patrimonio

Del rey Alfonso XIII al emperador Naruhito, las firmas más curiosas del Libro de Oro de Zaragoza

En dos siglos han variado 'los honores y las distinciones' con los que la ciudad demuestra su agradecimiento. Ya no existen títulos como 'hijo meritísimo' o 'concejal honorario', pero sí han surgido nuevas medallas.

Portada del libro original y algunas de las firmas. Arriba, la de Alfonso XIII.
Portada del libro original y algunas de las firmas. Arriba, la de Alfonso XIII.
Heraldo

Zaragoza es una ciudad noble, leal, heroica y -también- muy agradecida. Al menos, a juzgar por su amplio capítulo de ‘honores y distinciones’, que se resuelve en la entrega de un buen número de llaves de la ciudad, medallas de oro, títulos de embajadores… Esta semana el expresidente Mariano Rajoy firmó en el Libro de Oro de la ciudad, que es un reconocimiento a disposición de todas las personalidades que visitan oficialmente el Consistorio. 

Obviamente no es de oro, pero sí que el lomo de las páginas está decorado con el preciado metal y el que actualmente está en uso es el cuarto de una saga que se abrió hace más de un siglo. “El más antiguo que conservamos tiene las tapas de metal y está decorado con esmaltes. Como es tradición, en todos los volúmenes se dejan las primeras hojas libres a expensas de las visitas importantes que puedan ir llegando”, cuenta Gemma Fernández Ges-Marcuello, jefa de protocolo del Ayuntamiento de Zaragoza.

¿Y cuál es la primera firma que aparece en el Libro de Oro? “La del rey Alfonso XIII junto a la reina Victoria Eugenia, fechada en 1908, justo el año del centenario de los Sitios en el que la ciudad incorporó el título de Inmortal”, explican. También en la misma página, un poco más abajo, se adivina la rúbrica de la reina María Cristina, madre de Alfonso XIII.

Las diligencias relativas a la Segunda República y el fin de la Guerra Civil en el Libro de Oro.
Las diligencias relativas a la Segunda República y el fin de la Guerra Civil en el Libro de Oro.
Heraldo

“Unas de las páginas más especiales son las diligencias a color, pintadas a mano. Las hay tanto del 14 de abril de 1931 como del 18 de julio de 1936, es decir, el libro también es testigo de la Historia española y constituye un buen testimonio documental”, comenta Fernández, que informa de que en otras dependencias municipales también hay libros de firmas, pero no son ‘de oro’.

Como es de imaginar, a lo largo de más de un siglo hay cientos de firmas de personalidades más o menos ilustres. Abundan las de ministros de todas las épocas, las de los pregoneros de las fiestas del Pilar o las de mil y un embajadores internacionales que pasaron por la ciudad con motivo de la Expo de 2008. También hay algunas firmas de especial valor y belleza como la de Miguel Fleta: “En alguna ocasión nos han solicitado el libro en préstamo para poder formar parte de exposiciones sobre el tenor”.

La principal distinción de Zaragoza, no obstante, no es poder firmar en el Libro de Oro sino recibir la medalla de la ciudad, explican desde el área de Protocolo. Esta distinción se creó en 1908 y es un disco del codiciado metal de 3 centímetros de diámetro. Tiene por objeto distinguir a aquellas personas que han destacado “por sus extraordinarios méritos personales o por haber prestado servicios relevantes a la ciudad”, explican. En el anverso de la medalla figura el escudo de la ciudad y las cruces conmemorativas de los asedios de los de los Sitios y del 5 de marzo. Por el otro lado puede leerse la inscripción "Premia al Mérito" y es allí donde se graba el nombre y la fecha de la concesión junto a unas ramas de hojas de roble. Como curiosidad puede decirse que muchas ciudades otorgan medallas, pero en Zaragoza existen las de oro, plata y bronce. No es muy común entregar medallas de estos otros metales, pero Sara Baras, Montserrat Caballé, Joaquín Cortes o Corita Viamonte son algunos de los distinguidos con ella.

