Zaragoza desconfinada: "Ya teníamos ganas de venir y disfrutar de algo más de libertad"

Mientras los zaragozanos han aprovechado el desconfinamiento de la capital para huir, vecinos de los municipios de la provincia han madrugado para acercarse a zonas como Puerto Venecia.

Aspecto que presentaba este sábado una de las galerías de Puerto Venecia

Primer sábado de apertura de Zaragoza después más de un mes durante el que no se ha podido salir ni entrar de los límites del municipio sin justificante. Con la posibilidad de poder moverse ahora ya sin problemas por la provincia, los zaragozanos han huido del asfalto y los parques que se conocen al dedillo y las personas que viven en los pueblos de alrededor se han acercado a la capital aragonesa sobre todo para ir de compras.

Puerto Venecia, 11.00. La afluencia de público puede ser la de cualquier sábado a esta ahora, ligeramente superior como mucho, pero las caras han cambiado. Con los aforos limitados hay filas delante de las tiendas de ropa que esperaban el desconfinamiento para apurar las rebajas. "Hemos hecho acopio por si nos vuelven a encerrar. Hemos madrugado para llegar a primera hora y si vemos que hay mucha gente nos volveremos a casa. De momento hemos podido entrar sin problemas en los sitios", contaban Sonia Jiménez y Nieves Pascual. Se habían desplazado desde Novallas con un propósito claro: "Tenemos varios cumpleaños próximos y nos va a resultar perfecto para hacernos con todos los regalos que necesitamos. Eso sí hemos preferido venir solas para ir más rápido", contaban. La frase más escuchada en Puerto venecia este sábado: "Ya teníamos ganas de venir".

En el complejo hay instalados unos 200 puntos de conteo para poder controlar el aforo en tiempo real,  que se puede consultar en la página web del centro comercial y que también se actualiza varias veces al día a través de la redes sociales. El centro se ha ido animando a lo largo de la jornada. A las 11.00 los aforos mostraban que había capacidad de sobra, pero poco a poco, conforme se acercaban la hora de la comida, los números reflejaban una mayor afluencia y que se iba llenando. A las 13.45 en la plaza, donde se concentran los restaurantes, casi estaba lleno su aforo reducido de 602 personas. Mientras, quedaba sitio de sobra en las dos galerías. 

Eliana Arce, primera a la derecha, ha aprovechado el sábado para hacer una salida familiar desde Utebo
Eliana Arce, primera a la derecha, ha aprovechado el sábado para hacer una salida familiar desde Utebo
Guillermo Mestre

ELIANA ARCE, VECINA DE UTEBO

"Felices de poder venir por fin y disfrutar de un poco de libertad"

Pocos minutos después de las 11.00 Eliana Arce, que se había desplazado desde Utebo a Puerto Venecia con su marido y su hijo, además de su hermana y su pareja, ya cargaba con varias bolsas y el pequeño hasta pedía volver a casa para abrir el juguete nuevo. Desde enero no había tenido la oportunidad de venir a la capital aragonesa "porque trabajamos en remoto" y en cuanto han tenido oportunidad han organizado una "excursión en familia". 

Su intención era pasar la jornada en el complejo "tranquilamente, sin agobios", intentar comer en algún sitio "si puede ser al aire libre, en una terraza, porque el tiempo acompaña, aunque hace un poco de frío" y sobre las 16.00 volver a casa. "Como a las seis de la tarde los negocios tienen que cerrar suponemos que a última hora va a haber más gente y queremos evitar las aglomeraciones, como hemos hecho hasta ahora", explicaba.  

José Antonio Clavería y Begoña Segovia, con su hijo, han hecho un sinfín de encargos y gestiones que tenían pendientes
José Antonio Clavería y Begoña Segovia, con su hijo, han hecho un sinfín de encargos y gestiones que tenían pendientes
Guillermo Mestre

JOSÉ ANTONIO CLAVERÍA Y BEGOÑA SEGOVIA, DE LA MUELA

"Necesitábamos hacer compras y por fin vamos a poder ver a alguno de nuestros padres"

Cerca del mediodía José Antonio Clavería y Begoña Segovia ya habían hecho una buena parte de la gestiones que llevaban en mente cuando a primera hora de la mañana habían salido de La Muela. "Necesitábamos comprar un poco de todo, desde comida que no encontramos en La Muela hasta ropa para el chico que ha crecido y necesita prendas nuevas, hasta electrodomésticos y respuestos para algún arreglo de la casa", contaba Begoña. Dos horas les habían dado de sí incluso para hacer gestiones en un banco al que tenían problemas para acceder 'online'. "En cuanto terminemos nos vamos a casa enseguida, porque el que manda es el chico y en el pueblo sí puede salir con los amigos, bromeaban. Pero lo que más esperaban ambos es poder visitar a sus padres

José Antonio lleva desde mediados de enero sin ver a su madre que vive en Juslibol, donde nació. "Iré a visitarla en cuanto pueda. Uno de nosotros viene los lunes y miércoles con el chico a la academia de inglés, pero con un justificante y solo bajar y subir. El desplazamiento mínimo", comentaba. Más difícil lo tiene Begoña, de la localidad oscense de La Paúl. "Con mis padres no estoy desde el 9 de julio y a mis hermanas llevo sin verlas año y medio". Espera el momento de poder moverse con total libertad por Aragón.

Patricia Álvarez, segunda responsable de Cortefiel y Jordi Vila, gerente del restaurante El Molino
Patricia Álvarez, segunda responsable de Cortefiel y Jordi Vila, gerente del restaurante El Molino
Guillermo Mestre

JORDI VILA Y PATRICIA ÁLVAREZ, COMERCIANTES

"Se nota algo más de público y nuevas caras, pero las restricciones horarias son un problema"

"El movimiento de familias es algo diferente a otros sábados. Se ve que hay caras nuevas. Estábamos esperando esta apertura porque este es un centro al que vienen muchas personas de los municipios de los alrededores", contaba Jordi Vila, gerente de El Molino, uno de los establecimientos de restauración de la plaza de las instalaciones. Tras el tirón de las navidades, la cuesta de enero ha ido en caída libre, "hemos trabajado entre un 15% y un 25% de lo habitual y algo más los sábados". La plantilla del local está casi al completo, pero con un ERTE de entre un 40% y un 50'% "según las personas".

Para Patricia Álvarez, segunda responsable de Cortefiel, las nuevas medidas son "una buena noticia" para el comercio y espera que den un "empujón" a las ventas en un momento en el que coincide el último tramo de la rebajas de invierno con la llegada de la nueva temporada que ya se despliega tentadora en los escaparates junto a los anuncios de las ofertas de última hora. Los dos coinciden en que el cierre de los locales a las 18.00 es un "serio contratiempo" que esperan se revise en breve y poder así recibir un soplo más de aire fresco.

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