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Asunción Losada: "Quienes vienen de fuera nos enseñan a ver mejor Zaragoza"

La fiscal superior de Aragón ejerce de zaragozana y alaba la calidez de una ciudad a la que no le ve defectos 

La fiscal superior de Aragón, Asunción Losada, en el parque Grande de Zaragoza.
La fiscal superior de Aragón, Asunción Losada, en el parque Grande de Zaragoza.
Oliver Duch

Asunción Losada Sabater (Zaragoza 1957) ejerce de zaragozana, lo lleva a gala y reconoce estar "encantada" con su ciudad. Cuando le piden que defina a quienes como ella nacieron en la capital aragonesa, habla de gente "acogedora y generosa" que sabe dispensar un trato "afable y simpático" a los demás. Pese a ello, ha llegado a la convicción de que, en ocasiones, tienen que ser los de fuera quienes enseñen a los zaragozanos a valorar su suerte y apreciar mejor las muchas virtudes de la ciudad. "Vienen amigos y me dicen ‘qué ciudad más bonita tenéis’, ‘qué avenidas más grandes’, Y eso te hace reflexionar y darte cuenta de que, muchas veces, lo que tenemos no lo vemos. Por eso creo que hay que contemplar la ciudad con los ojos de los que no son de aquí", afirma.

Al referirse a esas cualidades que tanto ella como sus paisanos pasan por alto y que ensalzan quienes llegan a Zaragoza, Losada explica: "Ven la ciudad más verde, con mucho arbolado", "les encantan los parques, sus grandes espacios urbanos". Lo que también dicen y ella corrobora es que, pese al importante crecimiento que ha experimentado la capital, con nuevos y grandes y rascacielos que empiezan a redibujar su tradicional ‘skyline’, Zaragoza sigue siendo un lugar "abarcable", donde aún se puede ir caminando "casi a todos sitios". Al preguntarle por los defectos, Losada sigue sigue siendo fiel: "Ninguno. Es limpia, está bien comunicada, tenemos el AVE... no echo en falta nada".

La fiscal superior de Aragón, la primera mujer que tiene el "honor", el "orgullo" y la 

"satisfacción" de ejercer este cargo en la Comunidad, reconoce que 2021 ha sido un año "fantástico" en todos los aspectos de su vida. Asunción Losada no oculta que el nombramiento le ha llegado en el momento oportuno para poder desarrollarlo con plenitud. Y la responsabilidad no le pesa en absoluto porque, tal y como explica, haciendo gala de un optimismo sumamente pragmático: "En la vida no hay dificultades, sino problemas a los que se deben buscar soluciones". Y por si no pudiera quedar claro, añade que, en el ejercicio de sus funciones y por definición, los fiscales son responsables "siempre".

Prudente y comedida, Asunción Losada es una apasionada de su trabajo y del derecho. Eso no puede ocultarlo. Y no pierde oportunidad para explicar con vehemencia que «todo» en la vida es "derecho". "El derecho es mucho más que un conjunto de códigos y leyes impresas sobre un papel. El derecho nos afecta a todos, sea cual sea el lugar y la función que tengamos en el conjunto de la sociedad. Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, desde que cogemos el bus y nos dan un billete ("un contrato mercantil escrito", señala) hasta cuando vamos a comprar a la frutería ("un contrato verbal", apostilla)". Y sabe bien de lo que habla, puesto que antes de acceder al cargo de fiscal superior pasó dos décadas celebrando juicios en Zaragoza. Durante mucho tiempo, Losada fue también la especialista que coordinó la acción contra la siniestralidad laboral en la Fiscalía de Zaragoza y persiguió los delitos que propician la sangría de los accidentes laborales.

Pasión innata por el derecho

Losada no tardó en descubrir su pasión por el derecho. Confiesa que la sintió desde que se matriculó en el primer curso en la Universidad de Zaragoza, estudios que inició cuando solo tenía 17 años. La fiscal superior de Aragón no pertenece a ninguna familia de juristas, pero recibió un buen consejo familiar después de haber hecho el bachillerato de letras. "Me gustó muchísimo desde el primer curso y me di cuenta de su trascendencia. Tiene muchas facetas, muchas caras y eso me atrapó", subraya. Después, la oposición a la carrera fiscal vino dada, porque se presentó la oportunidad y la aprobó.

El primer destino de Asunción Losada como representante del Ministerio Público fue Bilbao, ciudad en la que vivió desde 1981 hasta 1991, cuando pudo pedir su traslado a Zaragoza, su ciudad, de la que ya no se ha movido, profesionalmente hablando.

De sus tiempos de universitaria recuerda la actividad y la agitada vida en el campus y bares del entorno de la plaza de San Francisco, como el Viejo Paraguas. Al echar la vista más atrás, los recuerdos de su niñez van asociados a los juegos en la plaza de Aragón, cuando todavía era redonda, con árboles y una fuente en medio, sin los edificios modernos que ahora la rodean y los niños corrían como en esos años se hacía en las calles y plazas de Zaragoza. Su barrio sigue siendo el centro y nunca se ha desvinculado de él, salvo cuando iba a la piscina. "Mis padres eran socios del Stadium Casablanca y recuerdo que allí pasábamos muchas jornadas durante el verano. De allí viene mi afición a nadar", señala.

La covid-19 la sacó de la piscina

Asunción Losada tenía la natación como principal ‘hobby’ en su vida diaria, pero llegó la pandemia de coronavirus y, como tantos otros, tuvo que reordenar sus costumbres. No obstante, aspira a recuperarla cuando todas las actividades retornen a la tan ansiada normalidad. Pero reconoce que no es esta su única afición y que dedida bastante tiempo libre a pasear. Cuando lo hace, prefiere hacerlo sola, para "poner en orden las ideas y meditar", aunque tampoco renuncia a una buena compañía. Para ella, hay dos formas de entender esos paseos o caminatas. "A veces necesito un paseo enérgico, con un tiempo marcado y una distancia definida. Otras, sin embargo, busco algo más ligero y relajado. Me gusta ir sola, pero si camino con alguien disfruto mucho de la conversación". Una buena mesa en compañía de amigos también es para ella un buen plan. Aprecia la gastronomía y la de Zaragoza le parece que es una de las virtudes de la ciudad.

A la fiscal superior no le asusta perder el anonimato, ahora que ocupa un cargo de relevancia pública. Han pasado los años en los que los fiscales, al igual que otros muchos colectivos de la sociedad española, estaban amenazados por la banda terrorista ETA y precisaban de escolta. Precisamente hace apenas un mes se cumplió el trigésimo segundo aniversario del asesinato a manos de dos etarras de la fiscal de la Audiencia Nacional encargada de asuntos de terrorismo, Carmen Tagle.

Afortunadamente, como reconoce Asunción Losada, esa época ha pasado, los fiscales ahora no están obligados a llevar siempre protección o un chófer oficial. "El conductor es solamente para asuntos de trabajo", puntualiza. Por lo demás, no cree que su nombramiento le vaya a hacer perder ese anonimato y la forma discreta de vivir que ha tenido hasta ahora: "No tengo problema en ese sentido, llevo una vida muy normal. El que me conoce ya sabe quién soy. Y para el resto, soy una persona más. Todos saben distinguir la vida profesional de la personal y la mía es igual a la de antes", puntualiza, con la modestia que la caracteriza. "Nunca, en ningún momento, me he arrepentido de la profesión que elegí", concluye.

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