El cambio de vida de Lili, pastelera trans de Zaragoza: "No era feliz, no era yo"

La Reina de Aragón es la pastelería de Liliana Rousse, una chilena que hace un año comenzó el proceso transgénero.

Liliana Rousse Monroy, al frente de la pastelería La Reina de Aragón.
Liliana Rousse Monroy, al frente de la pastelería La Reina de Aragón.
Guillermo Mestre

"Una barra de pan, por favor", dice un vecino de San José de Zaragoza en su panadería de cabecera. "¿Y no te vas a llevar unas palmeritas de chocolate? Los bollos suizos están de escándalo. Bueno, como las roquillas, ¿te pongo una docena de estas?". Con esas proposiciones desde el otro lado del mostrador es normal que pocos clientes de la Reina de Aragón salgan solo con su chapata bajo el brazo, sino que también se llevan una bolsa con lamines.

Liliana Rousse Monroy es quien está al frente de esta pastelería. Ella misma se define como una persona orgullosa, feliz y muy completa, a pesar de que le falta la reasignación de género. "Estoy en la lista de espera, así que tiempo al tiempo", señala Lili, como le llaman. "Voy dando pasos, que son muy relevantes porque me han ayudado muchísimo a mejorar en el equilibrio psicológico, físico y social -confiesa Monroy-. Es una cosa que venía persiguiendo desde hacía muchos años de mi vida".

"El suicidio era la guinda al pastel del fracaso"
Liliana Rousse Monroy, al frente de la pastelería La Reina de Aragón.
Liliana Rousse Monroy, al frente de la pastelería La Reina de Aragón.
Guillermo Mestre

Hace cuestión de un año que comenzó con el proceso. "Llegó un momento en el que dije: Basta ya o me estampo contra la pared. No podía soportar más esta espera, esta agonía, este silencio, esta cruz que arrastraba en oscuridad. No era feliz porque no era yo, era la otra persona", recuerda. "Entonces me acordé de una frase muy profunda de mi madre que decía que la vida es para los valientes. Eso fue lo que frenó el suicidio", relata desde una de las butacas de su pastelería en la calle de Manuel Lorenzo Pardo. "Pero el suicidio era la guinda al pastel del fracaso", agrega Lili.

Su nombre tiene miga: Liliana es en honor a la chica danesa - la primera mujer conocida que se sometió a una cirugía de cambio de sexo-, Rousse por la superviviente del Titanic que protagonizó la película homónima y Monroy es su apellido materno.

"La vida y el tiempo son muy puñeteros, el tiempo siempre está en contra de uno y la vida es una sola, por lo que hay que atreverse a todo"

La vida personal y profesional de Liliana van en paralelo y relaciona su transición con un camino en el que nacen flores, que le han dado una "felicidad interna" que se refleja en su día a día. "La vida y el tiempo son muy puñeteros, el tiempo siempre está en contra de uno y la vida es una sola, por lo que hay que atreverse a todo. Yo me he atrevido, atrévete tú" es el mensaje que comparte Liliana con las personas que pueden estar en su misma situación.

Liliana Rousse Monroy, al frente de la pastelería La Reina de Aragón.
Liliana Rousse Monroy, al frente de la pastelería La Reina de Aragón.
Guillermo Mestre
"Yo nací desnuda y desnuda me puedo quedar"

¿Dejarán de comprar? ¿Darán vuelta a la espalda? ¿Mi negocio se irá a la ruina? Esas fueron algunas de las preguntas que le asaltaron a Liliana cuando se planteó la transición. Más allá de los miedos encontró la respuesta en la dualidad de vivir o morir: "Yo nací desnuda, desnuda me puedo quedar", reflexiona. "La clientela que tengo es espectacular, me dieron un cariño impresionante, toda la gente me apoyó con los brazos abiertos… Lo curioso fue que me decían que ya lo sabían y aguardaban a que diera el paso".

A pesar de esto, Liliana reconoce que todavía quedan algunas vendas en la sociedad, por las que trabajan personas como ella. "Estamos luchando desde el colectivo LGTBIQ+. Cuando salí al público fue un 'señores, que estoy aquí, que existo'", reivindica esta chilena de nacimiento, pero aragonesa de adopción –vive en Zaragoza desde hace casi un cuarto de siglo-.

Dice que ella es de viajar con una mochila ligera, que nada de grandes cargas, pero de su Santiago de Chile natal llegó con la valentía y el recuerdo de su madre. "He trabajado en hoteles de cinco estrellas, pero también en el chiringuito de Pepe, así que he pasado por todos los niveles", apunta Lili.

Ahora atiende en su pastelería La Reina de Aragón. "El nombre es homenaje a las mujeres como mi madre, quien ha sido una piedra angular para mí", la describe. Su progenitora falleció con 65 años a consecuencia de la covid-19 y asegura que no hay día que no la mencione. Cuando levanta la persiana de su dormitorio cada mañana se dice "Allí voy, un día más. Un día más para respirar, para ser feliz, para seguir adelante y para crecer".

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