El fugitivo que mató a su vecina en Zaragoza dice que ella llamó a su puerta armada y tuvo que "defenderse"

El agresor estaba en busca y captura por no volver en 2020 a la cárcel de Zuera donde cumplía condena. La Policía investiga el móvil del crimen y el acusado declaró ayer en el hospital.

Asesinato de una mujer la calle Alegría en Zaragoza
Asesinato de una mujer la calle Alegría en Zaragoza
Guillermo Mestre

Cristina G., de 32 años, murió asesinada este martes en el rellano de su casa víctima de las cuchilladas asestadas por su vecino, Adil L., de 45. El hombre permanece desde la noche del lunes detenido e ingresado en el Hospital Miguel Servet, donde fue atendido de una herida de arma blanca en el abdomen y cortes en los brazos.

Adil L. que llevaba dos años en busca y captura por no volver a la cárcel de Zuera donde cumplía condena por asesinar a una joven de 24 años en 2001 en Madrid, alegó "legítima defensa" para justificar el homicidio de Cristina G. Según declaró por la tarde ante la Policía, la herida en el abdomen se la causó la joven fallecida con quien aseguró no mantenía ningún tipo de relación, salvo la de vecindad. El individuo dijo en su descargo que tiene "novia" y que su vecina se le "insinuaba" desde hacía "siete meses". Afirmó que fue ella la que llamó a su timbre armada con un cuchillo y, al abrir para ver qué quería, se lo clavó en el abdomen sin más preámbulos. Después, según contó a los agentes, tuvo que "defenderse", forcejearon, cayeron al suelo, le quitó el arma y se la clavó varias veces, la última en el cuello.

Huellas y heridas

Lógicamente los agentes del Grupo de Homicidios que investigan los hechos tendrán que corroborar todas estas declaraciones exculpatorias y corroborarlas de acuerdo con las pruebas halladas en el lugar, entre ellas el análisis del cuchillo, las huellas de sangre, la forma que presentan las lesiones tanto de la fallecida como del detenido (por si pudiesen ser auto infligidas por el propio hombre). Además, examinarán los teléfonos móviles de ambos para descartar o confirmar si llegaron a intercambiar alguna vez algún mensaje o llamada. Al parecer, ninguno de los dos tenía el teléfono del otro ni tampoco las llaves de las respectivas casas.

Cristina G. era una joven que trabajaba en una importante correduría de seguros. Sus compañeras de trabajo estaban este martes horrorizadas y desoladas por lo ocurrido y declinaron hacer cualquier tipo de comentario. Al parecer, según manifestó a este diario una persona que la conocía, este lunes por la noche amigos del trabajo la acompañaron hasta casa y la dejaron en la puerta de su domicilio, en el número 8 de la calle Alegría, del barrio de San José, en torno a las diez de la noche. Unos minutos después, era asesinada.

Según informaron fuentes de la Jefatura Superior de Policía, Poco antes de las 22.00 una mujer llamó al 091 pidiendo auxilio porque estaba escuchando los gritos desesperados de otra mujer solicitando ayuda. Cuando las primeras patrullas llegaron al lugar, se encontraron con la joven prácticamente fallecida y a un varón de 45 años sangrando y armado con un cuchillo. Los agentes le exigieron que tirara el arma al suelo antes de ser inmovilizado, detenido y asistido por sanitarios del 061, que lo trasladaron al Servet. Los médicos, sin embargo, no pudieron hacer nada por la joven, ya que las heridas que presentaba eran mortales de necesidad.

"¡Tira el cuchillo!"

Belén López, una joven vecina del inmueble contiguo explicaba este martes que cuando los sanitarios estaban atendiendo al hombre este gritaba: "Que me estoy muriendo, me estoy muriendo". Antes habían empezado a oír muchas voces y alboroto en la calle y a una persona diciendo: "¡Tira el cuchillo, tira el cuchillo!". "Nos asomamos a la ventana y había un montón de policías y un señor en el suelo herido que gritaba: ‘‘me siento culpable’". Pero en el vídeo grabado cuando era trasladado por los sanitarios se le oye decir después que él no había hecho "nada" y luego, con las manos apuntando al cielo, exclamar: "El hombre es culpable siempre".

