¿Por qué han suspendido los actos de la Cincomarzada?

En el último año, algunos compañeros se han quedado en el camino, por eso decidimos que, más que celebrarla, había que conmemorar la Cincomarzada. Habíamos planteado una marcha de los barrios con el compromiso de no dar la sensación de fiesta, un festival infantil con aforo limitado y un concierto de flamenco fusión en ‘streaming’, todo de acuerdo con el Ayuntamiento. Pero cuando la comisión de Hacienda nos dio semejante mazazo con la aprobación del presupuesto decidimos que no podíamos celebrar nada.

¿En qué medida les afectan las cuentas de este año?

Las dos grandes entidades vecinales de la ciudad están consideradas de interés ciudadano. Para potenciar esa participación se les dota de una aportación anual vía convenio, que era algo superior en favor de la Federación de Barrios (FABZ) porque se reconocía que tiene más asociaciones y hace más actividades. El año pasado se nos retiraron 16.000 euros en favor de la Unión Vecinal, y este año nos hacen otro recorte de 10.000 euros. Aparte, nos quitan un convenio de Acción Social contra la desigualdad, del que colgaban tres proyectos: el Banco del Tiempo, un ejemplo de solidaridad incluso fuera de Zaragoza; el proyecto de ayuda ‘Entrevecinos’; y la bolsa de material escolar, que ha llegado a casi un millar de niños.

¿Qué ajustes tendrán que hacer a partir de ahora?

Hemos tenido que empezar a recortar plantilla, en enero ya prescindimos de una persona. Esto va a tener un coste en puestos de trabajo y en actividad, el voluntariado no puede suplirlo todo. La estructura se tiene que mantener profesionalmente porque, por ejemplo, tenemos que justificar nuestra labor con toda la documentación necesaria, informes y seguros que ese trabajo requiere. Vamos a intentar salvar lo que podamos, como se suele decir, salvar los muebles.

¿Está en riesgo la participación ciudadana?

Es evidente, se está haciendo una limpieza ideológica.

Denuncian que se ha roto el pacto por el futuro de la ciudad.

Hay que explicar que, ante la situación tan difícil que causó la pandemia, el alcalde nos llamó para buscar un acuerdo donde estuvieran todas las fuerzas económicas, sociales y vecinales. Fue un trabajo intenso, todos aportaron con sinceridad. Ese pacto se suscribió con 286 medidas, válidas desde la primera hasta la última. Vox no participó. Y sorprende que el grupo que no lo suscribió mediatice su desarrollo.

¿Qué puntos se han incumplido?

Entre otras, la medida 129, de mantener la dotación de las líneas de subvenciones de las entidades de participación ciudadana; la 136, que apostaba por mantener y respaldar económicamente el tejido asociativo; la 143, para fortalecer las políticas de cooperación; y la 144, para fomentar la participación entre lo público y la iniciativa social.

Vox les pide ser solidarios y reducir su partida para ayudar a los que peor lo están pasando.

La extrema derecha utiliza un lenguaje maniqueo, los buenos y los malos, los de allí y los de aquí… En un mundo globalizado, la salida de la pandemia debe ser global. El gobierno ha renunciado a políticas activas que venía desarrollando desde hace décadas, que le habían convertido en uno de los más solidarios. Usar la pandemia como coartada para los recortes no se sustenta porque otras partidas han crecido sin tener que ver con la actual crisis.

¿Deben reinventarse las entidades vecinales?

Somos un reflejo de la sociedad, si es más activa y participativa, también lo son las asociaciones. Entre las administraciones y los ciudadanos tiene que haber interlocutores. Hay quien dice que el movimiento vecinal está amortizado, pero yo les recomiendo leer cualquier periódico, raro es el día en el que no aparezca en la defensa de los intereses de la gente.

¿Cómo se han adaptado a este año de pandemia?

Ha habido que cerrar todas las actividades. Las asociaciones tienen acciones reivindicativas y de participación que se trasladaron a videoconferencias, pero toda la programación de educación no reglada, como cursos de baile o pintura, ha caído. Esto ha supuesto que para muchas asociaciones han desaparecido sus pequeños ingresos. La ciudad ha sufrido económicamente y culturalmente, y así se lo hemos transmitido en más de una ocasión al Ayuntamiento.