salud mental

Pantallas y redes sociales en la infancia: ¿estamos creando adictos?

La psicóloga Lidia Torrecilla, de Asapme, lanza un "pequeño dardo" a las familias e invita a la reflexión para prevenir estos trastornos en niños y adolescentes. "Hay que reflexionar también sobre cuántas horas pasan los adultos con internet", afirma.

La psicóloga Lidia Torrecilla atiende a un paciente en su despacho de la Asociación Aragonesa Pro-Salud Mental.
La psicóloga Lidia Torrecilla atiende a una paciente en su despacho de la Asociación Aragonesa Pro-Salud Mental.
Francisco Jiménez

Las adicciones comportamentales -a internet, los móviles, los videojuegos y el juego online- están ocasionando verdaderos problemas en las unidades de psiquiatría y salud mental. Indentificar el uso o el consumo irresponsable de estas tecnologías exige centrar la mirada en el día a día, y no solo en los menores. 

"Muchas veces los adultos o los padres pensamos que nuestros hijos pasan muchas horas con los videojuegos o con el móvil, pero no somos conscientes del tiempo que pasamos también nosotros pegados a estos dispositivos", advierte la psicóloga Lidia Torrecilla, que impartió esta semana en el ciclo de salud mental infantojuvenil de Ibercaja la charla 'Adicción a las pantallas y redes sociales. ¿Estamos creando adictos?'. En ella, esta profesional de Asapme y la experta en ciberseguridad Silvia Barrera lanzaron un "pequeño dardo" a las familias, invitándolas a reflexionar sobre la responsabilidad que tienen los adultos en la gestión que los menores hacen de estos dispositivos. "Si los adultos pasamos muchas horas en internet pensemos qué es mucho y poco para los menores. Los niños y adolescentes carecen de esta responsabilidad por su inmadurez cognitiva. Si les dejamos todo el tiempo con pantallas lo van a pasar, porque es entretenimiento", afirma.

Los expertos coinciden en que el uso problemático de las tecnologías no se basa solamente en la cantidad de horas que los menores les dedican. "No hay un supuesto práctico que diga que a partir de las 3 horas entregado a las pantallas hay una adicción. Hay que verlo en el día a día, y una de las señales de alerta es cuando los menores mienten con respecto al tiempo de conexión o ponen en riesgo actividades importantes. La mayor señal de alarma es cuando interfiere en el día a día", indica Torrecilla, quien menciona también otros comportamientos que deben dar a los padres la voz de alarma. "Si tienen una euforia anómala cuando utilizan internet, lo usan como vía de escape o les entra ansiedad cuando no utilizan esos dispositivos es también señal de alerta", apostilla.

'Ciberbullying' y mal uso de las tecnologías

Además de las adicciones, en la Asociación Aragonesa Pro Salud Mental tratan a diario casos vinculados al mal uso que los más pequeños hacen de las nuevas tecnologías y que a menudo va ligado a problemas de autoestima o trastornos de conducta. "En la sociedad actual en la que vivimos, y también pasa en los adultos, hemos asociado los 'me gusta' con nuestra felicidad y nuestra autoestima. A más 'likes', mejor me encuentro y más feliz soy, y así estamos creando toda nuestra identidad conforme a lo que nos rodea en las redes sociales", critica esta psicóloga, que apunta a otro problema que va en aumento de la mano del uso de estas herramientas. "Los criticones, que ahora son los 'haters' y los 'trolls' se dedican a hacer comentarios destructivos a todo lo que no les gusta. Un niño que todavía no ha creado su propia identidad, tanto emocional como cognitivamente no está desarrollado, y el leer esos mensajes de odio hacia él va a mermar su felicidad y provocar muchos daños", advierte Torrecilla al hablar del 'ciberbullying', la otra "gran lacra" vinculada al mal uso de las nuevas tecnologías. En la asociación, indica, la pandemia ha disparado el número de niños que son víctimas del 'ciberbullying' y acuden con sus familias en busca de ayuda, porque el principal problema que encuentran es que el hogar ha dejado de ser para estos niños su refugio. "Antes el acoso se daba solamente en el centro escolar -en clase, en los pasillos, en los recreos-, pero cuando el menor salía del colegio -aunque podía llevarse todo su malestar- encontraba un alivio y un respiro en casa. Ahora el acoso del colegio se traspasa a las nuevas tecnologías y continúa en las redes sociales, y cuando miran las 'tablets' o el móvil ven fotografías editadas para dañarles o comentarios negativos. De esta forma el acoso continua y es devastador para los menores", subraya esta psicóloga. 

Para prevenir este tipo de situaciones, Torrecilla ve fundamental enseñar a los niños "que no se puede gustar a todo el mundo", y explicarles también la falta de realidad que esconden muchos de los contenidos que visualizan. "La mayoría de las adolescentes están viendo una realidad distorsionada o idealizada, que no corresponde a lo que vivimos. Van a buscar algo que no existe, una utopía, y esa presión por buscar algo que no es real acaba creando en ellos un malestar", explica. 

Por eso, esta profesional aconseja siempre a los padres estar atentos a ciertos comportamientos que pueden evidenciar un problema o trastorno de conducta alimentaria. "Cuando hay una excesiva preocupación por su aspecto físico, que realizan conductas de controlar la alimentación (y normalmente los menores no deben hacer esto, más que comerse lo que hay en casa), empiezan a dejar los dulces o los postres, a pasar muchas horas enfrente del espejo o a taparse con ropa holgada, mostrando irritabilidad o malestar cuando se habla de su experiencia, nos puede dar alguna pista", alerta esta psicóloga, que aconseja al mismo tiempo a los padres saber quiénes son los ídolos de sus hijos y qué contenidos crea. "Antes esto era más sencillo porque había dos grupos: o deportistas de élite o cantantes. Ahora también son 'youtubers' o 'influencers', y es importante que los padres sepan qué hace esa persona y qué esta enseñando. Nosotros siempre hablamos de que lo más importante es la prevención: actuar antes de que ocurra, pero normalmente al venir a consulta es porque ya está pasando algo, y lo que han intentado hacer en casa ya no funciona, se sienten desbordados o la situación se les ha ido de las manos", lamenta esta psicóloga.

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