Dagaz, este sábado, en la Plaza de San Bruno.
EL cuarteto Dagaz, este sábado, en la Plaza de San Bruno.
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El Mercado Medieval de las Tres Culturas (cristiana, árabe y hebrea) vivió este sábado su segunda jornada en medio del intensísimo calor zaragozano. A pesar de la canícula adelantada a junio, cientos de visitantes recorrieron al mediodía los diferentes puestos y atendían a las actividades propuestas; parecía como si alguien hubiese invocado el tradicional reto “¿a que no te atreves?” y los ciudadanos, aragoneses o no, se hubieran propuesto asumir de manera temeraria una actividad que llevaba dos años sin celebrarse por la pandemia. “Visto lo visto, igual no hubiera sido mala idea dejarlo para 2023, porque esta temperatura no es para estar tantas horas en la calle”, afirmaba un paseante en búsqueda activa de sombra. “Pues yo lo echaba de menos, vengo todos los años”, apuntaba su acompañante con una sonrisa en la boca.

En la puerta del Ayuntamiento, dos caballeros con cota de malla y barba reglamentaria se batían en duelo, uno a espada y escudo, el otro blandiendo un hacha. Como en los plenos, con las hojas afiladas y lenguaraces en las bravatas, pero a pleno sol. Muy cerca de ellos, destacando entre los 160 puestos artesanales distribuidos por la plaza del Pilar, el Forno de Lugo (tiene otro tenderete en la plaza de San Bruno) mostraba sus hermosos panes de a kilo y una amplia variedad de empanadas gallegas. 

“Soy Bea Mira, y vengo de Santiago, aunque el Forno es de un pueblecito de Lugo, Castroverde, lleva muchísimos años en funcionamiento. Oye, ¿me recomiendas un sitio para comprar un abrigo? Es que estoy pasando un frío tremendo -bromeaba- y no sé si podré soportarlo”, explicaba Mira. De su producción recomendaba la empanada de liscos (panceta con chorizo) y la de bacalao con pasas, además de la de pulpo, zamburiñas y berberechos.

Desde Vencillón (Huesca) llegaban al Mercado Estefanía y Luis con sus cervezas artesanas Seelen. “El nombre significa ‘almas’ en español, por eso la etiqueta con el ojo que todo lo ve y la rosa de los vientos. Empezamos en 2013 y estamos muy contentos. Elaboramos ocho tipos de cerveza; creo que con el día que hace nuestro producto se disfruta de manera especial”, explicaba Luis, mientras servía medias pintas y pintas a los dos primeros humanos de una pequeña fila llena de gente sedienta.

Luis y Estefanía, de Cervezas Seelen, vienen de Vencillón (Huesca)
Luis y Estefanía, de Cervezas Seelen, vienen de Vencillón (Huesca)
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El sábado, el mercado abrió hasta la 1.00; con la leve bajada de las temperaturas al caer la tarde, el ambiente se animño aún más en la trasera de la Lonja, las plazas de La Seo y San Bruno, la calle Palafox, el arco de Deán, la calle Pabostria, el puente de Piedra y el Balcón de San Lázaro.

Chari, desde Sevilla, está a cargo de la pequeña noria de madera y los dos tiovivos ecológicos situados en la plaza del Pilar. “Llevamos 15 años con el negocio, y venimos siempre a Zaragoza. Ya es la segunda ola de calor que nos coge aquí, pero viniendo de donde venimos, sin miedo”.

El paseo por los puestos es ‘multi’ por decantación: multicolor y multidisciplinar, sobre todo. Depilación natural, patatas asadas (días duros para ese producto), chupitos medievales, Harry Potter, hierbas mágicas, masaje y unos valientes músicos haciendo pasacalles por la zona hebrea del Mercado. Son Dagaz, están asentados en Murcia y tres cuartas partes de su formación (un cuarteto) son de Zaragoza. “Es un espectáculo del grupo Wyrdamur, de brutal folk; aquí estamos, dándolo todo y bailando. Rodeamos la Seo y amenizamos la plaza de San Bruno. Aquí conocemos a mucha gente, como Ixera, que también están aquí, y Os Fillos Do Sobrarbe. Nos hace ilusión actuar en casa”.

Junto al Arco del Deán, el alfarero Antonio Bellido y su esposa Mariángeles hacen las delicias de los peques, que diseñan sus pequeñas obras con ellos. “Venimos de Jerez, es el primer año que nos acercamos. Solemos albergar colegios en nuestra propia fábrica, y no solemos salir tan pronto ni tan lejos, pero este año nos apetecía conocer esto. A pesar del calor, está siendo una experiencia muy bonita”.

Antes de enfilar la calle Pabostria figuraba un curioso negocio de plantas colgantes sin maceta que, además de concitar atención por su hermoso género, se beneficiaba de la sombra del Arco para atraer a los más acalorados. Al girar por la mentada vía aparece un valiente: Javier, de Bolaños de Calatrava (Ciudad Real), que este fin de semana vende en Zaragoza bisutería y cojines térmicos. Sí, térmicos. 

“No es el día, pero la compra vale la pena -apuntaba Javier- y aquí cuando hace frío, hace frío de verdad. Se trata de un producto práctico y bonito a la vez; el diseño es exclusivo, hecho por fisioterapeutas, y se puede aplicar en cualquier punto del cuerpo. Son una semillas que absorben calor, ya sea de microondas, horno, secadora y el propio sol, y luego lo disipa poco a poco”. 

El Mercado continúa este domingo 19, con actividades entre las 11.00 y las 21.30. La recomendación de hidratarse, evitar una sobreexposición al sol y las comidas pesadas van implícitas a la descripción del ambiente, pero por si la idea no hubiese calado y tras haber hallado consonante, burla burlando, van tres delante.  

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