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Las terrazas de las plazas de Zaragoza tendrán que devolver espacio al peatón a final de año

Los bares no podrán ocupar más del 60% de la superficie peatonal disponible, que actualmente algunos de ellos superan. En la capital aragonesa hay 2.457 locales con veladores, casi 500 más que antes de la pandemia.

Algunas terrazas de Zaragoza tendrán que volver a replegarse. La expansión de los veladores por las plazas que se permitió a raíz de la pandemia terminará a finales de año, por lo que el peatón recuperará parte del espacio perdido. Con las nuevas licencias, y sobre todo con la nueva ordenanza, las terrazas tendrán que ajustarse no a un número de mesas -como antes-, sino a los metros cuadrados que permita el Ayuntamiento en cada sitio, que además se deberán marcar físicamente en el suelo. En las plazas no se podrá ocupar más del 60% del espacio peatonal disponible, un límite que actualmente se supera en muchas de ellas.

Los espacios exteriores han sido durante la pandemia todo un balón de oxígeno para los bares que han podido disfrutarlos. La hostelería ha sido uno de los sectores más castigados por las restricciones, por lo que el servicio en las terrazas ha permitido amortiguar los recortes de horarios y aforos que han sufrido. En Zaragoza, el Ayuntamiento permitió que se explotara este recurso con nuevos espacios -muchos de ellos en plazas de aparcamiento- y con la ampliación de los ya existentes.

Para quienes pudieron hacerlo fue todo un alivio. “Para algunos bares fue la salvación”, señala Francisco José Montaner, presidente de la Asociación de Veladores de Zaragoza. “Con la pandemia, fue una ayuda importantísima”, ratifica José María Marteles, presidente de Cafés y Bares. Estas dos asociaciones gestionan la mayoría de las licencias de terrazas. En los últimos meses, el número de bares con espacio exterior permitido se ha disparado. Actualmente hay 2.457 locales con veladores, cuando antes de la pandemia eran unos 2.000. Ese incremento responde de forma casi exclusiva a las plataformas instaladas en las plazas de aparcamiento, ya que hay 460 bares que han podido aprovechar estos espacios.

Este aumento, que satisface a muchos hosteleros y clientes, también ha suscitado quejas entre los que consideran que se ha producido una excesiva ocupación del espacio público, y sobre todo entre quienes sufren el ruido que generan las terrazas. Miguel Morte, portavoz de la plataforma Stop Ruido Casco Histórico, lamenta que las plazas “han sido expropiadas a los vecinos”, y que el ruido se ha incrementado desde el inicio de la pandemia. “Nuestros medidores detectaban antes unos 70 decibelios, muy por encima del máximo permitido, pero es que ahora rondan los 75 o 77 todos los fines de semana”, asegura.

Algunas plazas del Casco Histórico son especialmente paradigmáticas. En la pequeña plaza Sinués, detrás del Principal, se pueden contar 62 mesas a mediodía; en la plaza del Carmen, también de discretas dimensiones, 59. Lo mismo pasa en la plaza Sas, con 72 mesas en su reducido espacio. En la plaza de San Felipe, sus 67 veladores encierran literalmente la icónica escultura del niño mirando a la Torre Nueva, así como la fuente para beber agua. En la plaza de España ya se cuentan 157 mesas, y en la estrecha calle Cádiz hay 76.

En todas estas zonas, las terrazas apenas dejan espacio para nada más que no sea pasar por algún costado. “Al final perdemos los pocos espacios públicos que hay en el Casco, y además tampoco es bueno para el patrimonio histórico del barrio”, señala Eddy Castro, presidente de la asociación de vecinos Lanuza Casco Viejo. Lamenta que hay espacios “que se han perdido”, y plazas “donde los niños no pueden bajar a jugar”.

El Ayuntamiento de Zaragoza confía en que a finales de año se atenúe esta situación. La nueva ordenanza, aprobada el pasado mes de julio, recoge que el espacio de las terrazas en las plazas “en ningún caso excederá del 60% de la superficie peatonal total”, un porcentaje que se rebasa actualmente con holgura en muchos sitios. Aunque, eso sí, también contempla que excepcionalmente puede superarse ese porcentaje “en las plazas de escaso tránsito peatonal, acreditado mediante los oportunos informes municipales”. En las próximas semanas comenzarán las reuniones para ver cómo se distribuyen los espacios entre los solicitantes de cada plaza, ya que las nuevas licencias deben estar listas a comienzos del próximo año.

Las propias asociaciones de hostelería asumen que tocará recoger veladores en algunas plazas. “Se marcará el terreno y ahí entrará lo que quepa”, señala Montaner. En efecto, el espacio de las terrazas deberá delimitarse con líneas blancas pintadas en el pavimento. “Habrá muchos que tendrán que reducir su superficie”, admite Marteles, quien pide “que la Policía Local corrobore hasta dónde nos podemos poner en cada sitio”.

Desde el área de Servicios Públicos del Ayuntamiento apuntan que “los que están por encima de lo que marca la ordenanza tendrán que replegarse”, y destacan que se están haciendo campañas de inspección para informar a los hosteleros de la nueva normativa. Según señalan, estas visitas informativas se transformarán en sanciones en caso de que se produzcan excesos.

El objetivo de la ordenanza es conciliar los intereses de los hosteleros con el descanso vecinal, por lo que recorta parte de los horarios permitidos (deberán cerrar a medianoche entre semana y a las 1.30 los fines de semana) y obliga a instalar sonómetros en las terrazas de más de 25 metros cuadrados.

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