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Piden 6 años de cárcel por una pelea: "Fue solo una bofetada, yo no vi saltar ningún diente"

La Audiencia de Zaragoza ha juzgado este jueves a un hombre al que acusan de agredir a un compañero de trabajo y hacerle perder tres incisivos.

El acusado, momentos antes de entrar a la sala de vistas de la Audiencia de Zaragoza.
El acusado, momentos antes de entrar a la sala de vistas de la Audiencia de Zaragoza.
Heraldo

Una pelea entre dos compañeros de trabajo que compartían piso en Villanueva de Gállego podría costarle hasta seis años de prisión a uno de ellos. Porque esa es la pena que el abogado de la víctima ha pedido este jueves para G. M., ya que durante la disputa golpeó al otro hombre en el rostro y se le cayeron varios dientes. La Fiscalía considera probadas las lesiones, puesto que el propio acusado ha admitido durante el juicio celebrado en la Audiencia de Zaragoza que pegó una “bofetada” a la víctima. Pero mientras la acusación particular habla de la pérdida de seis piezas dentales, el ministerio público reconoce la caída solo tres incisivos. De ahí que este reduzca la petición de cárcel a cuatro años. En cualquier caso, ambos acusan por el delito del artículo 150, que castiga aquellas lesiones que causan la pérdida o inutilidad de un órgano o miembro no principal.

La defensa entiende que no ha quedado probado el nexo causal entre los golpes que pudo recibir el agredido -que dice haber encajado “varios puñetazos”- y la pérdida de varios dientes. Y lo hace basándose en el informe que emitió el forense del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA), en el que indicaba que el paciente presentaba una enfermedad dental previa. Para la abogada defensora, aplicando el principio in dubio pro reo, solo cabría la absolución del investigado. O de forma alternativa, su condena por un delito de lesiones básico o leve.

Los hechos que han sentando en el banquillo a este vecino de Albacete se produjeron el 10 de mayo de 2020 en un piso de la calle Hermanos Fuillán de Villanueva de Gállego. Por aquellas fechas, se mantenía en confinamiento, pero agresor y víctima trabajaban para una empresa que monta placas solares y tenía permiso para seguir ejecutando proyectos. “Éramos amigos, pero se emborrachó y empezó a insultarme. Yo me fui a mi dormitorio, pero él vino detrás de mí, no me dejaba en paz. Al final le pegué una bofetada”, ha declarado el encausado. Según este, ni le golpeó con fuerza ni vio que le saltara ningún diente. “Tampoco le vi sangre en la boca”, ha dicho.

Sin embargo, tanto la víctima como un tercer compañero de trabajo que se hospedaba con ellos en la misma vivienda han manifestado que hubo “puñetazos” y que varios dientes “salieron volando”. “Yo mismo los recogí con la escoba y los tiré a la basura después de separarlos y meter a cada uno en su dormitorio”, ha dicho el testigo.

La defensa no entiende por qué la víctima no acudió tras la agresión al hospital ni por qué tardó más de un mes en presentar la denuncia. No en Zaragoza, sino en Albacete. “Yo no tenía a nadie aquí y tenía que trabajar”, se ha justificado el denunciante, que asegura que fue a urgencias pero no le atendieron “por el coronavirus”.

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