Los peñistas de Zaragoza piden que se les permita abrir sus locales bajo las restricciones de la hostelería

Entienden la prohibición de las fiestas de la DGA pero recuerdan que tienen las mismas licencias que cualquier bar.

El presidente de El Rolladero, Carlos Carreras, y la presidenta de Interpeñas, Eva Cerdán
El presidente de El Rolladero, Carlos Carreras, y la presidenta de Interpeñas, Eva Cerdán
Guillermo Mestre

Hace casi 18 meses que entre las paredes de las peñas reina un escrupuloso silencio. Desde que la pandemia del coronavirus hizo acto de presencia, el Gobierno de Aragón prohíbe la apertura de estos locales de ocio en toda la Comunidad. Parados desde entonces, sin poder organizar ningún tipo de actividad que genere ingresos y a punto de encarar el segundo octubre consecutivo sin Fiestas del Pilar, los peñistas de Zaragoza han lanzado un grito de alerta. Aseguran que algunas están "en riesgo de desaparición" y piden que Sanidad les permita abrir sus puertas con las mismas restricciones que tienen los negocios hosteleros.

Desde las dos federaciones de la ciudad aseguran comprender y respetar las suspensión de los festejos porque "hay que ser prudentes", pero recuerdan que tienen las mismas licencias que cualquier bar. "Somos los primeros interesados en que esto pase y estamos dando muestras de ejemplaridad. No podemos entender por qué no nos dejan abrir con todas las medidas de seguridad. Es irracional", denuncia Eva Cerdán, presidenta de Interpeñas, que recuerda que estas agrupaciones "no han dado que hablar por ningún motivo".

La portavoz de la entidad asegura que llevan tiempo tratando de hacerse oír pero que no han recibido respuesta por parte de la DGA. "Si hablaran con nosotros se darían cuenta de que esa decisión no es la acertada y nos darían la oportunidad de demostrar que también podemos seguir las medidas y ser responsables", incide. Ahora, cuenta que la situación que atraviesan es delicada porque no se les permite "hacer absolutamente nada" y necesitan, al menos, un "pequeño ingreso extraordinario" para salir adelante.

Es, según dice, gracias a los socios que han continuado pagando las cuotas pese a no poder disfrutar de ninguna actividad por lo que se han mantenido a flote. Pero, aún así, no todos han podido quedarse, porque la crisis económica que ha traído consigo el coronavirus no es fácil para muchas familias. En El Rolladero, por ejemplo, cuenta su presidente Carlos Carreras que antes de la covid eran casi 400 socios y actualmente se han quedado en unos 250. "Nosotros vamos subsistiendo, pero si estamos otro año más sin poder abrir creo que alguna peña va a desaparecer", lamenta.

Igualmente, la Unión Peñista (UPZ) advierte de este riesgo. Recuerdan que se está permitiendo programar numerosos actos culturales y piden tener también esa posibilidad. «Hemos tenido que seguir pagando todos nuestros gastos pero no se nos ha permitido ejercer nuestra actividad, no nos han dado ninguna solución y mucho menos ayudas», critican fuentes de la organización, que además ensalzan la labor de este colectivo para conseguir que las Fiestas del Pilar -y otras tantas celebraciones como San Jorge o el Carnaval- sean "populares" y lleguen a todos los barrios. "No podemos seguir así", insisten.

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