El rey del 'simpa' vuelve a actuar: detenido de nuevo por negarse a pagar en un restaurante del centro de Zaragoza

Este domingo, apenas dos semanas después de que un juez de guardia lo enviara a prisión, ha vuelto a las andadas con el mismo modus operandi.  

Antonio Miguel Grimal Marco, al ser detenido este domingo en la hamburguesería Goiko de la calle San Miguel de Zaragoza por negarse a pagar
Antonio Miguel Grimal Marco, al ser detenido este domingo en la hamburguesería Goiko de la calle San Miguel de Zaragoza por negarse a pagar
Goiko

De nada sirven las detenciones: Antonio Miguel Grimal Marco, famoso por apretarse opíparas comida y negarse a pagar la cuenta, volvió a hacer lo mismo este domingo, 27 de marzo, en el centro de Zaragoza, recién salido de prisión. 

Así, la Policía Local de la capital aragonesa ha comunicado este lunes que el ya famoso por hacer 'simpas' en numerosos establecimientos de Zaragoza fue detenido el domingo pasado a las 17.00 en un local de la calle San Miguel, después de negarse a pagar los 47.50 euros que costaba la comida.

Aunque el juez de guardia  lo envió a prisión el pasado 13 de marzo,  cuando ya acumulaba nueve detenciones este mes por irse sin abonar la factura de diferentes restaurantes, ha vuelto a la carga apenas dos semanas después con el mismo modus operandi.  

"Sospeché que quería salir a fumar y no iba a volver a pagar"

El lugar elegido para comer sin abonar el importe ha sido en esta ocasión la hamburguesería Goiko. La joven camarera Marianela Peña todavía no sale de su asombro ante lo ocurrido. Según explica, el peculiar 'cliente' llegó sobre las cuatro de la tarde, ocupó una mesa junto a un extremo de la barra y pidió una Kevin Bacon (la hamburguesa 'best seller' del local, de 12,9 euros) con patatas finas, una ensalada César (11,9 euros) y teques (palitos rellenos de queso, 8,9 euros). "De beber pidió tinto de verano, me sorprendió que de los tamaños que le dije que había, eligiera la jarra más grande para él solo", explica Marianela. Por último, pidió un café con whisky y helado. 

Marianela Peña, camarera de Goiko, junto a la mesa que ocupó el rey del 'simpa', Antonio Miguel Grimal Marco.
Marianela Peña, camarera de Goiko, junto a la mesa que ocupó el rey del 'simpa', Antonio Miguel Grimal Marco.
Oliver Duch

Una vez que acabó de comer, empezó a pedir tabaco a los otros clientes de muy malos modos. "Entonces sospeché que quería salir a fumar y no iba a volver a pagar, así que aunque un compañero tenía un paquete, le pedí que no le diera". 

Y llegó el momento de pasarle la cuenta: "Dijo que se había dejado en casa el chaleco donde llevaba la cartera y el móvil. Me quedé en shock, es la primera vez que me ha pasado algo así, ¡y él estaba tan tranquilo!", exclama la camarera.  

"Dijo que se había dejado en casa el chaleco donde llevaba la cartera y el móvil. Me quedé en shock, es la primera vez que me ha pasado algo así, ¡y él estaba tan tranquilo!"

"Así que llamé al jefe y me dijo que avisara a la Policía. Cuando llegaron los agentes, les dijo: sé que vosotros ya me conocéis, yo a vosotros no".  El experimentado pícaro recibirá la enésima denuncia por no querer pagar la consumición.

Exterior de la hamburguesería Goiko, en la calle San Miguel.
Exterior de la hamburguesería Goiko, en la calle San Miguel.
Oliver Duch

De hecho, no es la primera vez que Antonio Grimal come tranquilamente y se niega a pagar en un restaurante de la misma calle San Miguel de Zaragoza. Lo hizo hace apenas un mes en el restaurante Plaza Goya, ubicado a apenas unos metros del Goiko. "El viernes pasado iba a ser el juicio, pero como estaba en prisión no se celebró", dice Marlon Gutiérrez, responsable del citado local. Según explica, el especialista en 'simpas' llegó al Plaza Goya cuando la cocina estaba cerrada, así que degustó varias tapas de la barra, como torreznos, bocadillos y montados, y se tomó dos coca colas, dos cervezas, un café, un helado y dos cubatas. En total, unos 45 euros que se negó a pagar. "Llamad a la policía", pidió con su habitual parsimonia. Y llegaron los agentes y se lo llevaron detenido. Pero duró poco, como siempre.

Antonio Miguel Grimal, en un juicio en la Audiencia en diciembre de 2017 por no pagar dos cenas
Antonio Miguel Grimal, en un juicio en la Audiencia en diciembre de 2017 por no pagar dos cenas
Guillermo Mestre

Natural de Barcelona, Antonio Grimal, de 47 años, vive de una pensión no contributiva y, visto lo visto, de la hostelería zaragozana. En su historial constan 46 detenciones por idénticos delitos d estafa, todos leves, pero delitos. Esta calificación del tipo delictivo es la que le permite acumular arrestos y reincidencias sin que agrave las consecuencias, de acuerdo con la jurisprudencia del Tribunal Supremo.

La última vez que un juez lo envió a prisión fue el pasado 13 de marzo por una cena en un restaurante de la plaza de Emperador Carlos. La Policía se lo llevó detenido por no tener un domicilio conocido y terminó en Zuera por orden judicial. Solo en esa semana había sido arrestado los días 5, 6, 8, 9 y 11. Cuando fue conducido al juzgado, asistido por la letrada Victoria Jiménez, ese día de guardia en el turno de oficio, el perjudicado reclamó 57 euros de la cena y 90 de multa que le impuso el juez. Antonio Miguel Grimal dijo que sí a todo y, descontadas de la multa cuatro cuotas por los dos días de arresto, se quedó un total de 144 euros que pidió pagar a plazos repartidos en los meses de abril, mayo y junio. Pero como, finalmente, no tenía ninguna intención de abonar nada de nada, solicitó al juez que le sustituyera la multa por unos días de estancia en la cárcel de Zuera, donde estuvo hasta el 25 de marzo.

Anteriormente, la vez que vivió la situación más comprometida judicialmente fue el 19 de diciembre de 2017 en la Audiencia Provincial de Zaragoza, cuando la Policía lo llevó esposado desde la prisión de Zuera después de que los jueces tomaran la decisión de enviarlo a la cárcel debido a que se negaba a responder sus reiteradas citaciones y por temor a que siguiera cometiendo estafas.

Sin embargo, pudo beneficiarse de la doctrina del Tribunal Supremo dictada dos meses antes de su detención en una sentencia que establecía que en casos de delitos leves no se puede aplicar la agravante de reincidencia porque se impondrían a los encausados "penas desproporcionadas".  

 

 

  

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