Tribunales

Un juez de Zaragoza investiga a un abuelo por abusar de su nieta durante los meses del confinamiento

El hombre huyó de casa al ver que la menor le contaba lo sucedido a su madre y ha costado casi año y medio localizarlo.

El juicio se celebró este martes en la Ciudad de la Justicia de Zaragoza.
Imagen de archivo de la Ciudad de la Justicia de Zaragoza.
Heraldo.es

El titular del Juzgado de Instrucción número 11 de Zaragoza investiga los presuntos abusos sexuales continuados a los que un abuelo sometió a su nieta durante el primer confinamiento domiciliario impuesto por el Gobierno central para frenar la pandemia de covid-19.

 El hombre, de 72 años y del que no se facilitan datos para proteger a la víctima, se quedó a vivir en casa de su hija hasta mayo de 2020, cuando sospechó que la chica iba a contarle todo a su madre y decidió marcharse de la vivienda. Dijo que se iba a comprar tabaco, pero lo cierto es que la familia no volvió a saber nada de él hasta finales de septiembre de 2021, cuando gracias a una orden de busca y captura fue detenido en Tarragona.

Según las pesquisas de la Unidad de Familia y Mujer (UFAM) de la Policía Nacional, los hechos se habrían producido entre marzo y mayo de 2020. Pero la menor, que tenía por entonces 15 años y le habían diagnosticado una discapacidad intelectual por inteligencia límite, tardó algún tiempo en atreverse a hablar con su madre. Y cuando por fin se sintió capaz de hacerlo, tan solo le reveló una pequeña parte de lo que su abuelo presuntamente le estaba haciendo. De hecho, no fue hasta bastantes meses después, cuando la menor empezó a asistir al psicólogo, cuando salieron a la luz los episodios más graves.

La madre denunció los presuntos abusos en comisaría el 8 de julio de 2021, el mismo día en que la especialista que atendía a su hija le puso al corriente de todo lo esta venía callando. La mujer contó a los agentes que había intentado aclarar todo con su padre, pero llevaban casi año y medio sin saber nada de él. 

Según esta, la precipitada huida del presunto agresor se produjo la misma tarde que su hija entró en la cocina y le dijo que tenía que contarle una cosa. La menor se puso nerviosa y empezó a hiperventilar, por lo que su madre esperó a que se calmara para llevársela a una habitación y cerrar la puerta. El abuelo estaba en el salón viendo la tele y presenció la escena. Y todo apunta a que se temió lo que iba a pasar, porque se marchó con lo puesto y no volvió a contestar a ninguna llamada ni mensaje.

La pregunta que se plantea es: ¿por qué no acudió la madre aquel mismo día a la Policía? Según declaró la mujer ante los funcionarios de la UFAM, en aquella ocasión su hija no le habló de los abusos. La chica solo le contó que su abuelo le había ofrecido 100 euros por tumbarse desnuda en la cama. 

Al parecer, también le dijo que en una ocasión se había despertado por la mañana con el sospechoso encima, mirándola fijamente. Eso y que el hombre la amenazó con matar a su gata si contaba algo. Preocupada, la madre preguntó repetidas veces a la menor si su abuelo le había hecho algo más. Pero ella contestó que no, por lo que decidieron no denunciar.

Sin embargo, pasados unos meses, la chica empezó a sentir vértigos y mareos. Pasó por la consulta del otorrino, del oftalmólogo y del neurólogo. Y al no apreciarle nada extraño terminaron derivándola al psicólogo, donde decidió poner fin a su silencio y contar que su abuelo abusó de ella en numerosas ocasiones: unas en el domicilio y otras fuera. Según la víctima, el hombre no se conformó con manosearla por debajo de la ropa contra su voluntad, sino que fue bastante más allá.

“El relato de la menor sobre los supuestos abusos cumple criterios para ser considerado probablemente creíble"

Al tratarse de una menor, el juez que instruye la causó encargó una informe psicológico y social sobre la denunciante. En sus conclusiones, los especialistas del Instituto de Medicina Legal de Aragón confirman la discapacidad intelectual y el déficit de atención de la chica, dejando claro que ello no le impide prestar un testimonio válido. 

Pero no se quedan ahí, ya que aseguran que “el relato de la menor sobre los supuestos abusos cumple criterios para ser considerado probablemente creíble”. Por último, remarcan que la menor presenta sintomatología de tipo traumático y ansioso depresivo que requiere tratamiento facultativo.

El sospechoso compareció el 12 de enero ante el titular del Juzgado de Instrucción número 11, lo que aprovechó para negarlo absolutamente todo. La Fiscalía tendrá que valorar ahora las pruebas, pero tampoco podrá ignorar que entre las 17 reseñas policiales que arrastra el investigado consta una detención por un delito de corrupción de menores en 1971.

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