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La Guardia Civil investiga a un joven de 20 años por la presunta violación de una chica de 14 en Zaragoza

La menor tardó en denunciarlo porque el supuesto agresor la grabó en vídeo y temía que difundiera las imágenes.

Un agente de la Guardia Civil de espaldas y junto a un vehículo oficial del cuerpo.
Un agente de la Guardia Civil de espaldas y junto a un vehículo oficial del cuerpo.
Guardia Civil

El Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 2 de Zaragoza se ha hecho cargo de las diligencias abiertas contra L. B. B., de 20 años, como presunto  autor de la violación de una chica de 14. Según declaró la menor, habrían sido varias las veces que el joven la obligó a mantener relaciones sexuales contra su voluntad. Sin embargo, asegura    que tardó algún tiempo en decidirse a denunciarlo porque en la primera ocasión la grabó en vídeo con el móvil y tenía miedo de que pudiera difundir las imágenes.

La Comandancia de la Guardia Civil de Zaragoza inició las pesquisas la noche del pasado 8 de mayo, cuando fue informada de que en el Hospital Materno-Infantil acababan de asistir a una chica que decía haber sido víctima de una agresión sexual. La menor acudió allí acompañada por la Policía Nacional, ya que previamente había pasado por comisaría para informar de lo sucedido. Lo hizo junto a una amiga y la madre de esta, porque le daba vergüenza contárselo a sus padres. Sin embargo, al no haber cumplido los 18 años, fueron los propios agentes quienes se encargaron de informar a su familia.

Dada la naturaleza de los hechos, el hospital informó también de la presunta violación al juzgado de guardia, que envió a un forense para que examinara a la adolescente. Esta le contó que aquella tarde había quedado con un joven con el que llevaba algunas semanas saliendo. La madre de este no iba a estar en casa, por lo que acordaron verse allí. Según la menor, el chico quiso mantener relaciones sexuales. Y aunque ella se negó, supuestamente, él habría conseguido inmovilizarla e imponer su voluntad.

En una fase posterior de la investigación, la chica relató que no era la primera vez que el joven la obligaba a mantener relaciones a la fuerza.De hecho, precisó que ya había sucedido algo parecido en dos ocasiones durante el mes de abril. Según la denunciante, si no contó antes lo que estaba pasando fue porque tenía miedo a las consecuencias, ya que el joven la    había grabado en vídeo sin permiso. Con la excusa de que quería comprobar que no se le veía la cara, la menor consiguió que el ahora investigado le pasara las imágenes. Y la chica las puso a disposición de los investigadores.

Conducta "retraída e infantil"

La Guardia Civil entendió que    los hechos podían ser constitutivos no solo de varios delitos de agresión sexual, sino también de otro de corrupción de menores, ya que se había llevado a cabo una filmación de material pornográfico. Por todo ello, varios agentes se trasladaron el 10 de mayo al domicilio de L. B. B. y procedieron a su detención.

A los funcionarios les sorprendió la conducta «retraída e infantil» del presunto agresor, que «en ningún momento parecía consciente de la gravedad de los hechos».Y así lo hicieron constar en su atestado, lo que llevó al juzgado a encargar a los forenses que lo examinaran. Tras hacerlo, los especialistas concluyeron que su inteligencia se encuentra «dentro de los parámetros de la normalidad» y que no presenta alteraciones psíquicas que afecten a su voluntad o capacidad de entender.

El juez dejó en libertad provisional al sospechoso, pero le impuso una orden de alejamiento que le impide acercarse a la chica o contactar con ella.

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