Los trabajadores del bus y del tranvía de Zaragoza retoman la huelga y el Ayuntamiento rechaza mediar

Los conductores de los convoyes refrendan los paros aunque ambas partes volverán a negociar el 31. El PSOE pide dejar "de mirar para otro lado" y el gobierno PP-Cs asegura que no puede intervenir.

El tranvía o el autobús son una buena alternativa al coche particular.
Foto de archivo del tranvía y un bus urbano en el centro de Zaragoza.
Oliver Duch

Salvo que los sindicatos y la empresa del tranvía lleguen a un acuerdo de última hora el lunes, los conductores de los convoyes volverán a a la huelga la próxima semana. Así lo ratificó la plantilla este viernes en referéndum, después de que las negociaciones en el Servicio Aragonés de Mediación y Arbitraje (SAMA) volvieran a fracasar. De esta forma, los paros coincidirán, una vez más, con los del bus urbano. Mientras los dos conflictos continúan enquistados -son ya los más largos de la historia del Ayuntamiento-, el pleno municipal volvió a rechazar la mediación del gobierno que reclama la izquierda con los votos de PP, Cs y Vox.

El debate de los grupos en sesión plenaria coincidió ayer tanto con la votación de la plantilla como con un nuevo encuentro entre los representantes de los trabajadores y Tranvías Urbanos. Se preveía que iba a ser la última oportunidad de negociar antes de los paros, que están convocados a partir del martes, 1 de febrero -el bus retomará los suyos un día antes-, pero concluyó, tras casi siete horas de duración, con el compromiso de ambas partes de retomar el lunes el diálogo. Esa será la cuarta reunión en ocho días, lo que parece indicar que hay una predisposición mayor que en anteriores ocasiones a acercar posturas.

Sin embargo, los trabajadores siguieron adelante con el referéndum tal y como estaba previsto. Desde las 7.00 hasta las 19.00, un total de 58 trabajadores de Tranvías Urbanos, de los 89 convocados, pasaron por las urnas. Finalmente, 47 dieron el visto bueno a la medida planteada por el comité, mientras que 10 se mostraron contrarios a la propuesta y uno votó en blanco. Por tanto, a no ser que la reunión del lunes lo impida, la huelga comenzará al día siguiente.

Los horarios

Si no hay acuerdo, los paros coincidirán con los del bus pero en diferentes momentos del día. Los conductores del tranvía están llamados a la huelga de 6.30 a 11.30 (la semana siguiente lo harán de 7.45 a 10.00 y de 12.45 a 15.30), mientras que en Avanza están convocados de 12.30 y las 16.30 en semanas alternas. Y así sucesivamente hasta que no logren solucionar los conflictos.

Actualmente, sus negociaciones no se encuentran en el mismo punto. En el tranvía parece que están tratando de acercar posturas y esta semana han celebrado tres reuniones para avanzar en los aspectos clave del convenio colectivo que pretenden sacar adelante. Lejos de las críticas habituales, tanto desde el comité como desde la concesionaria han tratado de mantenerse en un perfil más bajo y seguir progresando para resolver sus discrepancias. La prueba de fuego llegará el lunes, cuando deberán decidir si el trabajo de los días anteriores ha dado o no sus frutos.

En el caso del bus, celebraron el jueves la última reunión ante el SAMA con un resultado poco prometedor y vertiéndose las mismas acusaciones que en ocasiones anteriores, sobre todo la falta de voluntad negociadora. El principal punto de desencuentro es el salarial, y mientras que desde el comité aseguran que la oferta de la concesionaria Avanza es "insuficiente" estos reiteran que las peticiones de los trabajadores son "inasumibles".

"Búsqueda de soluciones"

El conflicto del transporte público volvió a hacer acto de presencia en el pleno de ayer. Aunque con el mismo resultado que en otros debates. El grupo municipal del PSOE presentó una moción que, entre otras cuestiones, instaba "a acometer de forma urgente la búsqueda de soluciones", pero decayó al contar con los votos en contra de PP, Cs y Vox. Durante la discusión de la propuesta, el concejal socialista Alfonso Gómez mencionó que se trata del conflicto más largo en este servicio de la historia del Consistorio y pidió al gobierno que deje "de mirar para otro lado".

Sin embargo, desde la coalición PP-Cs, la concejal de Movilidad, Natalia Chueca, aseguró que el Ayuntamiento no puede intervenir entre una empresa y sus trabajadores, únicamente instarles "a ser razonables e intentar llegar a un acuerdo, porque los zaragozanos no se merecen seguir con esta situación", dijo. Además, recordó que pese a la caída de la demanda, que es ahora un 30% inferior a la habitual antes de la pandemia, se ha mantenido la totalidad del servicio, lo que en 2021 supuso al Ayuntamiento un agujero de 17,5 millones de euros.

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