Crónica política

La 'incógnita Vox' y la hora de la verdad en el Ayuntamiento de Zaragoza

Julio Calvo amenaza con no apoyar los presupuestos, pero asume que el gobierno de Azcón no va a caer.

El alcalde Azcón, delante de la bancada de Vox.
El alcalde Azcón, delante de la bancada de Vox.
Guillermo Mestre

Será casualidad o la tendencia a hacer balance cuando se supera el ecuador de la legislatura. Si en estos días de canícula sube la temperatura entre los socios del Ejecutivo autonómico, con Podemos recordándole a los socialistas que «los pactos están para cumplirse», por más o menos lo mismo en Zaragoza capital crujen las costuras del acuerdo entre el bipartito municipal PP-Cs y su socio de investidura, Vox. La armonía de la derecha también está en el debate local. ¿Irá a más la tensión con el partido de Abascal o el oleaje quedará en nada cuando llegue la hora de la verdad?

Sin ser lo mismo –Podemos forma parte de la coalición de la DGA y Vox está en la oposición, además de que el gobierno municipal ha dado hasta ahora más muestras de sintonía que el autonómico–, late un temor parecido: el partido pequeño percibe que no acaba de sacarle la rentabilidad a los acuerdos, mientras palidece a 21 meses de las elecciones ante el miedo de quedar engullido por los mayoritarios. Podemos y Vox bracean en busca de atención y amagan con una crisis que no llega a mayores, ya que, de momento, todo el mundo sigue en su puesto.

A esto se le puede sumar el influjo de los vaivenes de los partidos a nivel nacional y su repercusión en las provincias. Esto le pasó a PP y Vox, a costa de la abstención de los primeros cuando la Asamblea de Ceuta declaró persona non grata a Santiago Abascal, mientras que en Andalucía ya preparan una prórroga presupuestaria en un claro clima preelectoral. En Zaragoza, Vox le dio hace unos días un serio aviso al alcalde, Jorge Azcón. Unió su rechazo al de la izquierda para impedir que el gobierno aprobara un recorte de 8,7 millones con el que enjugar el déficit con el que el Ayuntamiento cerró 2020 y que tocaba algunas de las partidas que la extrema derecha había puesto en el presupuesto. El portavoz de Vox en la ciudad, Julio Calvo, deja claro que la actitud de PP yCs no le parece «leal», que Azcón «sigue obedientemente la hoja de ruta de ZEC» y que «no es descartable» que si el gobierno «no se aviene a razones, al final no haya presupuestos». Y dice que gestos como el de cambiarle el nombre a la calle y la plaza dedicadas al Che Guevara o promover el monumento a los héroes de Los Sitios en Macanaz –dos exigencias de Vox– «no son suficientes».

Ante esto, los populares admite que están «condenados a entenderse con Vox».Y Vox con ellos. El alcalde lo ha dicho más de una vez: si Calvo no apoya al gobierno la alternativa es «el PSOE, Fernando Rivarés y Alberto Cubero». Cs, sin apenas interlocución con la extrema derecha (de eso se encarga el PP), coincide y lamenta que la formación de Abascal ceda «a la presión de la dirección nacional».

Calvo asume que el gobierno de Azcón «no va a caer, pero tendrá que ser más razonable». Y en lo que Vox entienda como razonable estará lo que PP-Cs vaya a sufrir. Esa es la incógnita. El gobierno dice estar preparado incluso para la prórroga de las cuentas de 2021 si es necesario, pero confía en que la beligerancia quede para el año previo a las elecciones. Y más a la espera de un presupuesto que debe ser de recuperación, con más inversión y la llegada de fondos europeos.

El gobierno, que esta semana ha mantenido contactos con Calvo para aliviar las tensiones, lanza un aviso que va a la molla del asunto: la pugna por un electorado compartido. «Que Vox se enfrente al gobierno le perjudica más que le favorece –dicen los populares–. El electorado de Vox no entendería un enfrentamiento con Jorge Azcón. ¿Qué alternativa tiene? ¿La izquierda?». La respuesta, no tardará.

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