zaragoza

El clan de narcos de Épila los Caracoleros se enfrenta a una pena de 44 años de cárcel

El grupo compraba cocaína y otras drogas en Madrid y las vendía en la comarca de Valdejalón y su entorno.

Drogas, armas, joyas y otros objetos intervenidos por la Guardia Civil durante los registros de la operación Boxeo
Drogas, armas, joyas y otros objetos intervenidos por la Guardia Civil durante los registros a sus domicilios.
Guardia Civil

El clan de traficantes de la zona de Épila autodenominado como ‘Los caracoleros’, integrado por 16 personas a las que les unen lazos familiares y de amistad, se enfrenta a una pena conjunta de 44 años de cárcel por presuntos delitos contra la salud pública, pertenencia a grupo criminal y tenencia ilícita de armas. La larga lista de acusados pasó ayer por el banquillo del TSJA y mostró su conformidad con las conclusiones del Ministerio Público, aunque no con las penas que propone para ellos. La fiscal, que modificó su planteamiento inicial, pide cinco años de prisión para el cabecilla del grupo, José Antonio, J., alias el Caracolero. Este, supuestamente, era el principal responsable de la adquisición de importantes cantidades de sustancias estupefacientes, principalmente cocaína y hachís, para posteriormente proceder a su distribución, a través del resto de miembros de la organización, mediante la venta al menudeo a distintos puntos de la comarca de Valdejalón y otros municipios del entorno. Algunas de las localidades donde se considera probado que llegó la distribución son Ricla, La Almunia, Morata de Jalón, Illueca, Brea de Aragón o Arándiga.

Junto a José Antonio trabajaría su mujer, Asunción G. Esta habría participado de forma directa en la compra de cocaína, en la asistencia a los clientes y en la elaboración de monodosis destinadas a la venta final. Otros implicados directos en la trama son los hijos de los anteriores –José G., José J. y Yeray J.– y sus respectivas parejas: Dolores R., Ana G. y Patricia A. Todos ellos participarían en la venta final de sustancias estupefacientes a terceras personas, lo mismo que la hija de catorce años de José J. y Dolores R., que se encargaba presuntamente del negocio cuando sus progenitores se ausentaban del domicilio familiar. El padre se enfrenta a una pena de cárcel de seis años y medio.

Dentro del grupo hay otros miembros con un papel claro de vendedores, excepto uno de ellos que se encargaba de almacenar la droga en su casa, ubicada en una finca. Otro procesado, Ronald A., habría hecho frecuentes viajes a Madrid, al menos una vez al mes, para provisionar al clan de nuevas sustancias.

Las personas sin parentesco ocupaban, según el escrito de la Fiscalía, «un lugar inferior en la organización del grupo, siendo ajenos a las decisiones de control ejercidas por los integrantes familiares del clan».

Incendios intencionados

La investigación que acabó con la detención de los acusados arrancó tras una serie de incendios intencionados en viviendas y vehículos y la llevó a cabo el grupo EDOA de la Unidad de Policía Judicial de la Guardia Civil, que intervino una venta de Ronald a ‘el caracolero’ en la vivienda de este el 25 de junio de 2019. En el interior del vehículo del proveedor encontraron más de un kilo de cocaína con una pureza del 84%.

Los agentes accedieron a la vivienda y hallaron 9.058 euros en efectivo, cuchillos, navajas, machetes, una carabina de calibre 22 y una pistola junto a proyectiles. También encontraron varios utensilios para manipular droga. En posteriores registros al resto de domicilios, la Benemérita se incautó de distintas cantidades de cocaína, marihuana y hachís, escopetas, revólveres, munición, catanas, cuchillos y navajas de distintos tamaños, porras, estoques, teléfonos móviles, proyectiles detonadores, silenciadores, machetes, una espada y distintos vehículos. El juicio, previsto para tres sesiones, quedó visto para sentencia en la primera.

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