semana santa

El ansiado Encuentro tendrá que esperar

La lluvia obligó a cancelar las salidas de la Dolorosa y el Calvario, que hoy trasladará sus pasos a Santa Isabel. Otras cofradías como el Ecce Homo o el Prendimiento sí completaron unos recorridos acortados por la llovizna.

La Hermandad de San Joaquín y de la Virgen de los Dolores decidió no sacar los pasos a la calle
Dos hermanos de la Dolorosa, después de conocer la suspensión de la procesión del Encuentro.
Oliver Duch

La lluvia rompió la noche de Miércoles Santo. Alrededor de las 21.00 comenzó a chispear en el centro de la ciudad y, aunque algunas cofradías sí salieron con sus imágenes y tambores, las protagonistas de la noche, el Calvario y la Dolorosa, decidieron no hacerlo. El ansiado Encuentro tendrá que esperar un año más, para disgusto de los cofrades que –después de los dos años en blanco por la pandemia– deseaban reencontrarse en la medianoche en la plaza del Pilar.

La hermandad de San Joaquín decidió, en primera instancia, retrasar una hora su salida desde Santa Isabel. Tras leer los seis primeros dolores desde el interior del templo, llegó la temible noticia: «Con mucho dolor de corazón, vamos a suspender la procesión». Estaba todo listo, los atributos iluminados, los tambores colgados... hasta se escuchó el mítico «abajo terceroles», pero solo la sección de tambores marcó el paso pendular. Se marcó la ‘Lenta’ de siempre como testimonio de amor por la Virgen, que salió al umbral de San Cayetano. Los últimos redobles de la marcha final devolvieron a la Virgen al interior y la plaza rompió en aplausos. Cuando se levantaron los terceroles, los rostros ya no podían esconder los ojos rojos, el semblante de tristeza. «No ha podido ser, pero hemos acompañado a la Virgen», consolaba una manola.

La historia fue similar en Santa Engracia. El avance de la tarde, de paraguas cerrados, parecía augurar una noche de procesión. Los cofrades del Calvario se arropaban con las capas mientras se secaban las lágrimas de vuelta a casa. Hoy, a las 10.00, trasladarán los pasos hasta San Cayetano por el paseo de la Independencia. La Humildad también suspendió su viacrucis por la Magdalena y la expectación se quedó huérfana por las calles de Doctor Palomar, Cantín y Gamboa o el Coso.

A estas tres suspensiones se sumó el traslado del Cristo de la Séptima Palabra desde la basílica del Pilar hasta Santa Isabel de Portugal. La talla, obra de José Manuel Miñarro, iba a ser portada a hombros por los hermanos de las Siete Palabras, pero la lluvia lo impidió.

El público sediento de procesiones se dirigió entonces al Arrabal. La salida de la cofradía del Santísimo Ecce Homo era otra cita obligada. Partió desde la iglesia de Altabás con dos bellísimas tallas: el antiguo Ecce Homo de Llovet –figura fundacional, propiedad de la Sangre de Cristo– y el Ecce Homo de San Felipe, una valiosa pieza del siglo XVI. Ambas tuvieron que cubrirse con plásticos para evitar que la lluvia las deteriorara y, aunque las imágenes solo se adivinaban, emocionaban igualmente con el sonido de las matracas y el acompañamiento de los cofrades de hábito negro. Entre paraguas, una multitud expectante acompañó al paso y la peana por el corazón del Arrabal hasta que se cruzó en silencio el puente de Piedra. La hermandad estrenó anoche un guion, con motivo de su 75 aniversario como cofradía penitencial, que sustituye al que se venía utilizando desde 1990.

Otros focos de atención

También mucha expectación se concentró desde las 20.30 en el entorno de la calle de Unceta, desde donde partió la procesión extraordinaria del 75 aniversario del Prendimiento. Con guiños a su historia (como la recuperación de las esclavinas y algunas marchas) los hermanos calasancios llevaron el paso del Beso de Judas. La llovizna calló a los instrumentos por Alfonso I y el sepulcral silencio fue la sintonía de su camino.

La cofradía de Jesús de la Humillación protagonizó su segunda salida de Pascua, esta vez centrada en María de la Amargura, que fue recibida entre jotas y tambores a las puertas de San Felipe.

En este breve inventario de lo que pudo verse anoche en Zaragoza hay que citar también algunos desfiles que tuvieron que acortarse por los barrios. Por ejemplo, ayer fue turno también de la procesión titular de las Negaciones, que cada año que pasa aporta más riqueza patrimonial a su paso de Jesús de la Soledad. La cofradía de Miralbueno decidió retrasar un poco su salida y prescindir de su predicación en el Portillo. No obstante, tenía previsto recogerse en Santa Isabel pasada la medianoche tras una procesión que les llevó por Conde de Aranda y la plaza de SanFelipe.

Por su parte, la Llegada se dejó ver por su barrio, el Oliver, antes de emprender hoy su larga marcha –de más de cinco kilómetros– hasta San Cayetano. Anoche hizo un recorrido corto y solo con la peana del Cristo de la Paz, aunque con todos los atributos y estandartes. 

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