sucesos en zaragoza

Los testigos y el policía atacado en un bus en Zaragoza reiteran que no hubo incidente previo con el agresor

El inspector, que sufre una fractura del hueso que rodea el globo ocular, ratificó este miércoles su declaración ante la juez que instruye el caso. 

Agresión a un policía en el tranvía de Zaragoza.
Agresión a un policía en el tranvía de Zaragoza.
Heraldo

Ni incidente previo, ni cruce de insultos, ni nada que llamara la atención a los pasajeros del autobús en el que la madrugada del 17 de octubre coincidieron desafortunadamente un inspector de la Policía Nacional y Bilal M., marroquí de 29 años. Tan solo una recomendación de que se pusiera bien la mascarilla, obligatoria en los transportes públicos, como le habían advertido.

Bilal M., en prisión provisional por lesionar gravemente al policía, dijo en su defensa cuando declaró ante la juez del caso que las imágenes de la agresión grabadas y difundidas a nivel nacional no habían captado "todo" el incidente, insinuando que había habido algo previo que justificaba su violenta reacción. Sin embargo, los testigos lo desmienten.

Dos de ellos ratificaron este miércoles ante la magistrada Natividad Rapún que no observaron absolutamente nada anormal antes, salvo el reproche por no llevar bien mascarilla. Lo mismo declaró el funcionario, quien reiteró que, al margen esto último y de identificarse como policía, no dijo nada más ni antes ni después, tal y como explicó su abogada (y también del SUP), María Pilar Sangorrín.

En lo que sí coincidieron es que en cuanto le mostró la placa, Bilal M. se alteró mucho más de lo que estaba y, a partir de ese momento, comenzó a retarle a que le pegara si "tenía cojones" y a que se bajara en la siguiente parada con él para enfrentarse en la calle.

Un joven de origen magrebí agrede a un policía en el tranvía de Zaragoza, cuando este le pide que se ponga la mascarilla.

De hecho, en las imágenes se aprecia que la actitud controlada y pasiva del policía encoleriza cada vez más a Bilal M., que acaba por lanzarle dos patadas al pecho para tirarlo al suelo del bus y encajarlo contra uno de los asientos y luego le suelta una sarta de puñetazos con ambas manos. Lo que también destacaron los testigos es que el agresor se agarra en una de las barras del autobús para tomar impulso y darle con más fuerza las patadas, como también se observa en la grabación.

A consecuencia del ataque, el funcionario policial sufrió un importante derrame ocular y múltiples contusiones. Esta semana, al bajarle la inflamación y hacerle más pruebas, los médicos han visto que tiene fracturado uno de los huesos que rodean el globo ocular. Ahora, habrá que esperar a ver cómo evoluciona la fractura periorbitaria y si necesita o no cirugía. Las lesiones serán valoradas después por el médico forense.

En la declaración también estuvo presente el abogado defensor de Bilal M., Ignacio Sarraseca. Aunque un letrado de Alicante (ciudad donde fue detenido el sospechoso después de huir de Zaragoza) había pedido la venia justo el martes, la juez no aceptó su personación y, mientras esta se formaliza, seguirá siendo su representante legal. El día que el detenido declaró ante la juez Sarraseca solicitó que se aportaran las imágenes grabadas en el autobús por los propios sistemas de Avanza, pero la empresa ya ha respondido que no hay cámaras de grabación en el bus, solo unas que captan de manera instantánea la apertura de puertas para ver en ese momento a los pasajeros.

Leen sus derechos al agente agredido el día del Pilar

José Luis R., de 62 años, subinspector de policía zaragozano destinado en Tudela, también acudió este miércoles al juzgado para que le fueran leídos los derechos que le asisten como víctima. El funcionario, secretario del SUP (Sindicato Unificado de Policía) en la localidad navarra, todavía se recupera de la triple fractura de mandíbula que le causó un hombre de 40 años y nacionalidad española el día del Pilar en el barrio de Casablanca.

El agresor se tomó a mal que el agente, fuera de servicio, le pidiera que se retirara del bordillo en el que estaba sentado para poder aparcar su coche. Tras pegar una patada a la puerta del vehículo y otra al retrovisor, se encaró con José Luis R. Este se identificó como policía y el otro le tiró la placa de un manotazo, lo derribó de un empujón y le pego una patada en la cara cuando trataba de levantarse.

"Aún llevo los puntos y no puedo comer sólido. Ahora me han dicho que empiece con alimentos más blandos", manifestaba este miércoles en el juzgado acompañado de su abogada, María Pilar Sangorrín

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