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Nuevas drogas: más elaboradas y más peligrosas

Las autoridades se han incautado en los últimos meses de sustancias hasta ahora inéditas en la capital aragonesa. Los expertos advierten de sus efectos.

'Tusi' o cocaína rosa.
'Tusi' o cocaína rosa.
Guardia Civil

Todos los negocios, también los que caminan fuera de los términos de la legalidad, se reinventan periódicamente. Ocurre en el tráfico de drogas, un ámbito en el que conviven las sustancias más conocidas, como la marihuana, la cocaína, el speed con otras que por ahora tienen escaso arraigo en el territorio, pero que buscan su propio nicho y un hueco en este particular mercado.

En lo que va de año han hecho acto de presencia, por primera vez en la provincia de Zaragoza, al menos dos nuevas drogas. Se trata de la conocida como droga de los pobres o ‘karkubi’ y de la cocaína rosa. Esta última, por cierto, tiene poco que ver con la ‘fariña’ blanca que tantas operaciones policiales ha motivado, sino que en realidad es una variante de otro narcótico. «No es más que un tipo de anfetamina de las que se consumen desde hace más de dos décadas. Se consume por vía oral o nasal y la intensidad de sus efectos, que están en la esfera de la excitación, varía en función de los componentes que se le añade», instruye la doctora Ana Ferrer, jefa de la unidad de Toxicología del Hospital Clínico de Zaragoza.

La operación Cantinflas, que acabó con la primera incautación en la capital aragonesa de la sustancia magenta (también conocida como ‘tusi’), se cerró hace dos meses. Cuatro hombres resultaron detenidos por, presuntamente, adquirir entre otras drogas la cocaína rosa en la costa valenciana para ‘importarla’ a Zaragoza. Según fuentes de la Policía Nacional, esta sustancia «ha calado hondo en los últimos años entre la población joven de nuestra sociedad» por, entre otros efectos «alterar todos sus sentidos».

También ha entrado con fuerza en España, sobre todo en el sur, el ‘karkubi’. Así es como se denomina en Marruecos, de donde es originaria, a la droga de los pobres, una sustancia que surge de la mezcla de un ansiolítico (clonazepam) con hachís y otras sustancias, como pegamento y hasta alcohol. En febrero se tuvo indicios por vez primera de que podía estar moviéndose por la capital aragonesa cuando se arrestó a un sospechoso con 1.500 comprimidos de Rivotril, uno de los fármacos empleados como base. También portaba una treintena de recetas falsas, con las que conseguía las pastillas y que podrían haber supuesto la salida de otras 3.200 unidades del mercado legal.

«El efecto que produce es la clásica distorsión en la percepción de los estímulos. Al que la toma le parece que el paso del tiempo es más largo... o más corto. Se altera la forma en que se percibe la realidad, ya que la benzodiazepina es calmante y que, en función de la dosis, llegue a dormir a quien la ingiere», señala Ferrer. Pero, ¿hasta qué punto es peligrosa? «Deja al consumidor en una situación neurológica precaria, puede caerse y sufrir un accidente. Por decirlo de algún modo, le funciona mal el cerebro, le produce una disfunción importante del sistema nervioso y puede llevarle al delirio o la paranoia», añade. La droga de los pobres, cuyo público objetivo son personas con rentas bajas, se ingiere por vía oral, en forma de pastilla que se obtiene prensando harina con el polvo del hachís y el medicamento.

Un éxtasis que anestesia

El GHB o éxtasis líquido es otra de las drogas de nuevo cuño. «En realidad, pese a su hombre, es anestésico. Incluso, en función de la dosis, puede llegar a provocar comas de hasta tres cuartos de hora», apunta la doctora. «Lo toman, sobre todo, en el ámbito de algunas discotecas, especialmente en Barcelona. Muchos de los que lo toman han esnifado antes cocaína, y lo que buscan es bajar ese efecto previo». Otra de las sustancias que proliferan en España son la burundanga o la Ayahuasca.

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