Una "impresionante" romería a la ermita de San Gregorio en Zaragoza reúne a cerca de 2.000 personas
En la popular tradición, que se celebra desde 1647, los asistentes han participado en los actos festivos y religiosos, en los que se ha bailado por primera vez un paloteado en la misa.
"Es una de las romerías a la ermita de San Gregorio más multitudinarias de los últimos tiempos. Después de dos años de pandemia la gente tiene ganas de tomar la calle y de recuperar tradiciones como esta y se nota, la afluencia es impresionante. Además, el tiempo se ha convertido en el mejor aliado". La impresión de Rafael Tejedor, presidente de la Asociación de Vecinos Tío Jorge del Arrabal, la confirma una imagen de la campa alrededor de la pequeña iglesia repleta de familias y grupos de amigos que desde primera hora de la mañana se preparaban para disfrutar de los actos religiosos y festivos y, por supuesto, de un buen almuerzo en el que son obligadas la panceta y la longaniza a la brasa. El Ayuntamiento concede un permiso especial para que se pueda hacer fuego. A los cientos de rabaleros y vecinos del barrio rural se han sumado personas llegadas desde toda Zaragoza.
El arzobispo de Zaragoza, Carlos Escribano, ha bendecido las tierras como manda la costumbre. Y lo ha hecho por primera vez porque en los dos últimos años el coronavirus ha impedido la celebración de la romería. Ha aprovechado para hacer un llamamiento a la prudencia, alertar de que el virus todavía está entre nosotros y recordar a todos aquellos que por culpa de la enfermedad no pueden disfrutar de la jornada. La bendición se desarrolló en un otero espectacular, con unas vistas impresionantes de la capital aragonesa y sus alrededores que maravillan a quien se acerca por primera vez.
El sonido del paloteado de los danzantes de la asociación cultural Royo del Rabal y la música de los miembros de la escuela Xixena han acompañado a los romeros durante el recorrido desde la ermita hasta la cruz de término y el regreso a la iglesia donde se celebra la misa de campaña. "Por primera vez hemos bailado en el ofertorio un dance específico creado para este momento con música de Eduardo Plana y que esperamos seguir interpretando en el futuro", ha explicado Francisco Castillo, presidente de la asociación cultural Royo del Rabal. A la misa asistieron autoridades como la presidenta del distrito de El Rabal y la edil socialista Lola Ranera y el concejal de Participación, Javier Rodrigo.
Una de las protagonistas de la mañana ha sido la mayordoma, Lola Montejano, persona encargada de guardar durante este año en su hogar del Arrabal la imagen procesional del santo, de uso compartido con San Gregorio y que custodian de forma alterna. "Como ya estoy jubilada, y paro poco en casa, la voy a dejar en el local de la asociación de vecinos para que todo el mundo que quiera verla se pueda acercar en cualquier momento", ha comentado. En su papel de mayordoma, este sábado ha sido una de las encargadas de ofrecer el agasajo a los vecinos después del oficio religioso.
Antes de que el automóvil particular se extendiera, lo normal era acercarse hasta la ermita andando. La construcción de la autovía provocó que haya que dar un rodeo y el camino a pie sea bastante más largo, aunque todavía hay quien se anima a emprender la caminata. Otros aprovechan para hacer una ruta ciclista.
Esta tradición, que une a los habitantes del Rabal y del barrio rural que lleva el nombre del santo, comenzó como acto religioso en 1647 para pedirle a Dios que cuidara de las tierras agrícolas. Pero ya entonces, como cuentan los expertos, era una jornada de hermanamiento, de reunión y de pasar el día bailando, comiendo y bebiendo juntos como se sigue haciendo ahora.
