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Medio siglo de la caída de un autobús al Ebro, el accidente que marcó la memoria de los zaragozanos

El 19 de diciembre de 1971 un autobús con 52 viajeros se precipitó al río Ebro desde el puente de Piedra. Hubo diez víctimas mortales y el vehículo no se rescató de las aguas hasta una década después.

Algunas de las imágenes y noticias de aquella infausta noche.
Algunas de las imágenes y noticias de aquella infausta noche.
Heraldo

“Un trágico suceso que quedará para siempre en la memoria de los zaragozanos”. Así resumía HERALDO hace exactamente 50 años el luctuoso accidente que se produjo en el Ebro en la madrugada del 19 de diciembre de 1971. Un autocar con 52 pasajeros se precipitó al río tras chocar contra las barandillas del puente de Piedra y el rescate de los supervivientes fue de lo más tortuoso.

Perecieron el chófer del vehículo y otros nueve viajeros (cinco niños de entre 9 meses y 13 años), si bien con la fuerte corriente con la que bajaba el Ebro aquellos días solo pudo rescatarse el cuerpo sin vida de una de las víctimas. El resto continúan desaparecidos. 

“Nos cansamos de desmentir que el autobús no se recuperó nunca por las corrientes subterráneas, pero -claro- eso alimenta la leyenda urbana del pozo de San Lázaro”, explicaba este viernes Carlos García Sos, actualmente al frente del Museo del Fuego. En este espacio hay un panel donde se explica al detalle cómo fueron las intervenciones del cuerpo de Bomberos en algunos sucesos que han marcado el pasado de Zaragoza como el incendio del Corona, al atentado de la Casa Cuartel o el propio accidente de autobús de 1971, que se produjo cuando apenas acababa de entrar en funcionamiento la sección de buceadores (en 1967 se adquirieron los primeros equipos de salvamento acuático) que acudieron al rescate con dos lanchas neumáticas.

Los supervivientes pasaron horas encaramados esperando su rescate.
Los supervivientes pasaron horas encaramados esperando su rescate.
Heraldo/Mompel

El autobús de la empresa Ortiz, fletado por la agencia Viajes Cardosa, realizaba el trayecto Barcelona-Badajoz y la mayor parte de los ocupantes eran emigrantes en Suiza que volvían a casa a pasar la Navidad con sus familiares. Los accidentados estuvieron más de dos horas sobre el costado derecho del autobús, volcado por la corriente, a la espera de ser auxiliados. El accidente se produjo pasada la una y cuarto de la madrugada y hasta las tres y media no se dieron por concluidas las tareas de rescate, en una noche cerrada y en la que las aguas bajaban heladoras.

Según se lee en las crónicas de HERALDO de los días posteriores al siniestro, desde el primer momento se trabajó con la hipótesis de que el accidente pudo deberse a un exceso de velocidad al tomar la curva de entrada al puente. El vehículo chocó contra la barandilla derecha, perdió el control y se estrelló después contra la barandilla izquierda, que cedió e hizo que el bus cayera al lecho pedregoso y poco profundo.

Algunos de los primeros testimonios de las víctimas.
Algunos de los primeros testimonios de las víctimas.
Heraldo

Se precipitó cerca del pozo de San Lázaro, lo que contribuyó a acrecentar la leyenda de esta fosa del río, sobre todo, después de que las operaciones para sacar a flote el autobús resultaran infructuosas. “El autobús quedó sumergido entre las fauces de uno de los fantasmas de la ciudad: el pozo de San Lázaro”, se lee en las crónicas de sucesos de la época que llevan la firma de J. J. Benítez, el posterior autor de 'Caballo de Troya', y Alfonso Zapater. “Cuando se intentaba izar el vehículo, la sirga se rompió y entonces parece que sí cayó al pozo, y es cierto que paso una década hasta que se logró sacar de ahí lo que quedaba del autocar”, cuentan en el Museo del Fuego, donde se pueden ver algunas fotos de los medios de la época (una impresionante de Gerardo Sancho) y de los trajes de los ‘hombres rana’ como se llamaba entonces a los buceadores. 

En mayo de 1981 se rescataron los restos del vehículo.
En mayo de 1981 se rescataron los restos del vehículo.
Heraldo

“Fue en 1981 cuando se consiguió sacar el autobús, que era ya pura chatarra. Se llevó a Pontoneros, donde estuvo un tiempo como un amasijo de hierros antes de deshacerse definitivamente de él”, cuenta Gracia, que también recuerda que aquella compleja operación se llevó a cabo coincidiendo con el 125 aniversario del cuerpo de Bomberos. La maniobra, con la ayuda de grúas El Portillo, se prolongó durante más de seis horas ante la expectación de no pocos zaragozanos la tarde del 14 de mayo de 1981. Los bomberos se apoyaron en el pretil de la glorieta de Santo Dominguito de Val para poder hacer fuerza y recuperar los restos del vehículo. El alcalde Sainz de Varanda siguió todo el operativo junto un representante de la compañía de viajes y los familiares del chófer, cuyo cadáver nunca apareció.

Las noticias de los días siguientes al siniestro informaban de que entre los niños desparecidos había cinco que eran mudos y que en el autocar también viajaban tres aragoneses, dos de Zaragoza y uno de Teruel, que salieron sanos y salvos. El martes 21 de diciembre, la mayoría de los heridos fueron dados de alta y llevados a sus casas en un autobús que la misma agencia Viajes Cardoso puso a su disposición.

En la actualidad la unidad de salvamento acuático de los Bomberos está formada por 42 buceadores con más de una docena de titulaciones diferentes. En el Museo del Fuego también se exhibe una boya de situación, en la que figuran inscritos los nombres de los buceadores (Cano, Clavería, Milián…) del cuerpo de Bomberos del años 1970.

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