Zaragoza

Tres agresiones en tres meses no sirvieron para enviar a prisión al autor de la paliza del Parque Bruil

Khalil L., de 26 años, quedó en libertad tras declarar ante el juez de guardia pese a sus recientes antecedentes y a que también pegó a los policías que lo detuvieron. 

La víctima, en el servicio de Urgencias del Hospital Miguel Servet.
La víctima, en el servicio de Urgencias del Hospital Miguel Servet.
HA

La Policía Local detuvo el pasado 2 de junio al marroquí Khalil Latif, de 26 años, como presunto autor de un delito de lesiones y otro de atentado. Porque no solo noqueó de un fuerte puñetazo al dueño de la empresa que gestiona el bar del parque Bruil, también agredió después a los agentes que intentaban capturarlo. Y no era la primera vez que este joven de casi 1,90 metros de altura y complexión atlética reaccionaba de forma violenta. Según ha podido ha saber HERALDO, entre finales del pasado mes marzo y comienzos de junio esta persona ha sido detenida hasta en tres ocasiones en Zaragoza. Y siempre por delitos de lesiones y amenazas.

Pero ni la paliza al popular    hostelero Emilio Gareta, más conocido como Emilio el del Limpia, por ser este el nombre del histórico local que regentó durante años en ElTubo, ni su historial delictivo sirvieron para que Khalil Latif acabara en prisión. «Cuando fui a poner la denuncia a la comisaría de San José me dijeron que ya estaría en la calle y los chicos que trabajan conmigo lo vieron al día siguiente en un bar cercano», explicaba esta semana la víctima, que tuvo que ser asistida en el hospital del Miguel Servet por un hematoma sangrante en el ojo derecho y una fractura del radio del brazo izquierdo.

Según fuentes oficiales, el joven marroquí entró sin papeles en España a través de Algeciras. Lo hizo en agosto de 2021 y desde entonces se encuentra en situación irregular. Y aunque se le ha abierto un expediente de expulsión, el proceso es largo y sigue deambulando por la capital aragonesa. No se le conoce oficio ni domicilio, pero está claro que sus reacciones acostumbran a ser bastante violentas. «Parecía estar drogado cuando me agredió», explicaba Emilio Gareta. «Al principio, cuando le pedí que pagará los 1,70 euros que costaba    la cerveza, hizo como que no entendía el español –apuntaba–. Pero    bien que lo hablaba cuando se puso después a insultarme y montar bronca en la terraza».

El refuerzo de la vigilancia en el parque Bruil, con agentes de uniforme y de paisano, tranquiliza tanto a los trabajadores del quiosco como a los clientes de la terraza, que confían en poder acudir este fin de semana a refrescarse sin sobresaltos.

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