Un libro de la Institución Fernando el Católico de la DPZ recopila la historia y etnografía de Ruesta

‘Ruesta vive. Memoria oral de un pueblo junto al pantano de Yesa’, de Félix A. Rivas, recoge los testimonios de 13 personas que vivieron en el municipio hasta que tuvieron que abandonarlo.

Ruesta, hacia 1965
Ruesta, hacia 1965
Santiago Iso

El libro 'Ruesta vive. Memoria oral de un pueblo junto al pantano de Yesa', de Félix A. Rivas, editado por la Institución Fernando el Católico de Diputación de Zaragoza (DPZ), dentro de su colección Cuadernos de Aragón, recoge los testimonios de 13 personas que vivieron en el municipio zaragozano hasta su desaparición como municipio en 1965, debido a la construcción del pantano.

La publicación compendia los testimonios orales recopilados durante los años 2018 y 2019 a 13 vecinos nacidos entre 1926 y 1952, que pasaron en el pueblo de Ruesta su infancia y adolescencia hasta que lo abandonaron por la construcción del pantano de Yesa, quedando el núcleo urbano totalmente despoblado.

La publicación se completa con fotografías antiguas y un documento de alto valor etnográfico escrito por una vecina de la localidad nacida en 1923, según han apuntado desde la institución provincial.

El trabajo ha sido coeditado por el Ayuntamiento de Urriés, término municipal al que ahora pertenece parte del antiguo Ruesta, y la Confederación General del Trabajo (CGT), quien ostenta la gestión del núcleo urbano desde su cesión en 1992 por parte de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).

'Ruesta vive. Memoria oral de un pueblo junto al pantano de Yesa' se puede descargar gratuitamente en formato digital en el espacio de la colección 'Cuadernos de Aragón' de la web de IFC.

Estructura

Los contenidos se desgranan por medio de un esquema de carácter etnográfico, de manera que la publicación comienza con los conocimientos y vivencias sobre el entorno y la relación con los pueblos vecinos y continúa con varios apartados en torno al ámbito de los trabajos, como la pesca de anguilas en el río.

Asimismo, se recoge información detallada de las tareas de cuidados y de la vida cotidiana en general. Después se recopilan testimonios en torno a aspectos de carácter más social, como los vínculos y roles familiares, los mecanismos de regulación social, los rituales de paso conforme avanzaba la vida de las personas, y sobre el carácter cíclico tanto de las faenas del campo como de las festividades de la localidad.

Vendimia en Ruesta
Vendimia en Ruesta
Silvia Araguás

Por último, se concluye con ámbitos relacionados con el patrimonio cultural inmaterial, entre los que destacan las creencias populares, el lenguaje y la literatura y las diversiones de antaño, como los juegos, deporte o bailes.

Esta agrupación de recuerdos supone una reconstrucción de las formas de vida del ámbito rural antes del desarrollo y el éxodo de los años 50 y 60, y describen la fisionomía del pueblo y de las construcciones de la época -durante la primera mitad del siglo XX el núcleo contaba con unos 500 habitantes-.

Así, se citan tradiciones muy arraigadas como la fiesta de la matacía, la tradición vitivinícola en la zona, la impronta de profesiones ya perdidas como la de los tejedores y pelaires -dedicados a desarmar colchones de lana-; el viaje de las mujeres que en invierno marchaban a trabajar a las fábricas francesas de alpargatas; o el traslado fluvial de maderos en forma de almadías como forma de transporte, característico de los ríos pirenaicos y que fue declarado Bien de Interés Cultural de carácter inmaterial en Aragón en 2013.

También se incide en capítulos que relatan el estallido de la Guerra Civil y la presencia del maquis, así como el periodo de la expropiación y la búsqueda de las familias de Ruesta de nuevos lugares y formas de vida. "El choque vital y colectivo que supuso para sus habitantes el abandono de todo un pueblo puede explicar la nitidez y el grado de detalle que presentan muchas veces los recuerdos recogidos", ha explicado el autor, Félix A. Rivas.

Este trabajo da continuidad a los proyectos de investigación histórica y de rehabilitación del patrimonio inmueble realizados en torno al núcleo urbano de Ruesta desde que en 1992 fuera cedido a la Confederación General del Trabajo por la Confederación Hidrográfica del Ebro, organismo estatal titular de los terrenos expropiados dentro del antiguo municipio de Ruesta.

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