Chachachá sin culpa: la Asociación de Mayores Actur visita las residencias de Zaragoza cargada de alegría y arte

Después del parón obligado por la pandemia, este colectivo retoma sus visitas a centros de la tercera edad en la capital zaragozana, sin descartar algunas visitas a localidades cercanas 

José Luis Lambán y Mari Cruz Miral, de la Asociación de Mayores Actur.
José Luis Lambán y Mari Luz Miral, de la Asociación de Mayores Actur.
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Dice el DNI de Mari Luz Miral que tiene 70 años de edad. “Esos mismos, ya son unos cuantos. Y todas las ganas del mundo de hacer cosas, por supuesto”. Ha pasado unos días de descanso en Huelva, recargando las baterías y alimentando su principal ilusión actual: seguir alegrando con su arte y el de sus compañeras y compañeros el día a día de las residencias de ancianos de Zaragoza capital. “También hemos ido a Villanueva de Gállego y María de Huerva, ¿eh? Pero sí, sobre todo en la ciudad y algunos barrios rurales, como Casetas. Queremos llegar a todas, regresamos a la actividad después de todo el parón de la pandemia; nos llaman mucho, y nosotros, felices”.

Mari Luz pertenece al Centro de Mayores Rey Fernando del Actur; eso sí, recalca que en lo referente a su actividad habla en nombre de la Asociación Mayores Actur. Además, coordina un grupo de 18 personas, mujeres la mayoría, que se multiplica para completar diversas iniciativas lúdicas de carácter artístico. “La idea es llevar alegría a sitios que han estado llenos de pena en estos años. Y ojo, que ya lo hacíamos antes del covid. Ahora toca terminar con esa tristeza y cada uno debemos hacer lo que podamos, a ver si levantamos el ánimo a los de las residencias, que igual son los que peor lo han pasado con todo esto, aunque desde luego ha sido terrible para todos nosotros. Por nuestra parte, además, seguimos aprendiendo el asunto de las artes y la escena: en el Centro tenemos la suerte de contar con una profesora majísima que da tres clases a la semana”.

Este colectivo retoma sus visitas a centros de la tercera edad en la capital zaragozana.

Mari Luz repasa algunas de las últimas iniciativas escénicas del colectivo; el chachachá sin culpa, al revés de aquello que cantaba Gabinete Caligari, entra en sus competencias. “Tenemos sevillanas, bailes de salón, latinos y otros, también teatro, parodias… y todo lo inventamos nosotros. Hace nada estrenamos en el Centro de Mayores de Casablanca la obra ‘Qué cara está la luz’, y poco antes otra llamada ‘Mangando’… llevamos ya casi cinco años con esto. Lo hacemos todo de manera voluntaria, sin coste alguno para quien nos llama; éramos muy activos desde el principio, y nos sugirieron en su día desde el Ayuntamiento que podíamos llevar esa energía nuestra a otros lugares. Así empezamos a dar vueltas por la ciudad. La mayoría del grupo tenemos entre 70 y 75 años, aunque también contamos con cuatro personas más jóvenes; yo presento, organizo y algún bailecico con mi marido, José Luis Lambán, sí me echo. Él me ayuda en todo”.

"La idea es llevar alegría a sitios que han estado llenos de pena en estos años"

Con energía de sobra

Mari Luz tiene raíces en Luna, y su marido, en Ejea de los Caballeros, pero están muy contentos en el Actur… aunque ella mantiene intacta la devoción por su Virgen de Monlora. “Allá en el Centro Rey Fernando nos implicamos en todo lo posible, desde echar una mano a los Reyes Magos hasta organizar fiestas. Estoy acostumbrada a trabajar y superar obstáculos, y lo mismo mis compañeras. Yo estuve muchos años en una empresa que quebró, y cuando ocurrió eso me puse una frutería buenísima en el barrio, era todo muy bueno. La mantuve 15 años, hasta que el cuerpo me dijo ‘basta’ y tuve que parar; mi marido me ayudaba al salir de su trabajo y teníamos una moza que también faenaba, pero la salud siempre es lo primero y yo no sé delegar”.

A la hora de aplicar la creatividad, el grupo se entrega al máximo. “Tenemos la suerte de contar con mucho apoyo. En el Centro Cívico Río Ebro, el Ordóñez como le decimos aquí, nos dejan una sala todas las semanas para ensayar, y también actuamos allá; en el Centro de Mayores lo mismo, la directora Olga siempre se presta a ayudarnos. Lo mismo digo de la Junta de Distrito, han estado ahí apoyando desde el principio. Los libretos de las obras son de Jesús Lasobras, las parodias las hace muy bien; en cuanto a los bailes y coreografías, son cosa del grupo, lo hablamos entre todos y se aprueban por consenso. Siempre se decide todo por unanimidad, es la forma de que funcione”.

Espíritu de solidaridad

Aunque ella no lo comente de manera explícita, atribuyendo todo el tiempo los méritos al grupo, el carácter solidario y alegre de Mari Luz es bien conocido en el barrio. Fue una de las muchas voluntarias que cosieron equipos de protección individual en la primavera de 2020 para los sanitarios en aquellos caóticos primeros días de la pandemia, en pleno confinamiento. Por si fuera poco, canalizó una donación de la firma Plásticos Fleta, consistente en 5.000 batas. De aquella experiencia recordaba hace ahora dos años que la Policía Local había estado “genial; las recogieron, las acercaron al IASS para que se homologaran e incluso llevaron cajas al Clínico. Voy a seguir cosiendo, me gusta ayudar del modo en que sea posible”. En una forma diametralmente distinta, que no opuesta, esta hija de Luna está cumpliendo su palabra.

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