Un año de Cabify en Zaragoza sin todo el ruido esperado

La pandemia desdibuja el conflicto con los taxistas y la empresa hace un balance "muy positivo" de su estreno en la ciudad.

Un coche de Cabify circula por la avenida de José Atarés, en el barrio del Actur
Un coche de Cabify circula por la avenida de José Atarés, en el barrio del Actur
José Miguel Marco

Fue la primera empresa de alquiler de vehículos con conductor en llegar a Aragón y, de momento, la última. La entrada de Cabify a Zaragoza siguió la misma tónica que en otras ciudades del país. No estuvo exenta de polémica, en especial con el sector del taxi, que le acusaba de hacer "competencia desleal" y de no respetar la normativa que regula su actividad, como el tiempo mínimo de precontratación. 

Los veinte vehículos híbridos que comenzaron a circular el año pasado por las calles de la ciudad lo hicieron con numerosas restricciones por parte de las instituciones, como la falta de paradas propias o la prohibición de circular por los carriles bus, además de la obligación de regresar a la base tras un servicio. Ahora, pese una entrada algo abrupta, la crisis sanitaria parece haber desdibujado el conflicto y desde la compañía aseguran que el balance final es "muy positivo".

Cabify cuenta ya un año desde su llegada a una capital aragonesa pre-pandemia que sigue volcada de lleno en la lucha contra el virus. Aterrizó bajo condiciones que, al parecer, llegaron a incumplirse durante los primeros días, cuando el Gobierno de Aragón admitió que la empresa no estaba respetando la ley al no registrar sus servicios. Hasta ahora, según informan desde la institución, se han iniciado cuatro procedimientos sancionadores por no llevar las hojas de ruta o por obstrucción a la inspección, y quedan pendientes otros tres. Es una cifra mínima tras todo el tiempo transcurrido, pero entre los taxistas consultados el sentir parece seguir siendo el mismo que hace doce meses: creen que siguen saltándose normas, como la prohibición de circular por las calles en busca de clientes.

En este tiempo, la empresa ha sufrido, como tantos sectores, una paralización de su actividad que por momentos llegó a ser casi total. Hoy en día, aseguran que mantienen el 60% de la ocupación gracias, en gran medida, a "las ventajas que brinda la tecnología", campo en el que se desenvuelven con bastante más soltura que sus competidores. Aunque prefieren no revelar si su flota ha aumentado de tamaño o no, fuentes de la DGA recuerdan que durante el último año se han concedido 80 licencias provenientes de las sentencias que estaban pendientes. Todavía faltan diez más, pero a partir de ahí no hay cupo para otorgar nuevas.

"Estamos muy contentos con nuestro primer año de actividad en Zaragoza, la acogida ha sido muy satisfactoria"

Con más o menos coches, desde Cabify defienden su modelo de movilidad por representar, "incluso en los momentos más duros" de la crisis sanitaria, una alternativa "segura, accesible y sostenible" que contribuye a reducir el uso del vehículo particular. Además, como defendió en su día el vicepresidente de asuntos públicos, Mariano Silveyra, apuestan por una convivencia beneficiosa para todos los medios de transporte. "Estamos muy contentos con nuestro primer año de actividad en Zaragoza, la acogida ha sido muy satisfactoria", resume Silveyra, que también destaca que han "generado oportunidades laborales para los conductores de VTC, siendo una vía de ingresos incluso en las semanas donde había mayores restricciones".

Nuevos hábitos

Lo que está claro que ha cambiado durante este último año son los hábitos de los clientes. Desde que terminó el confinamiento, los conductores observaron cómo las horas de mayor demanda se adaptaban a las restricciones sanitarias de cada momento. Actualmente, según indican fuentes de la compañía, se registra una mayor actividad entre las 19.00 y las 21.00, aunque también destaca la franja de primera hora de la mañana (8.00-9.00). Los fines de semana es al medio día cuando se concentra el mayor volumen de trabajo.

Las razones de los usuarios para desplazarse también son diferentes. Antes era el ocio nocturno lo que motivaba buena parte de los trayectos, mientras que ahora la salud y el trabajo son las principales razones. Si durante los primeros días el centro de la ciudad era uno de los grandes polos de demanda, tanto de lugar de origen como de destino, ahora el distrito Universidad, el centro comercial Augusta y la estación Delicias han ganado terreno. La distancia media de los viajes, según informan las mismas fuentes, se sitúa entre 3,5 y 4 kilómetros.

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