economía

El mercadillo ambulante de Zaragoza acumula aún un 80% de pérdidas pese a llevar cuatro meses sin restricciones

Los vendedores aplauden las últimas mejoras pero piden alargar las líneas de bus

Los vendedores ambulantes no logran recuperarse del golpe que les asestó la covid. Aunque hace ya casi cuatro meses que el Gobierno de Aragón los liberó de las restricciones, los comerciantes que dos veces por semana despliegan sus puestos en La Almozara apenas han visto crecer sus ventas. De hecho, la facturación es todavía aproximadamente un 80% menor que antes de la pandemia, «y en algunos casos incluso más». Así de clara se expresaba ayer, desde su puesto, la presidenta del colectivo, Esther Jiménez, que no obstante también quiso ser positiva. «Los miércoles no suele venir nadie pero hoy hemos visto más gente», apuntó. Y también mostró sus «esperanzas» de que, aunque «muy despacio», la situación vaya mejorando. «Las clientas están más animadas», aseguró.

Lo cierto es que a última hora de la mañana todavía había buena actividad. Aunque, también es verdad, muy poca comparada con cualquier domingo. Entre los vendedores la sensación era muy similar. La mayoría coincidía en que «la cosa está muy mal», pero agradecían la confianza de la clientela «de siempre», gracias a quienes han podido seguir capeando el temporal. «Yo sigo viniendo casi todas las semanas, tanto a por cosas que necesito como a pasar el rato», apuntó María Jesús Esteban, vecina de la zona, justo antes de abandonar el recinto con un par de bolsas.

Mirando hacia la recuperación, la presidenta de la asociación de comerciantes habló sobre todo de los nuevos puestos de venta de frutas y verduras que se estrenaron en abril. Aseguró que están teniendo un «éxito tremendo» y atrayendo a nuevos compradores, por lo que alabó la labor del Ayuntamiento. No obstante, pese a estar satisfechos con este cambio, así como con la instalación de megafonía, los vendedores tienen otras propuestas para mejorar el mercadillo. Sobre todo, dijo Jiménez, lo que tiene que ver con el transporte público. Piden alargar las líneas 42 y 23 para que tengan parada frente al recinto, porque ahora muchos clientes deben hacer transbordo y «entre semana no les da tiempo a venir». «Es realmente imprescindible», enfatizó.

También apuestan por techar el rastro o usar lonas para resguardarse de la lluvia y las altas temperaturas y que el clima no les obligue a perder días de trabajo.

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