Otra vecina de la fallecida Maite Casanova, del bajo B, llegó a su casa cuando estaba desplegada la policía y los servicios de emergencias, por lo que tuvo que esperar algo más de una hora para poder acceder a su vivienda. Finalmente, hicieron un cordón policial para evitar que pudiera ver el cuerpo, dado que para acceder a su vivienda debía pasar ante los pisos de la víctima y su agresor.

Otro asesinato

La Policía continúa manteniendo todas las hipótesis abiertas sobre este crimen, dados los antecedentes del sospechoso, un hombre que llegó a la prisión de Zuera procedente de Madrid, donde fue condenado por asesinar hace veintiún años a una joven de nacionalidad francesa y ascendencia marroquí, lugar de origen de Adil L. La Audiencia Provincial había emitido una orden de detención al no regresar a la cárcel tras disfrutar de un permiso, el quinto que se le concedía, según explicaron este martes sus abogados, Carmen Sánchez y Luis Ángel Marcén. No obstante, este permiso le fue otorgado por el juez de vigilancia, en contra de la opinión de la junta de tratamiento, según fuentes penitenciarias.

Adil L. cumplía condena por matar de ocho cuchilladas a una joven de 24 años en una casa del barrio madrileño de Tetuán. El crimen lo cometió en 2001, cuando el agresor tenía la misma edad que la víctima. Según declaró a la Policía el día que se entregó, mató a la muchacha porque cuando habían decidido acostarse y tener relaciones sexuales, a ella "no le apetecía" y se durmió.

Según publicó en su día 'El País', el homicida había conocido a la joven la noche anterior en la discoteca Joy Eslava, cuando él estaba con un amigo y ella con una amiga. Hacia las 4.00, después tomar varias copas y fumar unos porros, se fueron los cuatro a la casa del amigo en Tetuán. Allí volvieron a consumir más hachís y después Adil y la muchacha se fueron a una habitación.

Adil declaró que, una vez allí, la chica se tumbó vestida sobre la cama y empezó a quedarse dormida. Aunque, según dijo, no llegó a rechazarlo verbalmente, en ese momento perdió el control y acudió a la cocina a por el cuchillo con el que la atacó mortalmente. Después se presentó en calzoncillos en la comisaría del barrio de Tetuán diciendo que había matado a una chica. La muchacha presentaba ocho heridas de arma blanca, dos de ellas en el tórax de suma gravedad asestadas por la espalda. En aquella ocasión también quiso justificar su vil crimen diciendo que había sido "por celos".

Condena unánime de los máximos responsables políticos

La delegada del Gobierno en Aragón, Rosa Serrano, mostró este martes su "total repulsa" por el feminicidio ocurrido en la noche del lunes en la capital aragonesa, al igual que lo hicieron el presidente, Javier Lambán, y el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón.

Rosa Serrano compareció ante la prensa para explicar que la Policía estaba investigando el crimen y trataba de averiguar qué tipo de relación había entre víctima y agresor y y determinar de ese modo qué tipo de feminicidio es este nuevo crimen, como lo calificó, y si se trata o no de un asesinato machista. Independientemente de la relación entre las víctimas y los agresores, este es el quinto asesinato de una mujer en España en ocho días.

El presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, expresó su "indignación" por el asesinato y apeló a "la educación y la concienciación de la sociedad".

El alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, trasladó su "repulsa y condena" por el crimen, que calificó de "acto de violencia y barbarie" y aseguró sentirse consternado por el homicidio de la vecina de San José.

Mientras, el presidente del PAR y vicepresidente de la DGA, Arturo Aliaga, manifestó: "Es absolutamente trágico y deleznable. La sociedad entera tiene que trabajar en la misma línea para hacer frente a la violencia contra las mujeres, sin divisiones, ni más ideología que la de tolerancia cero". 

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