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Un año trabajando desde los barrios para paliar las consecuencias de la pandemia

Las redes de apoyo nacieron poco después de la declaración del primer Estado de Alarma y a día de hoy, muchas continúan en activo.

Recogida de alimentos, en Delicias.
Recogida de alimentos, en Delicias.
Recogida de alimentos, en Delicias.

Un año después de la declaración del primer estado de alarma y del inicio del confinamiento, la situación económica por la que pasan muchas familias de la capital aragonesa continúa siendo delicada. Y quienes les ayudan parecen no vislumbrar el final de esta pesadilla. Las redes de apoyo que de manera espontánea surgieron en los distintos barrios de Zaragoza cumplen un año de duro trabajo. Mientras que algunas, las más pequeñas, han quedado por el camino, las más potentes continúan estando muy activas.

Es el caso de la Red de Apoyo de Delicias, una de las primeras en constituirse. En poco más de 365 días, la red ha atendido más de 4.000 llamadas de vecinos solicitando ayuda o información. El grupo de consumo del colectivo, centrado en atender las peticiones urgentes de alimentos básicos, ha contabilizado hasta 718 intervenciones, lo que se traduce en un total de 2.289 personas atendidas -1.451 adultos, 838 menores- y un gasto de 12.832 euros provenientes de donaciones. Además, han realizado una veintena de recogidas de alimentos en supermercados del barrio.

En palabras de Josefa, una de las voluntarias de la red, ha sido una labor “dura pero muy gratificante”. Josefa forma parte de la entidad prácticamente desde el principio. Accedió a ella como demandante de ayuda, aunque finalmente ha acabado echando una mano a los que como ella, también lo han necesitado. “No imaginábamos que un año después íbamos a tener que seguir prestando ayuda. Yo pensaba que sería algo más temporal”, reconoce. Esta semana, Josefa está a cargo del teléfono de la red, aunque también acude al mercado a comprar productos frescos como carne, fruta o verdura, y colabora en las recogidas de alimentos. Algunos establecimientos como Frutas Lorenzo, les donan productos cada semana. “Estamos otra vez igual que al principio de la pandemia. No damos abasto”, señala.

Huchas para recoger fondos en Delicias.
Huchas para recoger fondos en Delicias.
Red de Apoyo de Delicias

El grupo de educación de la red de Delicias también ha tenido trabajo. El balance es de 272 acciones realizadas: 131 provisiones de material escolar y 124 entregas de tareas escolares impresas, entre otras cosas. En cuatro casos también se facilitó el acceso a internet de los alumnos y en otros cuatro se proporcionaron dispositivos informáticos.

“Los vecinos se involucran mucho. Ya nos conocen”, comenta Josefa, que explica que la caja de resistencia con la que contaban se ha ido agotando, por lo que recientemente han colocado huchas en varios establecimientos de la calle Delicias (una farmacia, un estanco y un supermercado) para que los ciudadanos colaboren.

“La situación es desesperada”

La cascada de solidaridad tampoco ha cesado en Torrero. Una veintena de voluntarios trabajan varias horas al día gestionando la red, aunque también cuentan con colaboradores puntuales. Germán Berbegal García, miembro de la Red de Apoyo de Torrero, considera que la situación es “desesperada” y que “va para largo”. “Creemos que esta crisis va a ser más grande que la de 2008. Vemos que las instituciones no están respondiendo y somos el principal apoyo de la gente más vulnerable”, señala.

Esta red, como el resto, también se ha constituido en varias comisiones: de costura, para realizar mascarillas y trajes; de alimentación, para suministrar alimentos de primera necesidad a medio centenar de familias; de energía; educación, etc. “La que más está funcionando ahora es la de habitabilidad, porque hay mucha gente a la que se sigue desahuciando”, añade Berbegal. Desde esta comisión se ha creado un grupo de Facebook llamado ‘Necesito/Dono’ en el que los ciudadanos se organizan ellos mismos para solicitar ayuda e intercambios. “Hay peticiones de ropa, camas, comida, armarios, utensilios de cocina…” explica.

La Red de Apoyo de San José también funciona a pleno rendimiento un año después de su creación. Sus impulsoras creen que el objetivo de reforzar y recuperar las relaciones entre vecinos se ha cumplido “totalmente”, si bien consideran que muchas familias no tienen suficiente con las actuales ayudas. “Cuando comenzamos, apenas había lugares a los que acudir. Ahora, muchas personas han podido acceder a prestaciones como el ingreso mínimo vital, pero son insuficientes”, apuntan. Estos problemas, comentan, se agravan todavía más el caso de las personas migrantes.

Los voluntarios de la red aseguran que siguen teniendo una gran demanda de alimentos a la que dan respuesta gracias a donaciones y a la colaboración del Mercado Agroecológico. Además, cuentan con una comisión de informática que se encarga de arreglar equipos electrónicos que los vecinos les hacen llegar para que puedan tener una segunda vida en manos de personas con pocos recursos.

Desde San José tienen claro que la red surgió para quedarse y seguir prestando apoyo más allá de la era covid-19. “Antes ya éramos conscientes de las desigualdades con las que vivíamos. Necesitamos de estos cuidados comunitarios”, concluyen.

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