medioambiente

Zaragoza se prepara para adaptarse al calor extremo que provocará el cambio climático

También se prevé un mayor riesgo de crecidas extraordinarias por fuerte lluvia. El Ayuntamiento impulsará antes de fin de año un plan para proteger la salud de los ciudadanos. 

Turistas en la plaza del Pilar de Zaragoza el pasado fin de semana
Turistas en la plaza del Pilar de Zaragoza el pasado fin de semana
Toni Galán

Zaragoza se prepara para adaptarse a los riesgos del cambio climático. Antes de que acabe el año, según dijo este martes la concejal de Medio Ambiente, Patricia Cavero, la ciudad contará con un plan para tratar de frenar este fenómeno con la reducción de las emisiones y proteger la salud de los ciudadanos frente a sus consecuencias. La más probable, según un primer estudio de vulnerabilidades, es el calor extremo, aunque también destacan las crecidas de los ríos, los incendios y las sequías.

La puesta en marcha de este plan forma parte de los compromisos adquiridos por el Ayuntamiento de Zaragoza dentro del pacto europeo de las Alcaldías por el Clima y la Energía. El objetivo, según afirmó la edil, es que la ciudad esté mejor adaptada a los fenómenos meteorológicos extremos y, para ello, se va a trabajar en cuatro grandes áreas: salud y vulnerabilidad social; biodiversidad, recursos hídricos, agricultura y alimentación; innovación e investigación; y espacio urbano (planificación, energía, abastecimiento y saneamiento).

"Las ciudades jugamos un papel fundamental para hacer frente al cambio climático", dijo Cavero, que apuntó que las zonas urbanas son las responsables de dos terceras partes de las emisiones a la atmósfera y consumen el 80% de toda la energía que se genera en el mundo. Además, se calcula que para 2050 el 70% de la población vivirá en grandes ciudades. "Está claro que tenemos una gran responsabilidad, pero podemos transformarlo en una gran oportunidad para cambiar las cosas", recalcó.

La plaza del Pilar, casi vacía, a las horas centrales del día el pasado fin de semana
La plaza del Pilar, casi vacía, a las horas centrales del día el pasado fin de semana
TONI GALAN

No obstante, esa ambiciosa meta tiene que traducirse en acciones concretas. Para elaborar el plan, se ha llevado a cabo un estudio de vulnerabilidades, y la intención es determinar las medidas a seguir de forma conjunta entre las distintas áreas del Ayuntamiento y de la mano de la DGA, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), la Aemet y la Universidad de Zaragoza. Asimismo, se pretende abrir un proceso participativo entre septiembre y octubre que permita incluir aportaciones ciudadanas.

Olas más prolongadas

El primer análisis, que se ha desarrollado con la colaboración del centro tecnológico Circe, ha concluido que la principal amenaza a la que se enfrenta la capital aragonesa es el calor extremo, con olas que serán cada vez más prolongadas y un aumento de 1 grado hasta 2030, así como un incremento de las temperaturas mínimas. Todo ello, según explicó este martes Mónica de Luis, técnico del Servicio de Medio Ambiente, traería consigo periodos más frecuentes de sequía y una mayor posibilidad de incendios, lo que a su vez afectaría directamente a la actividad económica y, sobre todo, a salud de los ciudadanos, especialmente de los más vulnerables.

El otro riesgo más probable son las inundaciones, ya que se prevé que aumenten los episodios de lluvia intensos y en poco tiempo y, por consiguiente, las crecidas de los ríos. Las consecuencias, como ya se ha comprobado con las últimas crecidas extraordinarias del Ebro, van desde desbordamientos en determinadas zonas de la ciudad hasta cortes de tráfico, del suministro eléctrico, caída de árboles o desprendimientos de tierras. También hay que tener en cuenta, aunque en este caso la probabilidad es moderada, el riesgo de frío extremo o viento severo. 

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