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Un abogado de Zaragoza vuelve a ser acusado de estafar a clientes: "Yo no manipulé nada, me 'hackearon' el correo"

El letrado, al que el Supremo condenó hace unos meses a 4 años de prisión, se enfrenta ahora a otra pena de cinco años.

El acusado, durante el juicio celebrado este viernes en la Audiencia de Zaragoza.
El acusado, durante el juicio celebrado este viernes en la Audiencia de Zaragoza.
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A la tercera fue la vencida. Y tras dos suspensiones consecutivas del juicio, una porque el acusado estaba hospitalizado y otra porque su vivienda se quedó aislada por la última riada del Ebro, la Audiencia Provincial de Zaragoza ha podido sentar por fin este viernes en el banquillo al abogado Miguel Ángel Caamaño, para el que la Fiscalía ha pedido cinco años de prisión por la presunta estafa de 6.588 euros a un matrimonio al que llevaba varios pleitos en los juzgados.

Los clientes aseguran que el letrado les envió varios correos electrónicos apremiándoles para que le ingresaran distintas cantidades de dinero en concepto de previsión de fondos. Pero la pareja terminó dándose cuenta de que, supuestamente, lo único que había hecho el investigado era simular gestiones y falsificar documentos para justificar sus emolumentos. De ahí que el matrimonio acabará denunciándolo y ahora intente recuperar su dinero. El Tribunal Supremo condenó el pasado mes de noviembre a este mismo abogado a cuatro años de prisión por estafar 7.690 euros a otra clienta.

“Yo nunca envié esos mensajes, alguien se metió en mi correo electrónico y me ‘hackeo’ el ordenador”, ha sido la excusa que ha dado hoy el acusado para negar la estafa a la pareja en 2017. Según los denunciantes, Miguel Ángel Caamaño les envió hasta tres ‘emails’ pidiéndoles que con urgencia le hicieran una serie de ingresos: 1.089 euros, 2.178 y 4.380 fueron los importes que les requirió alegando diferentes gastos, incluidos los de un informe pericial cuya autenticidad ahora también se pone en duda.

“Yo sé que entraron en mi correo electrónico, pero no sé quien”, ha declarado el encausado. “Pero las cantidades se ingresaron en su cuenta. ¿Quién podría tener interés en robarle a usted información del ordenador para luego darle a usted el dinero?”, le ha preguntado el fiscal, sin obtener una respuesta clara. “¿Y si no había enviado usted los mensajes ni pedido cantidad alguna, ¿por qué no las devolvió?”, le ha repreguntado.

“Nunca he negado que haya recibido unas cantidades. A estos clientes les estaba llevando varios asuntos, y entendí que eran provisiones de fondos y que más adelante haríamos una liquidación final”, se ha justificado el abogado, negando haber cometido cualquier delito o falsificado documento alguno.

Durante su declaración, el matrimonio ha explicado que contrató al letrado para que le llevara una causa penal y la ejecución de un desahucio. En el primer caso, los denunciantes han contado que les “saltó la alarma” al darse cuenta de que les estaba exigiendo dinero y enviando papeles en agosto, “cuando los juzgados están cerrados”. Las sospechas les llevaron a presentarse en el juzgado para comprobar si los documentos que les remitía su abogado eran reales. Y el funcionario con el que hablaron les manifestó que esos escritos “nunca habían sido dictados por el juzgado”.  

Igualmente, los afectados se pusieron en contacto con un perito para confirmar que había recibido los fondos que habían anticipado a Caamaño para hacer su trabajo (2.178 euros). El tasador, muy sorprendido, respondió que él no había pedido ninguna provisión de fondos como perito judicial, ya que ni siquiera había sido designado como tal por el juzgado. Tras conocer esto, el perito puso una queja ante el Colegio de Abogados de Zaragoza, que sancionó al letrado con dos meses de suspensión.

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