moviildad
Dos estudios determinan que el transporte público de Zaragoza es seguro ante la covid si se mantienen las ventanillas abiertas
El Ayuntamiento cambiará todos los filtros de autobuses y tranvías para incrementar su eficacia hasta un 75%. Chueca defiende que “no hay un riesgo mayor que en cualquier otra actividad”.
El transporte público de la capital aragonesa es seguro. Viajar en los autobuses y tranvías de la ciudad no supone riesgos añadidos ante el contagio de coronavirus, eso sí, siempre y cuando las ventanillas y claraboyas estén abiertas en todo momento y se sigan respetando el resto de medidas sanitarias, como el uso obligatorio de la mascarilla o la distancia interpersonal. Esa es la conclusión a la que han llegado dos estudios sobre la calidad del aire llevados a cabo por la Universidad de Zaragoza y el Instituto de Investigación Biomédica de Aragón en colaboración con el Ayuntamiento. La concejal de Movilidad, Natalia Chueca, ha defendido este miércoles durante la presentación de los resultados que con esta actividad "no hay un riesgo mayor" que con cualquier otra, por lo que ha invitado a los ciudadanos que por "temor o recelo" dejaron de desplazarse habitualmente de esta forma a que vuelvan a hacerlo con "total tranquilidad".
Las investigaciones, que se han desarrollado a lo largo de las últimas semanas, han tenido en cuenta también otros factores como el tiempo medio de exposición (de aproximadamente 7 minutos en el caso de los convoyes aunque superior si se trata del bus) y la presencia de filtros o purificadores. El resultado es que es seguro, sí, pero el compromiso de los viajeros sigue siendo "fundamental", por ejemplo, en cuestiones como tratar de "hablar lo mínimo posible" durante el trayecto. “La calidad del aire es óptima”, ha defendido la edil, y el “factor determinante” son las ventanillas. "Abrirlas unos 15 centímetros o incluso solo 7 es suficiente. Nos transmite tranquilidad, son buenas noticias", ha remarcado. Por eso, el Consistorio ha comenzado a instalar adhesivos para recordar a los usuarios la necesidad de que permanezcan siempre así.
En el caso del autobús urbano, el estudio ha sido elaborado por el Laboratorio de Combustión Industrial del Liftec de la Universidad, encabezado por Javier Ballester. Se ha analizado el nivel de CO2 que se alcanza bajo distintas condiciones, tanto con una ocupación controlada como durante el funcionamiento ordinario de los vehículos. Se han tenido en cuenta tres líneas, seleccionadas porque son normalmente las más utilizadas (Circular 2, 33 y 38) y tres modelos de autobús de diferente tamaño y frecuentes en la flota de Avanza. Los datos obtenidos revelan que es "evidente" la relación entre el número de viajeros y la concentración de dióxido de carbono pero no se superan niveles "excesivos".
En el caso del tranvía, los análisis han estado encabezados por Juan José Alba, Marta Baselga y Alberto Jiménez, del Centro de Investigación Biomédica de Aragón (CIBA), dentro del proyecto 'CoviBlock'. En concreto, se han obtenido registros de los niveles de dióxido de carbono de cerca de 300 trayectos completos de ida y vuelta en un periodo de 53 días. Finalmente, se ha determinado que aunque los convoyes no son "un entorno de alto riesgo de contagio por aerosoles, existe un margen de mejora", sobre todo en las zonas y momentos donde se registra una mayor ocupación (básicamente, en el tramo central, entre Gran Vía y Chimenea).
Con estos datos, Movilidad ha decido renovar los filtros de aire en ambos sistemas de transporte y sustituirlos por otros más eficaces. Un tercio de la flota de los autobuses urbanos ya tiene instalado el nuevo modelo de mantas filtrantes del tipo M5 (las anteriores eran de G4) que incrementan su capacidad en un 50%. En las 21 unidades de tranvía se van a colocar filtros PM2,5 que supondrán una mejora del 75%. La instalación terminará el 12 de marzo.
