Los monjes cistercienses ‘regresan’ a Veruela por un día 850 años después

La Coral Turiasonense y la actriz Lucía Aguerri recrean la llegada al cenobio zaragozano de la comunidad religiosa y su forma de vivir.

En el segundo semestre del año 1171, la comunidad cisterciense inicia su andadura en el monasterio de Veruela de Zaragoza, en el que vivió hasta la Desamortización de Mendizábal en 1835. Un hecho que marca la historia de esta zona. 850 años después de esta llegada, los monjes cistercienses ‘regresaron’ este pasado domingo por unas horas gracias a una visita teatralizada a cargo de la Coral Turiasonense y la actriz Lucía Aguerri en colaboración con la Diócesis de Tarazona. La DPZ, propietaria del inmueble, la organizó también un fin de semana de octubre.

Una eucaristía, presidida por el obispo de la Diócesis, Eusebio Hernández Sola, y cantada por las voces masculinas de esta formación centró los actos matinales. Durante la visita guiada de la tarde al cenobio, los participantes contemplaron cómo un grupo de monjes con hábitos blancos toman posesión del lugar mientras procesionan y cantan gregoriano.

Antes de entrar al recinto, los asistentes se encontraron con Teresa Cajal, la madre del señor de Atarés que donó estas tierras para su construcción. Los visitantes fueron recibidos en el zaguán del claustro por el abad como marca la regla de San Benito, postrado en el suelo y con un Padre Nuestro cantado, asistieron al lavatorio de los pies y a una escena en la sala capitular en la que se aprueba el acta de consagración del altar mayor de la iglesia a Nuestra Señora de Veruela, que se produjo en 1248. En la reunión toma la palabra la abadesa de Tulebras para quejarse del abandono que sufrían las monjas del monasterio navarro. Ya en la iglesia, donde se consagra el altar, el olor del incienso, la luz de las velas y el canto del Salve Regina sirvieron de despedida de este viaje al pasado.

Escena teatralizada de la consagración del altar mayor de la iglesia del monasterio de Veruela este pasado domingo
Escena teatralizada de la consagración del altar mayor de la iglesia del monasterio de Veruela este pasado domingo
Gotzon Mujika

"El objetivo es que la gente no vea el monasterio solo como piedra y arte, sino que piense en la gente que vivió en él y se empape de la espiritualidad del lugar", apuntó Miguel Ángel Santa Cecilia, presidente de la Coral Turiasonense. Señaló que hay otras fechas significativas a conmemporar: los 880 años de la aparición de la Virgen, los 875 de la fundación del monasterio y los 360 del traslado de la talla de la Virgen de la sala de las reliquias al tabernáculo actual para ser vista por todos los fieles. Una fecha que desde entonces se festeja cada 15 de noviembre en Vera de Moncayo. Antes de la pandemia el monasterio recibía cada año la visita de 60.000 personas. De cara al futuro, la asignatura pendiente es la puesta en marcha del parador nacional que arrastra un considerable retraso, ya que debería haber abierto sus puertas para la Exposición Internacional de Agua de 2008.

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