El centro covid de Casetas (Zaragoza) cierra de forma temporal tras atender a 1.069 personas

El centro covid de Casetas, el último de los cinco espacios de estas características que puso en marcha el Gobierno aragonés que permanecía abierto, cierra temporalmente ante la falta de pacientes. Fuentes del Departamento de Ciudadanía y Derechos Sociales confirmaron que ante la ausencia de usuarios se aconseja que deje de funcionar en estos momentos, "pero se reabrirá si la situación epidemiológica lo hiciera necesario", aseguraron.

Durante esta pandemia en estas instalaciones se ha atendido a 1.069 personas de las más de 1.500 que han pasado, en total, por las cinco instalaciones similares que se pusieron en funcionamiento. En concreto, en la primera ola fueron 197 de los 1.069.

Los primeros ancianos llegaron al centro intermedio de Casetas el 3 de abril de 2020. Este equipamiento zaragozano, con 128 plazas, se sumó a los de Miralbueno, Yéqueda (Huesca) y Alfambra (Teruel) que se abrieron en esos días con el mismo objetivo. A finales de junio del año pasado Casetas ya bajó la persiana una vez tras recibir el alta el último paciente de los centros covid, Eugenio Gimeno de 89 años. Sin embargo, tres semanas después los rebrotes que castigaron con dureza a las residencias de personas mayores y con discapacidad obligaron a reabrir sus puertas para acoger a ancianos que se recuperaban del coronavirus. Ante la cada vez menor presencia de enfermos, en los últimos meses han permanecido en él tanto pacientes positivos como aquellos que una vez superada la infección necesitaban un tiempo de recuperación.

Otros dispositivos similares han ido cerrando como tales, los últimos a finales del pasado febrero, al no ser ya necesarios ante la caída, hasta casi desaparecer, de los brotes en las residencias.

Diez brotes y 10 contagiados

Respecto a la situación de mayores en Aragón, actualmente hay abiertos diez brotes que afectan a diez personas, nueve trabajadores y un residente, todos ellos positivos por coronavirus, según el balance dado a conocer ayer por el Gobierno aragonés. No hay usuarios de geriátricos ingresados en centros hospitalarios. Desde que comenzó la segunda oleada en la Comunidad han fallecido 776 internos en la residencias aragonesas.

Los contagios en estas instalaciones se han desplomado con la generalización de la vacunación de residentes y plantillas. Hace una semana Aragón no tenía ningún interno infectado y solo había dos brotes en geriátricos con dos empleados afectados.

Ante la sexta ola y la explosión de casos entre los jóvenes de 20 y 24 años, el sector de las residencias mostró este jueves su "prudente tranquilidad". "Se han abierto las puertas con precaución, porque el virus sigue estando ahí, pero de lo que no cabe duda es que con la vacunación podemos respirar. Tocamos madera porque no nos está afectando", dijo. Apuntó que los profesionales de las plantillas "siguen vacunándose" y cada vez son menos los que rechazan la inmunización.

Desde finales de junio los usuarios de las residencias vacunados no tienen que usar la mascarilla ni dentro ni fuera de las instalaciones, en los jardines y zonas verdes, siempre y cuando se mantenga una distancia interpersonal de 1,5 metros. Además, los internos inoculados han retomado sus paseos y actividades. Las visitas de familiares y voluntarios, siempre con tapabocas de por medio, han recobrado la normalidad.

La Asociación de Residencias de Ancianos y Servicios de Atención a los Mayores (Lares) no vio desde el principio con buenos ojos esta flexibilización de las medidas. "Cuando nos consultaron defendimos que la mascarilla debería seguir llevándose en el interior -apuntó su presidenta, Emilia Bergasa-. De hecho es la recomendación que hacemos, aunque la decisión última la tiene cada persona porque para eso hay una normativa. Lo que sí estamos pidiendo a los usuarios y sus familiares es que actúen con mucha responsabilidad cuando pasan unos días fuera de los centros".

La residencia privada de Ejea lleva casi medio año intervenida

La residencia de mayores Villa de Ejea, un centro privado de la capital de las Cinco Villas, va camino de cumplir medio año intervenida por el Departamento de Ciudadanía y Derechos del Gobierno aragonés. La medida se adoptó el pasado 15 de enero, después de que el día 11 se viera afectada por un brote de coronavirus que dejó un balance de, al menos, 95 usuarios y 18 trabajadores infectados, lo que suponía el 90% de sus internos y profesionales. Se trata del noveno centro intervenido en la Comunidad tras la finalización de la primera ola, en la que el Ejecutivo asumió temporalmente la gestión de otros ocho. La consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales, María Victoria Broto, ha explicado en varias ocasiones que esta inusual situación se prolongará hasta que tenga capacidad de funcionar normalmente sin la ayuda de la DGA.