semana santa

Cinco horas de un multitudinario Santo Entierro que llenó el centro de Zaragoza

Miles de cofrades participaron en el Santo Entierro, tras dos años sin procesiones.

Procesión del Santo Entierro en Zaragoza.
Procesión del Santo Entierro en Zaragoza.
Francisco Jiménez

Cuando la Marcha de los Reyes de Aragón se escuchó en la plaza del Justicia de Zaragoza, más de uno se tuvo que pellizcar. "Es una alegría muy grande, porque esto se lleva aquí dentro", confesaba Marisa Magallón a la par que se llevaba la mano al corazón, con el hábito de la Institución de la Sagrada Eucaristía. Como Marisa, este Viernes Santo por la tarde participaron miles de cofrades en el Santo Entierro, la que popularmente se llama la "procesión de procesiones".

Las dos hileras de miembros de la Sangre de Cristo y los hermanos mayores formaron un pasillo por el que desfiló la bandera de la hermandad. Tras ella, comenzó el relato de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo a través de sus imágenes. El pueblo hebreo, las sibilas o algunos personajes bíblicos precedieron a las cofradías y hermandades. Pocos minutos antes de la salida, la niña que representaba a la Verónica se apoyaba en una columna de Santa Isabel de Portugal: "Me han dicho que son tres horas de procesión", decía con ánimo. Junto a ella San Pedro con las llaves, el Rey David con la lira, la samaritana con el cántaro, Moisés con las tablas o Abraham con el bastón en la mano. Esta parte se incorporó al Santo Entierro en el siglo XVII. Tampoco faltaron las escalerillas o los estandartes de las doce tribus de Israel. 

"Ha sido muy emocionante porque ha sido como retomar la normalidad"

"Ha sido muy emocionante porque ha sido como retomar la normalidad", reconocieron Jesús Celma, hermano mayor de la Oración en el Huerto, junto a Teresa, otra cofrade. En una de las capillas de Santa Isabel encendían una a una las velas del paso de Nuestra Señora de la Confortación. La disposición de los pasos era un tanto diferente a cómo habían estado durante las guardias de vela de estos dos últimos días. Escenas, Cristos y Vírgenes estaban puestos en orden de salida, a los que se sumaban los alojados en el Colegio Notarial de la misma plaza del Justicia.

Es la más multitudinaria de la ciudad; participan en ella todas las cofradías, congregaciones y hermandades.
Es la más multitudinaria de la ciudad; participan en ella todas las cofradías, congregaciones y hermandades.
Francisco Jiménez

A las 16.30 ya se empezaron a escuchar los primeros redobles en iglesias del Casco Histórico. Con extrema puntualidad salió la Humildad del convento de las Mónicas e iniciaron por la calle de Doctor Palomar su camino hacia Santa Isabel de Portugal. Lo propio repitieron el Prendimiento desde Escolapios, la Piedad en San Nicolás o el Silencio y las Esclavas, que salieron desde la parroquia de San Pablo. Además de la Humillación, el Ecce Homo y la Coronación desde San Felipe. Por esta razón se incorporaron desde otros puntos de la plaza, como la calle del Buen Pastor o de Santa Isabel. Conforme avanzaba la tarde, las calles aledañas de la plaza del Justicia se llenaron de una mezcla de colores de los hábitos de todas las cofradías. Tras completar el recorrido, algunas cofradías también regresaron a sus sedes en procesión.

Cuando tan solo quedaban 15 minutos, se hizo el silencio dentro de San Cayetano, ambiente que combinaba con el del exterior. El entorno de San Cayetano también fue un hervidero de emociones compartidas, de reflexiones sobre toda esta semana. Cientos de personas aguardaron desde horas antes de su inicio. Ventanas, la fuente de la Samaritana o cualquier alto fueron bueno para ver algo más allá que el final de los capirotes o los pasos. Incluso los árboles. Las murallas romanas hicieron de grada para cientos de personas, que se sentaron en los restos de los II y III d.C. para ver la procesión. Esta parte del trayecto se recuperó después de varios años, en primer lugar por culpa de las obras del Mercado Central y después como consecuencia de la pandemia. 

Es la más multitudinaria de la ciudad; participan en ella todas las cofradías, congregaciones y hermandades
Es la más multitudinaria de la ciudad; participan en ella todas las cofradías, congregaciones y hermandades
Francisco Jiménez

La multitud también estuvo en los altillos de la fuente de Goya, en los maceteros de la plaza del Pilar o en los bancos de la plaza de San Bruno. Ahí de pie, en cambio los más previsores optaron por las terrazas de los bares o por llevar la silla de casa, una estampa que regresó tras los dos años pandemia. "Las últimas semanas santas han sido muy raras", las calificó Esperanza, que vio la procesión sentada entre sus hijas Cristina y María. El tiempo, con más de 20 grados, acompañó a cofrades y público. 

Procesión del Santo Entierro en Zaragoza.
Procesión del Santo Entierro en Zaragoza.
Francisco Jiménez

Casi tres horas después de que se escuchara la marcha de los Reyes de Aragón se detuvo en la puerta el Cristo de la Cama. Su carroza, decorada con laurel, era sinónimo del fin de salida, pero no la procesión. Con los sonidos fúnebres de los Ministriles de Zaragoza se abrió camino por las calles de la ciudad, incitando a santiguarse a muchas personas a su paso. Esta es una de las tallas que más devoción causa en la capital aragonesa y muestra de ello fue la respuesta de la ciudad, que echó a la calle para volver a ver el Santo Entierro. Y estuvieron hasta el final, porque a las 23.30 -cinco horas y media de procesión-, todavía era complicado encontrar un hueco en la calle de Manifestación. 

Así fue el Santo Entierro, en vídeo

Miles de personas salieron a la calle para ver o participar en la que llaman "la procesión de procesiones".
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