Tercer Milenio

En colaboración con ITA

micología

Descritas dos nuevas especies de setas halladas en el Parque Grande de Zaragoza

Guillermo Muñoz, riojano afincado en la capital aragonesa y micólogo aficionado, ha logrado determinar estas dos especies desconocidas por la ciencia, a las que ha bautizado ‘Inocybe caesaraugustae e Inocybe ianthinopes’.

‘Inocybe caesaraugustae', a la izquierda, e 'Inocybe ianthinopes’.
‘Inocybe caesaraugustae', a la izquierda, e 'Inocybe ianthinopes’.
Fungi Iberici, revista de la Sociedad Ibérica de Micología

El parque José Antonio Labordeta de Zaragoza, conocido popularmente como Parque Grande, es un hábitat natural para decenas de setas y hongos únicos en el mundo. Una rareza natural desconocida por todo aquel que no tenga afición por la micología, pero que está regalando a la ciencia nuevas e interesantes especies de estos seres vivos. Tanto, que en el presente siglo se han encontrado en el lugar más nuevos ejemplares que en todo el resto del planeta. Los dos últimos en llegar al catálogo fueron descubiertos en realidad hace incluso más de una década, en 2009 y 2012, pero no ha sido hasta ahora que han podido ser determinados completamente, después de años de estudios y laboriosos análisis. Detrás de este trabajo está Guillermo Muñoz, micólogo aficionado y un verdadero entusiasta de esta rama de la biología.

Muñoz, riojano afincado en la capital aragonesa, médico en el hospital Clínico, destaca la importancia del hallazgo, porque considera que es necesario dar a conocer estas especies para poder llegar a protegerlas, al estar en un espacio público muy concurrido por los ciudadanos y sujeto a modificaciones, obras o cambios en el terreno.

Precisamente, la interactuación humana hace que los parques como el Grande sean lugares óptimos para el crecimiento de estos hongos. “Hay desperdicios, heces de palomas, mucha diversidad de árboles y mucha agua de riego. Todo ello hace que sea el lugar ideal para estas especies, incluso más que en los propios bosques”, explica Muñoz. De hecho, en el espacio zaragozano se dan “muchos ejemplares interesantes”, y ya son seis las especies peculiares y desconocidas para la ciencia que han sido documentadas en él.

‘Inocybe caesaraugustae'
‘Inocybe caesaraugustae'
Fungi Iberici, revista de la Sociedad Ibérica de Micología

Pero vamos con las recién llegadas al catálogo, ‘Inocybe caesaraugustae e Inocybe ianthinopes’. Ambas son del género Inocybe, uno de los muchos en los que se subcatalogan las setas, y el ‘apellido’ suele venir dado de alguna característica que presente el espécimen. Y como daba la casualidad de que una de ellas no se parecía a ninguna conocida antes, fue encontrada en Zaragoza y no había ninguna seta u hongo que llevara el nombre de la capital aragonesa, Muñoz decidió bautizarla ‘caesaraugustae’ en honor al lugar donde fue encontrada.

Ambas fueron recolectadas en el jardín botánico y después las estudió durante largo tiempo en el microscopio, buscó en libros y catálogos, y después consultó con expertos en el género Inocybe para poder hacerles análisis moleculares y genéticos, porque en algunas ocasiones solo el ADN es capaz de diferenciar una seta ya determinada de otra sin determinar. Ahora ha resumido sus conclusiones en el trabajo ‘New species and combinations of Inocybe with lilac or violet colours in Europe’, publicado en la revista de la Sociedad Ibérica de Micología ‘Fungi Iberici’ junto a Fermín Pancorbo, de la Sociedad Micológica de Madrid, y Fernando Esteve-Raventós y Yolanda Turégano, de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid).

'Inocybe ianthinopes’
'Inocybe ianthinopes’
Fungi Iberici, revista de la Sociedad Ibérica de Micología

El micólogo reconoce que desde entonces no las ha vuelto a ver, pese a que vuelve todos los años al lugar para buscarlas. Aunque sigue encontrando ejemplares interesantes en los que trabaja sin descanso. Ya habrá determinado en torno a 150, y no sabe decir cuántas más tiene sin determinar, pero sigue trabajando en ello. No en vano, la afición le viene desde que, de pequeño, salía a recoger setas al bosque junto a si tío, otro gran aficionado. Así empezó, comprando libros, comparando, leyendo mucho y buscando en internet, donde descubrió foros en los que otros aficionados colgaban fotos de ejemplares hallados en parques y jardines, no tanto en bosques, como hasta entonces hacía él. Así pensó en rastrear el José Antonio Labordeta con la esperanza de hallar algunas sorpresas. Y sí, ‘Inocybe caesaraugustae e Inocybe ianthinopes’ son, entre otras, pequeños grandes regalos para la ciencia llegados de la mano de Guillermo Muñoz.

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