Árboles en flor

Explosión de primavera adelantada en Zaragoza

Las flores de árboles como el ciruelo rojo, el almendro, el fresno o el olmo adornan las calles desde hace semanas y permiten el reencuentro con la naturaleza en este año marcado por la pandemia.

Ciruelos rojos en flor en la ribera del Ebro.
Ciruelos rojos en flor en la ribera del Ebro.
Camino Ivars

Durante estos días resulta habitual encontrar a viandantes que se detienen ante la florida  estampa que, cada mes de febrero, nos regala esta antesala de la primavera. Un espectáculo de color que podemos encontrar en varios puntos de Zaragoza como por ejemplo a lo largo de la ribera del Ebro -desde Las Fuentes hasta el puente de Hierro-, en algunos puntos del Parque Grande José Antonio Labordeta o en ciertas calles ubicadas en barrios como San José, Torrero, Las Fuentes o el barrio Jesús.

En un año marcado por la pandemia y, sobre todo, por el paso del temporal Filomena, José Antonio Pinzolas, miembro de la Asociación Naturalista de Aragón (Ansar) asegura que a estas alturas es habitual encontrar árboles que han empezado una floración precoz en algunos puntos de la ciudad, sobre todo en parques y jardines; como por ejemplo ocurre con los olmos y los fresnos. “Es más frecuente que este fenómeno se produzca en estos espacios pues es donde hay una mayor exposición a la luz solar”, explica el experto. Algo que, en el caso de Zaragoza, resulta muy evidente con el ‘prunus pisardi’, también conocido como ciruelo rojo u ornamental.

Filomena, un temporal inusual, también ha dejado su huella provocando la rotura de ramas sobre todo en vegetación de hoja perenne. “Al tener una mayor superficie, estas han acumulado nieve y el peso ha acabado por romper sus ramas, por no hablar de la gran cantidad de especies animales que se han visto perjudicadas por la falta de alimento”, apunta, al tiempo que recuerda la importancia de colocar comederos en invierno.

"Es un momento espectacular para redescubrir la ciudad esta primavera e incluso tratar de reconocer estas especies"

También en la zona de los Galachos de Juslibol han comenzado a florecer álamos, fresnos y majuelos -una especie autóctona-. “Sin duda es un momento espectacular para redescubrir la ciudad esta primavera e incluso tratar de reconocer estas especies”, admite el experto. Otro factor que ha jugado un papel importante a la hora de propiciar esta primavera adelantada guarda relación con la pandemia, la cual ha reducido los niveles de contaminación y la interacción del ser humano con el entorno durante un periodo considerable. “Cuando no hay interferencia humana, la naturaleza sigue su curso”, recuerda.

En esta misma línea, tras un año en el que la crisis sanitaria nos ha obligado a volver a encontrarnos con algunos rincones de la ciudad, en ocasiones, poco reconocidos, las zonas verdes y al aire libre, además de convertirse en espacios seguros, han logrado cautivar a buena parte de los zaragozanos sobre todo con la llegada del buen tiempo. Por eso, los expertos lanzan el reto de aprender de la fauna y flora que nos rodea, también dentro de los paisajes urbanos.

Una paseante de la ribera del Ebro se detiene a fotografiar los árboles en flor.
Una paseante de la ribera del Ebro se detiene a fotografiar los árboles en flor.
Camino Ivars

En la ciudad no solo podemos encontrar ‘Prunus cerasífera variedad pisardii’ o ciruelo rojo -quizás el más habitual en esta época del año pues suele ser el primero en florecer. Además, sus flores blancas no duran mucho (tan solo 10 o 12 días) mientras que en verano su follaje se vuelve de color rojo. En otoño destacan sus frutos, unas pequeñas cerezas que dan nombre a su especie-. También podemos toparnos con algún ‘Prunus dulcis’ – o almendro, menos extendidos en la ciudad, pero habituales en el entorno periurbano-. Ambos forman parte de la familia de las rosáceas.

Por otro lado, se encuentra el ‘Cercis siliquastrum’, más conocido como Árbol del amor -por la forma de sus hojas-, árbol de Judas y árbol de Judea, que destaca por sus flores de color violeta. Más adelante muchos árboles de Zaragoza se unirán a la fiesta del color, como albizias, acacias, catalpas, tilos, castaños de indias, melias, manzanos o perales. Sin embargo, según esto, podría decirse que las flores rosáceas de estas tres especies marcan el inicio de la llegada de esta estación tan esperada. ¿Cómo diferenciarlos? “Las flores del almendro tienen cinco pétalos blanco-rosados y cinco sépalos rojizos. Además, casi no tienen peciolo -ese rabito que lo une a la rama del árbol-”, explica Ignacio Piedrafita, arborista zaragozano y asesor de arboricultura.

“Por el otro lado, la flor del ciruelo también tiene cinco pétalos más blanquecinos, y cinco sépalos rojizos-granates, aunque en el caso de esta especie se aprecia un peciolo muy alargado hasta la conexión con la rama”, añade el experto. En cuanto al árbol del amor, pertenece a una familia completamente distinta. “Su flor, de color morado, sale directamente del tronco y se caracteriza por asemejarse a una mariposa con cinco pétalos”, resume Piedrafita.

“El año pasado, debido al confinamiento, la reducción de los trabajos de mantenimiento generó una explosión de biodiversidad, mayor polinización y semillado de plantas anuales"

“El año pasado, debido al confinamiento, la reducción de los trabajos de mantenimiento generó una explosión de biodiversidad, mayor polinización y semillado de plantas anuales y cada espacio verde de la ciudad se convirtió en un pequeño regalo de olor, color, sabor y tacto”, asegura el experto. Además, los niveles de contaminación atmosférica se redujeron y la biodiversidad en general ocupó “parte de ese espacio perdido”.

“Por otro lado, la mayor aportación de agua provocada por Filomena y un periodo de reposo un poco más largo debido a las bajas temperaturas de mediados de enero se está traduciendo en una mejor floración y polinización y en un estallido de biodiversidad tanto en fauna como en flora”, asegura Piedrafita, que vaticina que esto no ha hecho más que empezar, “aunque esto no sean buenas noticias para los alérgicos”, señala.

Rincones del Parque Grande José Antonio Labordeta
Rincones del Parque Grande José Antonio Labordeta
Camino Ivars

Naturaleza urbana, como válvula de escape

Mónica Callejón, estudiante de Ciencias Ambientales en Huesca, es una de esas personas que, durante estos días, está aprovechando para patear la ciudad y reencontrarse con estos rincones: “Se han convertido en espacios de evasión para tratar de huir de todo lo que nos estaba trayendo la pandemia”. Por supuesto, cada día aprovecha para poner a prueba sus conocimientos en el ámbito del naturalismo: “Existe una aplicación muy útil, ‘PlantNet’, que te ayuda a identificar las especies haciendo una fotografía del árbol o la planta”.

“A parte de los almendros, sauces y abedules también se han adelantado a otros años debido a que el invierno ha sido más suave y más corto”, explica. Algo que, como apunta, también está afectando a ciertas especies animales en lo referente a los procesos migratorios. “Algunas especies como las golondrinas o los milanos han cambiado sus calendarios migratorios. Por otro lado, en los últimos años se ha detectado que los tritones comenzaron a meterse al agua para criar en enero, mientras que antaño esperaban a marzo o abril”, indica.

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