Las firmas del gobernador de la prefectura de Aichi (Japón), el ministro de Medio Ambiente de Omán y el alcalde de Shangay.
Las firmas del gobernador de la prefectura de Aichi (Japón), el ministro de Medio Ambiente de Omán y el alcalde de Shangay.
Heraldo

Generalmente se entregan una o dos medallas al año, pero hubo una época de comprensible desenfreno en las que el Ayuntamiento llegó a conceder 150 distinciones en apenas doce meses, esto es, una medalla cada 60 horas. Fue entre 2008 y 2009 cuando coincidieron la Expo de 2008 y el Bicentenario de los Sitios. Había mucho que celebrar, mucho que agradecer y prácticamente ni un representante internacional se quedó sin premio: se dieron 45 distinciones de ‘visitante ilustre’, desde princesa de Tailandia hasta el primer ministro de Cabo Verde. Los maceros y timbaleros tuvieron trabajo aquel año, pues el alcalde también entregó otros reconocimientos como presidente de la Fundación Zaragoza 2008, que organizaba el Bicentenario de los Sitios: entonces se creó la Medalla del Defensor de Zaragoza, de las que se despacharon hasta 86, entre otros, al rey emérito Juan Carlos I o a la entonces vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega.

Imagen de octubre de 1970, con la Familia Real firmando el Libro de Oro.
Imagen de octubre de 1970, con la Familia Real firmando el Libro de Oro.
Ayto. Zaragoza

Fue también entonces cuando se creó otra medalla, la de Cesaraugusta, que se reserva para ocasiones especiales y que, de hecho, apenas se ha entregado dos veces: a título póstumo al exalcalde Ramón Sainz de Varanda y a la comisión ejecutiva de la sociedad de Expoagua, con Roque Gistau a la cabeza. Esta medalla se da a quienes han favorecido “de modo notable los intereses generales de Zaragoza o destacado notoriamente en la defensa de los mismos”. De esta medalla, lo más curioso era su leyenda en mayúsculas y en latín (“SIGILLUM CONCILII CIVITATIS CESARAGUSTE”), que devendría en el título de Inmortal para la ciudad.

La alcaldesa Rudi recibe al ratón Mickey en 1996, cuando ya tenía las llaves de la ciudad.
La alcaldesa Rudi recibe al ratón Mickey en 1996, cuando ya tenía las llaves de la ciudad.
Heraldo

Es obligado hablar también de la simbología que tiene la entrega de las llaves de la ciudad, que fue un acto con mucho predicamento a finales del siglo pasado pero que ha ido quedando relegado. Es el alcalde quien da una llave simbólica a los jefes de Estado extranjeros o las personalidades que considere y, en los últimos años, quienes se han hecho con ellas son los presidentes de Croacia, Hungría, Suiza o al que era entonces (2008) príncipe heredero de Japón, Naruhito. En este punto se recuerda siempre también que ya en marzo de 1994 el alcalde González Triviño le entregó a Mickey Mouse la llave de oro de la ciudad con motivo de la promoción de un espectáculo sobre hielo, pero fuentes del Consistorio aseguran que ello no consta en los libros de Protocolo, por lo que debió quedarse (imágenes sí existen) en un mero acto promocional. “Las llaves son un símbolo de bienvenida y hacen referencia a la antigüedad, cuando las ciudades se encontraban cerradas por puertas y tener su llave suponía tener el control de la urbe. En la actualidad, solo queda en pie la puerta del Carmen”.

El Ayuntamiento, para no 'extraviar' ninguna de estas distinciones (muchas de las cuales se pueden revocar), dispone también de otro libro, uno más discreto sin ribetes de oro ni profusas decoraciones, en el que se registran todas las distinciones que se conceden. Ahí aparecen también los reconocimientos que se han ido perdiendo con el tiempo, por ejemplo, los títulos de "Hijo Meritísimo" (Mariano de Cavia lo poseía) y “Concejal Honorario”, que desaparecieron cuando se instauró el nuevo reglamento de Protocolo de 2008. La última vez que se retocó este reglamento de Protocolo fue en 2015, bajo el mandato de Pedro Santisteve, para matizar a qué actos oficiales debían ir o no los concejales. 

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión