La odisea de dos zaragozanos para regresar de Sudáfrica: "¿Por qué cierran el país, si hay más controles que en Europa?"

Daniel Lostao y Marta Manso estaban de viaje de novios por varios países africanos cuando comenzaron a cancelarse vuelos ante el temor a la variante ómicron del coronavirus. 

Daniel Lostao y Marta Manso en Walvis Bay, Namibia.
Daniel Lostao y Marta Manso, en Walvis Bay, Namibia.
Cortesía de D. Lostao y M. Manso

Daniel Lostao y Marta Manso ya descansan en su casa de Zaragoza. Y lo de descansar no es una manera de hablar, ya que han encadenado cuatro vuelos en apenas 48 horas que les han traído de vuelta desde Sudáfrica en medio de la inquietud de la Unión Europea, y de muchos de sus Estados miembros, ante ómicron, la nueva variante del coronavirus que presuntamente tiene su origen en aquel país del hemisferio sur y que está detrás de su precipitado retorno a casa.

Daniel y Marta disfrutaban de su luna de miel por varios países de África desde el pasado 10 de noviembre, cuando llegaron a Namibia a empezar lo que iban a ser unos plácidos días de descanso y aventura. Su periplo les llevó de este país a Zimbabue, y fue precisamente mientras visitaban las cataratas Victoria cuando un amigo les escribió por Whatsapp para informarles de que se estaban dando una serie de casos preocupantes en Sudáfrica y que en Europa empezaban a cancelar vuelos hacia y desde ese país.

Inmediatamente se pusieron en contacto con la agencia que les había gestionado el viaje, Mundo Expedición, desde donde les indicaron que, a priori, y con los datos que se tenían hasta este momento, “no debería pasar nada”. Y con esa idea se quedaron los dos zaragozanos, que incluso viajaron según su itinerario previsto a Johannesburgo, hasta que el abrupto final a sus idílicas vacaciones vino de donde menos lo esperaban: de la aerolínea. “Qatar Airlines, que mantuvo sus vuelos con anteriores variantes, y que siempre dio respuesta a sus pasajeros, anunció que cancelaba todos sus desplazamientos, incluidos los nuestros”, cuenta Lostao. Así que prefirieron buscar una vía de escape por si las cosas se ponían mal y se quedaban atrapados en Sudáfrica.

“La agencia contactó con el servicio de Emergencias Consulares del Ministerio de Asuntos Exteriores, desde donde les aseguraron que no entendían el porqué de la alarma, ya que en Sudáfrica no se están dando tantos casos de la variante como en Europa, y además con un índice de vacunación más bajo”, explica Daniel Lostao, que aventura que Europa y Estados Unidos están prohibiendo los viajes desde los países del sur del continente africano “porque la dependencia económica que se tiene de ellos es nula, y su importancia geopolítica no es relevante”. Pero el consulado fue tajante. Les trasladó que había que sacar a los ciudadanos españoles de la zona “porque no sabían qué podía pasar”.

Daniel y Marta, en Big Daddy Dune, en Sossusvlei, Namibia.
Daniel y Marta, en Big Daddy Dune, en Sossusvlei, Namibia.
Cortesía de D. Lostao y M. Manso

Así que la agencia de viajes empezó a trazar la ruta por la que Daniel y Marta abandonarían Sudáfrica, cinco días antes de lo previsto y saltándose un país programado (Mozambique).

En un principio, la idea era volver desde Maputo, su capital, porque el tráfico aéreo estaba abierto, con lo que la primera opción era volar hasta allí desde Johannesburgo. Sin embargo, Qatar Airlines canceló los vuelos “tan abruptamente que los pasajeros de uno de ellos, con la tarjeta de embarque en la mano, no pudieron subir al avión, que se fue vacío”, cuenta Marta.

Descartada la conexión desde Mozambique, Mundo Expedición les consiguió dos pasajes en un vuelo de KLM hasta Ámsterdam, a donde llegaron el pasado sábado, día 27, junto a pasajeros de nacionalidades de diversos países de la UE, muchos de ellos en la misma situación que ellos.

PCR, test de antígenos y muchos controles

Por supuesto, antes de viajar tuvieron que presentar una PCR negativa realizada 24 horas antes, y si era anterior a ese margen de tiempo, debían hacerse un test de antígenos en el aeropuerto antes de embarcar. En ese sentido, los dos zaragozanos quieren resaltar las grandes medidas de seguridad que han encontrado en todos los países de África por los que han pasado. “En todos te piden PCR negativa para entrar, nos habremos hecho cuatro o cinco durante nuestro viaje, y además lo examinaban todo con mucha precisión. Nada de un vistazo rápido y ya está. Comprobaban los datos de la prueba con el pasaporte, con la tarjeta de embarque… De hecho, en el avión de KLM hicieron bajar a dos pasajeros, ya sentados en sus asientos, porque algo no cuadraba en sus certificados”, explica Marta Manso. “Ahora mismo, hay más control en África que en Europa”, aseguran los dos, tajantes.

Una vez en Países Bajos, los pasajeros que ya habían llegado a su destino debían firmar un papel en el que se comprometían a guardar una cuarentena voluntaria de diez días, pero como ellos estaban en tránsito, y además vacunados con la pauta completa, no tuvieron que realizar trámite alguno. Sin embargo, sí debieron esperar en el aeropuerto más de la cuenta porque la exhaustividad de los controles en Johannesburgo hizo que la salida del avión se retrasara, con lo que en Ámsterdam perdieron el enlace con el vuelo que les iba a traer a Madrid, aunque fueron de inmediato reubicados en otro con destino París. “Donde nadie nos pidió tampoco ningún documento, por cierto”, apostilla Daniel.

Y ya “por fin” en Madrid, este mismo lunes, se registraron en una aplicación del Ministerio de Exteriores para dar cuenta de que habían llegado a España, y se descargaron un código QR en el que se reflejaban sus PCR y todos sus movimientos previos al aterrizaje en la capital española. “Al trabajador del aeropuerto que los controlaba le avisamos de que veníamos de Sudáfrica, pero nos dijo que no había mayor problema”, cuenta la pareja. Eso sí, han recibido un correo electrónico del Ministerio de Sanidad instándoles a que, si en unos días presentan síntomas compatibles con la covid, se pongan en contacto con sus centros de salud para seguir los protocolos previstos en caso de contagio por la enfermedad.

“Ahora vamos a estar unos días aislados en nuestra casa por responsabilidad, y dentro de tres o cuatro días nos haremos otra PCR para descartar un contagio imprevisto durante el viaje, pero nadie nos ha dicho que tenemos que hacer cuarentena. Si otras personas no son tan responsables, probablemente no harán nada”, se lamentan.

Atrás queda ya experiencia, que “sin duda recordarán” toda su vida, y rememoran “el caos” en el aeropuerto de Johannesburgo, donde los pasajeros buscaban la manera de volver a unos países de origen que iban paulatinamente cerrando sus conexiones aéreas con Sudáfrica. “En nuestro caso, la agencia se ha portado fenomenal; nos sacó de allí en apenas diez horas y enseguida nos consiguió vuelos, que por cierto ya están a precio de oro”, indica Daniel. A ellos les han costado 1.400 euros cada billete de vuelta, “pero ahora se hará cargo el seguro y ya está. Otras agencias les decían a sus viajeros que se buscaran ellos la vida”, concluye.

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