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Flores 'premium': cuando lo artificial parece natural

Ohana es una palabra hawaiana que significa familia y el nombre de una apuesta comercial en la calle Princesa de Zaragoza, que tiene de protagonistas a las flores y plantas artificiales de máxima calidad e impecable imagen.

La recién estrenada primavera se presenta con una explosión de tonalidades. Tulipantes, rosas, margaritas… inundan los jardines, los balcones de las casas, cualquier rincón. Pero qué ocurre cuando se da paso al otoño y al invierno; dónde quedan esas totalidades tan vivas que alegran la mirada, que impulsan el ánimo, qué relajan; por qué privarse de tener un entorno de belleza permanente. 

Tres emprendedores zaragozanos decidieron hace un año y medio poner en marcha un proyecto con un lema que se ha convertido en su sello de identidad: ‘Cuando lo artificial parece natural’. Así surgió en la calle Princesa (local 4) Flores Ohana, un espacio que tiene de estrellas a las flores y las plantas artificiales y donde siempre parece primavera.

"Nos gusta decir que es un ‘atelier’ donde se teje la magia floral. Olvídate de las flores secas que no podrás quitar el polvo ni limpiar, olvídate de regar o decirle a alguien que las cuide cuando estás de viaje. Se puede disfrutar de la flor artificial con su hiperrealismo, su colorido y con calidad", explica Tania de los Bosques. Ohana es una palabra hawaiana que significa familia. Y es el nombre que eligieron los tres protagonistas para lanzar una empresa "que tiene más carrera y trasfondo en su sentido. No somos la típica floristería al uso de venta de ramos y plantas", aclara Tania, quien junto con su marido, Juanjo Naranjo, y su madre, Isabel González, abrieron las puertas el 9 de octubre de 2019 a este taller creativo "donde se hacen auténticas maravillas".

"Se puede disfrutar de la flor artificial con su hiperrealismo, su colorido y con calidad"
Ohana, comercio de flores y plantas artificiales en la calle Princesa de Zaragoza
Ohana, comercio de flores y plantas artificiales en la calle Princesa de Zaragoza
FRANCISCO JIMENEZ

"Queríamos emprender algo diferente, redoblar esfuerzos para tener algo nuestro. Un día mi hija me comentó: ‘Mami, por qué no hacer una floristería con Babel’, que es así como llama a mi madre. Ella había estudiado Bellas Artes, siempre ha hecho decoraciones en locales y escaparates, conocía el gremio porque ha trabajado trece años en diferentes floristerías. Mascamos el tema; crear pero algo diferente a los demás, salir de una floristería al uso", evoca Tania, que se diplomó en relaciones laborales, "una formación que ahora me viene muy bien para analizar cómo las plantas ayudan a mejorar los entornos de trabajo frente al estrés".

En el relato interviene su madre: "Estábamos muy ilusionadas, pero yo lo tenía claro y así se lo trasladé a mi hija: si montamos algo, que sea de flor artificial. Las opciones creativas son infinitas: dibujas, diseñas, propones después de escuchar las necesidades de las personas. El producto es de calidad -sedas y terciopelos, materiales reciclados y tratados para proteger de los rayos ultravioleta, resinas de fácil limpieza y mantenimiento- e impacta porque es diferente y perdura en el tiempo", explica Isabel ‘Flowerplanner’, como se hace llamar de forma coloquial y cariñosa entre el público.

Ohana, comercio de flores y plantas artificiales en la calle Princesa de Zaragoza
Ohana, comercio de flores y plantas artificiales en la calle Princesa de Zaragoza
FRANCISCO JIMENEZ

El muestrario atrapa: desde flores silvestres, prímulas, peonias, amapolas, rosas, lavandas, alegrías, margaritas, olivas, flores en pecera, girasoles, eucaliptus o almentros hasta plantas de gran envergadura como ‘anthurium’, ‘sansevieria trifasciata’, árbol ficus, palmera raphis, arecas, calatheas, cactus, begonias, bambús… "Traemos todo lo que parezca natural, pero sin serlo, y las llamamos por su nombre. Estamos abiertos a la intemporalidad: todas las flores y plantas son posibles en cualquier estación del año", resalta Isabel.

Ohana no solo se centra en un cliente particular -nacimientos, cestas, jardines verticales, coronas, columbarios-, sino también en diferentes profesiones: "Asesores de bodas, centros estéticos, hospitales, hostelería, oficinas, empresas que quieren tener y obtener de la decoración una prolongación de su imagen corporativa y de marca. Ofreces un producto sin igual, totalmente perfecto y sempiterno, que no da quebraderos de cabeza", amplía Isabel.

Flores Ohana: Tania de los Bosques, Juanjo Naranjo e Isabel González
Flores Ohana: Tania de los Bosques, Juanjo Naranjo e Isabel González
Juan Valiente

Y en su discurso surge otra palabra que abanderan: sostenibilidad. "Es desolador que haya países donde no se tiene agua y se está poniendo cuatro litros a la semana a un ramo de flores muerto porque ya está cortado. Este año estamos tramitando la adhesión al sello de Responsabilidad Social de Aragón (RSA) y también al Pacto de Luxemburgo para trabajar en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030. Recomiendan trabajar tres de los 17 que hay y uno de ellos sería ‘Ciudades y comunidades sostenibles’. Además de los novedosos ‘ecologos verdes’ para marcas. Colaboramos con mucha gente de Zaragoza para dar a conocer nuestros productos", concluye Tania de los Bosques.

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