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Absuelven al vecino de Zaragoza acusado por su mujer de violación tras una boda pactada

El procesado se enfrentaba a 13 años de cárcel, pero la Audiencia de Zaragoza cree que el relato de la denunciante es insuficiente.

El acusado, durante el juicio celebrado en la Audiencia de Zaragoza.
El acusado, durante el juicio celebrado en la Audiencia de Zaragoza.
José Miguel Marco

La Audiencia de Zaragoza ha decidido absolver a Yassine B., el hombre de 32 años al que su esposa, de 19, denunció por violación tras una boda pactada por sus respectivas familias en Marruecos. Como ambos reconocieron durante el juicio, el suyo fue un enlace sin noviazgo. De hecho, se conocieron apenas una semana antes de las nupcias y una vez celebradas, volvieron a pasar un año sin verse. Porque el procesado vivía por entonces en la capital aragonesa y regresó de inmediato para tramitar el reagrupamiento familiar. Sin embargo, ella tardó más tiempo del previsto en poder viajar a Zaragoza. Y nada más llegar, le dijo a su marido que no quería vivir con él.

La Fiscalía no halló nunca pruebas de cargo contra el investigado, que solo fue acusado en el juicio por su mujer. Pero el tribunal no considera "debidamente acreditado" que el hombre obligara a su esposa a mantener sexo anal "en contra de su voluntad y ejerciendo violencia o intimidación sobre ella", que fue el motivo por el cual lo denunció. Los magistrados de la Sección Primera tampoco han encontrado argumentos para condenarlo por maltrato habitual, delito que de forma alternativa planteó la acusación particular, a cargo de la abogada Isabel García Rubio. 

El encausado y la denunciante dieron versiones diametralmente opuestas sobre lo ocurrido, pero coincidieron en que ella llegó a Zaragoza en septiembre de 2019. La mujer explicó a su marido que su intención era quedarse con él solo "un par de semanas", pero permanecieron en el mismo piso -propiedad de la hermana del acusado- hasta febrero de 2020, cuando ella presentó la denuncia.

"Solo mantuvimos relaciones sexuales los tres días que estuvimos juntos en Marruecos para la boda. Cuando llegó aquí, no me dejó ni darle un beso. Ella dormía en el salón y yo en mi dormitorio", declaró el encausado, al que defiende la letrada Olga Oseira. El hombre negó que forzara a su entonces esposa –ya están divorciados– a practicar sexo, que la obligara a quedarse en casa o la amenazara con romperle el pasaporte. Lo que sí reconoció Yassine B. es que un día se presentó en la academia a la que ella asistía y la sacó de clase: "Yo no me oponía a que continuara sus estudios, pero allí solo había hombres. Y con ellos no iba a aprender nada. Yo quería que estuviera con chicas", dijo.

La mujer declaró por videoconferencia: "Me casé por obligación. A mí solo me dijeron que era una buena persona, que tenía trabajo y casa aquí", explicó al tribunal. La denunciante recordó que pasó un año desde la boda hasta que llegó a España, pero no concretó qué ocurrió durante ese tiempo para que nada más llegar dijera a su marido que quería vivir sola. Según la víctima, quedaron en que, hasta que ella encontrara un lugar donde residir, cada uno dormiría en un cuarto. "Pero en dos ocasiones se presentó a media noche y aprovechando que estaba dormida, me bajó el pantalón del pijama y me penetró analmente. Le dije varias veces que parara, pero no lo hizo", aseguró.

Ni detallado ni persistente

Pero la sentencia no considera probados estos hechos. "El solo testimonio de la víctima es insuficiente para fundar un pronunciamiento condenatorio por delito continuado de agresión sexual", señala el tribunal, que considera que el relato de la denunciante "no ha sido ni detallado ni persistente a lo largo del tiempo". Y dice esto porque la mujer ratificó la denuncia en el juzgado "sin detallar cómo ocurrieron los hechos ni concretar las fechas, siquiera aproximadas en que sucedieron los mismos ni el modo de actuar del acusado".

La Audiencia Provincial detecta además ciertas contradicciones en la versión de la denunciante. Por ejemplo, en cuanto al número de veces en que fue supuestamente agredida: en el juicio manifestó que fueron dos, mientras que en su día habló de tres. Recuerda también que durante la vista la mujer aseguró que los hechos se produjeron "nada más llegar a España" (septiembre de 2019), cuando al forense le contó que la última agresión había sido en febrero de 2020. La sentencia todavía no es firme, por lo que podría ser recurrida ante el Tribunal Superior de Justicia de Aragón.

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