zaragoza

Veinte locales cerrados no borran el optimismo de los comerciantes de la calle Alfonso

La céntrica vía zaragozana vive un momento de transición con la marcha de negocios tradicionales. El precio del metro cuadrado impide un verdadero relevo.

Veinte de los 78 locales comerciales ubicados en los bajos de la calle de Alfonso I están cerrados. Una circunstancia en la que el coronavirus tiene su parte de culpa, pero que viene fraguándose desde antes de la pandemia. “Sí, hay locales cerrados, pero la proporción entre los que están abiertos y los que no es la misma en toda Zaragoza... aquí estamos incluso algo mejor”, defiende Isabel Bellostas, portavoz de los comerciantes del sector y propietaria de un establecimiento de bisutería y complementos con el que comparte apellido. Eso sí, no niega que la marcha de algunos negocios históricos se deja notar en la vía, una de las más comerciales y turísticas de la ciudad.

La empresaria entiende que si hay una veintena de persianas bajadas es debido a una causa que no se puede obviar: “El precio del metro cuadrado se ha puesto muy alto en toda la zona. Hay gente que nos traslada su interés por instalarse, pero que se encuentra con unos precios demasiado elevados”. Los datos que aportan las inmobiliarias refrendan esta tesis: en la céntrica calle se solicitan 4.500 euros al mes por un local de 100 metros cuadrados y hasta 8.800 euros por otro inmueble tres veces más grande. “Son costes fijos muy importantes y no cualquiera puede afrontarlo de entrada, por eso en los últimos tiempos han llegado empresas más potentes, con músculo financiero”, indican fuentes del sector inmobiliario.

“Son costes fijos muy importantes y no cualquiera puede afrontarlo de entrada, por eso en los últimos tiempos han llegado empresas más potentes, con músculo financiero”

Además, recuerda Bellostas, los propietarios no siempre ponen en el mercado los locales: “Ocurrió con la adquisición de un edificio completo, de arriba abajo, en el que se decidió no prorrogar el alquiler de la joyería. El dueño me dejó bien claro que no se iba, que lo echaban”. Un tercer factor marca el ritmo del comercio de la zona. “Aquí hay, sobre todo había, muchas tiendas tradicionales, de toda la vida. Pero, en líneas generales, no hay relevo generacional, los jóvenes prefieren otro tipo de profesiones”, Eso lleva a que se dé carpetazo a negocios con solera, referentes que ya no están, como La campana de Oro o El Mañico.

Una veintena de locales no tienen actividad en la calle Alfonso.
Una veintena de locales no tienen actividad en la calle Alfonso.
José Miguel Marco

Esos locales abren su puerta, en ocasiones, a enseñas con presencia en distintas ciudades, como Manolo Bakes, Bijou Brigitte, Aloi Shop, Misako, Desigual, Wolala o Koker, la mayoría de ellas abiertas en unos pocos años. Los negocios familiares no las ven con malos ojos. “Animan la calle, ya sean tiendas de ropa o cafeterías, y propician que la gente venga al resto de locales”, valora Isabel Vicente, propietaria de Isabelina, una boutique de recuerdos de Zaragoza que abrieron sus abuelos allá por 1940.

Isabel ha visto en estos años las idas y venidas de muchos trabajadores y carteles. Puede que el cierre de la tienda Disney fuera uno de los más sonados, pero ni mucho menos ha sido el único. La zapatería Camila’s luce vacía, pese a que recuperó un bonito espacio en el número 15 de la vía, lo mismo que la tienda Swatch, dos entidades bancarias, la Hacienda Zorita, la clásica tienda de menaje Hogar Moderno o la platería Luis Martín Blasco, que dijo adiós el pasado 4 de Abril “por razones ajenas” a su voluntad.

Algunos locales llevan tanto tiempo sin actividad -o no la han tenido nunca- que se conservan tapiados. Y otros ni se recuerda el tiempo que llevan empapelados, como la antigua cervecería irlandesa que ocupaba el chaflán con la calle Prudencio. Pero sin duda el tramo con peor cara es el que conforman cuatro espacios comerciales consecutivos sin uso. El último en cesar su actividad fue El Mañico, pero antes ocurrió lo propio con la zapatería Querol, una sucursal bancaria, Intimissimi y la citada platería.

Pero no todo son amarguras en la vía, que tiene una vista privilegiada de la basílica del Pilar. Las empleadas de la cafetería-pastelería Manolo Bakes dicen no dar abasto en ocasiones: “Hoy (este martes) está la cosa tranquila, pero conforme avanza la semana, sobre todo en el momento del café y los fines de semana, esto se pone a tope”.

Una veintena de locales no tienen actividad en la calle Alfonso.
Una veintena de locales no tienen actividad en la calle Alfonso.
José Miguel Marco

También en las tiendas tienen buenas sensaciones, sobre todo desde el verano. “Se nota que la gente está más alegro, que se va animando, también en el gasto”, valora Isabel Bellostas. En la misma línea opina Isabel Vicente. “Poco a poco vamos superando la pandemia, viene más gente. Pero necesitamos que se mueva más el turismo, ese es un tema que pediría a las instituciones que movieran más”, indica la propietaria en el preciso momento en que una visitante andaluza le pregunta por dos pulseras de la Virgen. “En esta calle estamos muy ligados a este tipo de cliente, necesitamos que no dejen de venir”, matiza.

Al otro lado de la calle, los obreros se afanan en rehabilitar un edificio, uno de los tres en los que se está interviniendo de manera integral a lo largo de la vía. Lo que unido a la futura reapertura de la Joyería Aladrén como café-bar dará, con suerte, un empuje a este enclave comercial.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión