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Agustín Domingo: "Los partidos políticos son trituradoras de personas"

El catedrático de Filosofía de la Universidad de Valencia presentó recientemente en Zaragoza la obra ‘¿Librar la batalla cultural? De la cultura pensada a la cultura vivida’, en la que colabora y es uno de los editores.

Agustín Domingo, catedrático de Filosofía de la Universidad de Valencia, en la sede de Ibercaja en Zaragoza.
Agustín Domingo, catedrático de Filosofía de la Universidad de Valencia, en la sede de Ibercaja en Zaragoza.
Francisco Jiménez

Comenta que el objetivo de la obra ‘¿Librar la batalla cultural? De la cultura pensada a la cultura vivida’ es, sobre todo, promover el debate de ideas. ¿Cómo llega una sociedad a no contrastar pareceres?

Muchas veces por apatía, falta de lectura, por comodidad, por individualismo… Las nuevas generaciones reciben todo hecho y en lugar de leer un libro tienes el resumen de internet, en el Rincón del vago, y no tienen que esforzarse. Ante esta civilización tecnológica del bienestar y demás, el resultado está siendo un ciudadano que lee poco, que se conforma y que está en lo emotivo.

Dice que leer se ha convertido en una herramienta revolucionaria.

Sí. Es un trabajo subversivo; hay muy poca gente que lee.

Una sociedad que no debate, ¿a qué peligros se expone?

Al peligro del populismo y del borreguismo. Que llegue un líder que quiera dirigirnos como pastor y nos lleve como borregos a un sitio u otro. Si no hay sujetos con capacidad crítica no hay sociedad abierta y, por lo tanto, el riesgo es el estatalismo: que el Estado nos dé todo y nosotros somos ciudadanos pasivos. O que no haya Estado, cada uno haga lo que le dé la gana y es la lucha del más fuerte.

¿Qué papel juegan las redes sociales?

Fragmentan. Creemos que nos vinculan, pero estar conectado no es estar comunicado. Mi reto es: aprovechemos la conexión que las redes nos facilitan para modificar las estructuras de la comunicación para hacerlas más ricas.

Ahí aparecen las noticias falsas.

Sí. Las ‘fake news’ y el emotivismo con el cual las redes se alimentan. Una mentira repetida 200.000 veces acaba siendo una verdad.

¿Qué debemos entender por batalla cultural?

Es la batalla de las ideas, el hecho de que en la vida pública haya pluralidad de cosmovisiones, de religiones, ideologías… Es la batalla de una sociedad viva, donde no desprecias al otro por tener una idea distinta a la tuya y no lo ridiculizas por no pensar igual que tú.

Uno de los 17 coautores del libro es Cayetana Álvarez de Toledo. ¿Qué lecciones se pueden sacar de todo el espectáculo vivido en torno a la caída de Pablo Casado?

Hay una lección de Cayetana clave: los partidos trituran a las personas. Los partidos son thermomix y trituradoras de personas. La persona brillante, con trayectoria, autónoma, con capacidad de juicio y mayor de edad probablemente no vale para estar en un partido; y eso es un drama. ¿Por qué los partidos tienen que ser reinos de mediocres?

¿Qué político necesita este país?

Necesitamos hablar más, respetarnos más y, sobre todo, alguien que una, no que separe. Lo que distingue al hombre de Estado del político es que el primero piensa en la futura generación y el segundo, en la actual y en su sueldo. Necesitamos políticos que tengan trabajo y sueldo fuera de la política para que puedan entrar y salir sin ningún problema. La mayor parte de nuestros diputados viven de ella y eso tiene un problema.

"Hay que reivindicar el latín, el griego, la filosofía… Es realmente inútil, pero lo más valioso cuando no se tiene nada"
"Me gustaría tener estudiantes con los que me midiera y me hicieran cambiar de ideas"

Como catedrático de Filosofía asegura que estamos en un ocaso de las Humanidades.

Claro. Hay que reivindicar el latín, el griego, la filosofía… Es realmente inútil, pero lo más valioso cuando no se tiene nada.

¿Qué sistema educativo le gustaría que hubiera en España?

Rectificar y corregir el que hay para darle más peso a la lectura. Uno donde se hicieran más obras de teatro y conociéramos a nuestros clásicos. Solo con eso ya sería suficiente. Imagínate que alguien termina secundaria o bachillerato leyéndose el Quijote, a Jorge Manrique, a Galdós…

¿Con qué alumnos se encuentra?

Con estudiantes frágiles. Me gustaría que leyeran más para que fueran los dueños de sus propios proyectos. Y me gustaría tener estudiantes con los que me midiera y me hicieran cambiar de ideas.

¿Hay alguna sociedad que, a su juicio, sirva de ejemplo?

No idealizo a nadie. España es un país espectacular.

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