zaragoza

La reparación de una tubería deja ya sin agua a 30.000 vecinos de Utebo, Casetas y Garrapinillos

Los ayuntamientos distribuyen más de 50.000 litros en depósitos fijos y camiones cisterna. Algunos negocios optan por cerrar durante los tres días que se espera que duren las afecciones

No es la primera vez. Los 30.000 vecinos del eje de la carretera de Logroño de la capital aragonesa se enfrentan desde este lunes a un corte de agua. El motivo: las obras de reparación de una gran tubería de 750 milímetros de ancho que cuenta ya medio siglo de antigüedad y que suele ser objeto de frecuentes averías. La última es la que se produjo a la altura de la urbanización Utebo Park, donde trabajan ahora los operarios del Ayuntamiento de Zaragoza. La previsión es que la interrupción del suministro se prolongue durante tres días y para minimizar las afecciones se han repartido más de 50.000 litros en camiones cisterna y depósitos fijos ubicados en diferentes calles de Utebo, Casetas y Garrapinillos.

Aunque es cuanto menos "fastidioso", a los residentes de esta zona no les pilla desprevenidos. La mayoría ha aprovechado entre el domingo y esta mañana para hacer acopio en sus propias casas. Tanto es así que en Utebo incluso se levantó una pequeña "polémica" entre los ciudadanos, con su reflejo en las redes sociales, ya que durante algunos momentos se sufrió una merma del volumen de agua en algunos domicilios ante el elevado uso de la red de suministro. "Durante el fin de semana hubo una bajada de presión y hubo zonas a las que no llegaba bien el agua, pero todavía no se había cortado", ha explicado la alcaldesa de la localidad, Gema Gutiérrez.

Allí, el Consistorio ha repartido 27 depósitos de 1.000 litros de agua no potable, dos de uso exclusivo para las escuelas infantiles y otro para el centro de salud. Esta mañana, antes de que se interrumpiera el servicio, en el colegio Liceo Europa seguían almacenando contenedores para poder cubrir con seguridad las necesidades de los 400 niños que forman su alumnado. Mientras, en la calle de Tenerife, dos operarios municipales terminaban de llenar con una manguera uno de los últimos bidones que quedaban vacíos. A partir de las 15.00, cuando se ha producido el corte, son los bomberos de la Diputación Provincial, junto a Protección Civil, los encargados de controlar que ninguno se quede sin agua.

Lo mismo ha ocurrido en Casetas y Garrapinillos, aunque en este último el depósito elevado ha permitido disponer de agua corriente hasta aproximadamente las 19.00. Junto a los de Utebo, se han repartido 49 depósitos fijos de 1.000 litros (sin contar el ubicado en el centro covid de 10.000 litros de capacidad). Además, en los barrios rurales el Ayuntamiento de la capital ha habilitado dos camiones cisterna con agua potable en el entorno de sus principales plazas.

El dispositivo, sumado a la costumbre de los vecinos a pasar por estas situaciones, hace prever que no se producirán grandes afecciones. No obstante, habrá que armarse de paciencia y muchos negocios se verán perjudicados e incluso optarán por no subir la persiana estos días. "Nosotros no abriremos. El mayor problema son los baños, un montón de clientes los usan al estar al lado de la parada de autobús", ha lamentado Santiago Mármol, del bar La Tasca de Utebo. "No puedo lavar el pelo a los clientes con agua fría. Es una faena perder dos o tres días de trabajo, pero hay que cerrar", ha resumido Silvia Artigas, propietaria de una peluquería en Casetas.

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