solidaridad

Nueve etapas por el desierto de Marruecos en un Seat Ibiza

Dos estudiantes zaragozanos participan en Uniraid, una carrera solidaria con coches de más de 20 años sin tracción 4X4 que reparte material por las aldeas más desfavorecidas de las antiguas rutas del Dakar.

Dos estudiantes de Ingeniería zaragozanos participarán en la carrera solidaria Uniraid.
Dos estudiantes de Ingeniería zaragozanos participarán en la carrera solidaria Uniraid.
J. E.

A Jorge Esteban y Gonzalo Santamaría, dos amigos de la infancia que se reencontraron en la Universidad de Zaragoza, les une además de la Ingeniería su pasión por el motor, la aventura y la solidaridad

Sus aficiones les han llevado a inscribirse como equipo en la carrera solidaria Uniraid, un 'rally' para estudiantes por el desierto con coches de más de 20 años sin tracción 4X4 por las antiguas rutas del Dakar, con el fin de repartir material solidario en las aldeas más desfavorecidas del desierto.

"Nuestro propósito principal es conseguir un mínimo de 40 kilos de material escolar para donar a la llegada al país, además de concienciar sobre la dura forma de vida en esta parte del planeta. Enviar material a estos lugares es fundamental para su desarrollo educativo y social, y este proyecto nos acerca a un mundo más real del que estamos acostumbrados en la universidad, brindándonos la oportunidad de colaborar y aprender al mismo tiempo", recalca Jorge Esteban, que cursa tercero de Ingeniería Informática. 

Para disfrutar de esta experiencia, su amigo Gonzalo y él han comprado un Seat Ibiza de la primera generación (una versión de cinco puertas del coche que salió en el año 1992), en el cual están trabajando para adaptarlo a las necesidades del desierto. "Lo elegimos por su robusto motor de gasolina de 1500 cc, una potencia óptima para nuestro propósito. Se lo compramos por 800 euros a un señor mayor que lo tenía muy bien cuidado en un pueblecito de nuestra Comunidad. A ambos nos gusta el mundo del motor, siempre estamos con los coches para arriba y para abajo, y cuando lo vimos no nos pudimos resistir", cuenta Jorge, ilusionado.

Nueve etapas de navegación por el desierto

A través de sus redes sociales, han empezado ya a mover el proyecto para recaudar material y conseguir financiación de cara a la carrera, que se celebrará en el mes de febrero. "Llevamos bastante material, mínimo son 40 kilos, pero si podemos intentaremos llevar 100. Todo lo que se vuelque y colabore la gente lo donaremos. Principalmente material escolar, pero también cosas de desarrollo social, como placas solares o bicicletas para que se puedan mover por allí. Hay gente que ya nos ha estado dando cosas, y en cuanto podamos intentaremos montar algún punto de recogida, porque el fin último es ayudar", subraya Jorge. 

En total, el proyecto consta de nueve etapas de navegación para estudiantes (dos de viaje y siete por el desierto), para las cuales cada equipo debe preparar su propio vehículo. "El circuito es en mitad de la nada, y por eso tenemos que ir preparando los coches para llegar a través de las dunas y las rocas. Aunque la organización planifica unas rutas viables que podamos cumplir, cada día igual te pegas ocho horas metido en el coche. Incluso hay una etapa que es nocturna, para la que hemos tenido que instalar unos focos", explican.

Gonzalo y Jorge preparan el coche para su aventura en el 'Dakar'.
Gonzalo y Jorge preparan el coche para su aventura en el 'Dakar'.
J. E.

En Zaragoza, presumen de ser los primeros estudiantes que se lanzan a participar en este reto solidario. Cuentan que se enteraron a través de otro conocido de la provincia de Huesca que había participado en una edición anterior, y al oír a otras personas hablar del proyecto no se lo pensaron. "Estamos inscritos y vamos 100% a menos que lo cancelen", afirman convencidos. 

Ya vacunados de la covid-19, no le temen a la enfermedad ni al contagio, y cuentan también con el apoyo de sus familias. "Al principio, cuando lo comentábamos en casa, nuestros padres nos decían: "muy bien, pero búscate la vida". Y así lo hicimos. Nos fuimos a un pueblo a comprar un coche a medias y nos inscribimos. Ahora les da un poco de nervios pensar que me voy a ir... pero al día siguiente de apuntarme me decían que ningún problema", comenta Esteban. 

Para Gonzalo, que estudia tercero de Ingeniería de Tecnologías Industriales en la Universidad de Zaragoza, el proyecto va más allá de su pasión por los coches y la aventura de pasar siete noches en el desierto. "Tiene también un impacto social, porque toda la gente a la que llegas se da cuenta no solo de los problemas que hay en la zona, sino también de que hay soluciones que podemos aportar cada uno desde su pequeña escala. Además de conocer la situación de quienes viven ahí o los problemas que tienen, queremos mostrar que se puede hacer algo siempre y cuando se tenga la oportunidad de hacerlo", concluyen ambos. 

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