Los motivos que inclinan la balanza del nuevo campo de fútbol

El grupo de trabajo ha apoyado de forma mayoritaria La Romareda por su accesibilidad, su valor sentimental y sus servicios de ocio. Pero no lo tiene todo a su favor

Vista del interior del campo municipal de fútbol de La Romareda.
Vista del interior del campo municipal de fútbol de La Romareda.
Guillermo Mestre

La balanza entre las dos opciones favoritas para construir el nuevo estadio de Zaragoza está cada vez más inclinada. Parece que La Romareda es la ubicación que se ve con mejores ojos, porque la lista de ventajas no deja de engordar. Es el lugar que, en su mayoría, han preferido los participantes del grupo de trabajo, o proceso de escucha como lo denominan desde PP-Cs, que se ha reunido en el último mes para compartir su punto de vista con los grupos municipales.

Pero como no todo es blanco o negro, también La Romareda se ha llevado alguna crítica, mientras que el traslado del campo al Parking Norte ha tenido más de un defensor. Tras escuchar a las diferentes entidades sociales, económicas, deportivas y vecinales que han pasado estas semanas por el Ayuntamiento, y a la espera de que lo haga el jueves el Real Zaragoza, los puntos que juegan a favor y en contra de los dos emplazamientos preferidos de los partidos políticos parecen estar claras.

La ubicación actual es fuerte en cuanto a su centralidad y las conexiones en bus y tranvía con el resto de la ciudad, así como su fácil acceso a pie, en bici o patinete. Otro aspecto a tener en cuenta y que defendieron, por ejemplo, la Federación Aragonesa de Fútbol y las peñas, es el valor sentimental que tras 65 años de historia tiene ese lugar para los aficionados.

También el hecho de que cuenta con más servicios de ocio y restauración que se verían beneficiados y que hay que preservar, ya que, como alertaron los empresarios, la marcha del estadio podría propiciar la entrada de franquicias en detrimento del negocio local.

Los ingenieros hablaron de la calidad del suelo, frente a las posibles inundaciones que, como advirtieron también desde el Cuerpo de Bomberos, se podrían generar en el Parking Norte, y el menor impacto medioambiental de La Romareda. Mientras, los arquitectos apostaron por el traslado a Ranillas porque permitiría mejoraría la situación del campus del Actur y permitiría desarrollar un proyecto más ambicioso, ya que consideraron que la escasa capacidad de La Romareda podría ser un hándicap.

El tamaño limitado es el principal defecto de la actual ubicación, mientras que el espacio extra del Actur, con casi el triple de metros cuadrados, permitiría construir equipamientos complementarios, como un campo de tamaño medio, como propone Podemos y han pedido los clubes semiprofesionales. Además, La Romareda obligaría a compaginar las obras con los partidos y su traslado permitiría obtener beneficios de la venta de suelo.

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