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Abusos a menores en Zaragoza: “Pese a todo lo que me ha pasado, yo sigo teniendo cariño a mi padre”

Una chica ha relatado este jueves ante un tribunal el inmenso dolor que supone sufrir abusos por parte de una de las personas a las que más quieres. La Fiscalía ha pedido prisión para el padre, pero ha tenido que rebajar la pena.

El acusado, de espaldas, a la salida de la sala de vistas de la Audiencia de Zaragoza.
El acusado, de espaldas, a la salida de la sala de vistas de la Audiencia de Zaragoza.
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Los psicólogos definen la ambivalencia como un estado de ánimo en el que coexisten dos sentimientos opuestos, como el amor y el odio. Y parece que solo esta fuerte contraposición de sensaciones explicaría que una menor que supuestamente fue víctima de abusos sexuales continuados por parte de su padre siga hoy queriéndolo, hasta el punto de preferir callar y no verbalizar alguno de los pasajes más dolorosos de su traumática experiencia para intentar aminorar el castigo de su padre.

Para la Fiscalía, esto podría ser lo que le ocurre a una chica que hace ahora dos años denunció a su progenitor ante la Guardia Civil. Durante el juicio celebrado este jueves en la Audiencia de Zaragoza, el acusado, José Ángel P., ha negado que se aprovechara sexualmente de la menor y ha tratado de convencer al tribunal de que la denuncia podría tener su origen en una pataleta. “Se enfadó porque no la dejé ir al cumpleaños de su amiga y se marchó de casa”, ha declarado.

Sin embargo, el Ministerio Público y la acusación particular han entendido que existe prueba suficiente para condenar al encausado, para el que han solicitado una pena de cinco años de prisión y que se le retire la patria potestad durante el mismo tiempo. Todo lo contrario opina la defensa, para la que el relato de la denunciante no resulta ni mucho menos congruente. “Basta comprobar que en su día habló de tocamientos e incluso de la introducción de un dedo y ahora de esto último no se acuerda”, ha señalado la letrada María Ángeles Vera para proponer después la absolución del acusado.

Cierto es que la denunciante ha contestado este jueves que no se acordaba de si su padre, cuando el 23 de febrero de 2020 se metió en su cama vestido únicamente “con un tanga”, hizo algo más que manosearla por debajo del pijama. Pero las acusaciones justifican su respuesta, precisamente, en ese sentimiento de ambivalencia. “Pese a todo lo que me ha pasado, yo sigo teniendo cariño a mi padre. Y me preocupo por él”, ha reconocido la menor durante su declaración, en la que ha dado muestras del gran dolor que le supone verse en esta situación.

La Fiscalía pedía inicialmente 13 años de prisión, ya que la víctima había hablado en su día de abusos con acceso carnal. Pero el relato que hoy ha hecho ante los magistrados de la Sección Tercera le ha llevado a rebajar considerablemente la petición de condena. Y lo mismo ha hecho la abogada que defiende los intereses de la víctima.

En la vista han comparecido también como peritos los forenses, las psicólogas y las trabajadoras sociales que valoraron a la chica. Han coincidido en que se trata de una menor “muy impulsiva” a la que resultó difícil entrevistar. “Era muy reacia a hablar, pero sí que contó que su padre se había metido alguna vez en su cama. Evitaba siempre profundizar”, ha explicado una de las profesionales del Instituto de Medicina Legal de Aragón. En cualquier caso, para ellas el relato de la denunciante sería creíble.

Lo que ha quedado claro a todas luces es que la vida de esta menor no ha sido fácil. Ha vivido siempre con su padre, su tío y su abuela, viendo a su madre en contadas ocasiones. Y ella no ha dicho que estuviera mal con su familia paterna. “Por una parte estaba a gusto, pero por otra no”, ha confesado, al referirse a los abusos. Según esta, los problemas surgían cuando su padre bebía, ya que era entonces cuando se colaba de noche en su cuarto. “Yo dormía casi siempre con mi abuela para que no pasara nada”, ha explicado. A raíz de la denuncia, fue apartada de su padre. Pasó un tiempo con  una familia de acogida y ahora vive en un centro de menores.

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