un año tras la reforma

Mercado Central de Zaragoza: "Ahora los clientes nos exigen más calidad"

Los detallistas celebran el renacer del Mercado Central y coinciden con los clientes en un cambio de hábitos de compra con nuevos y mejores productos.

«La inauguración fue una explosión de júbilo, un día muy bonito, pero luego se fue todo al traste con el bicho», rememoraba este viernes Luis Gracia tras el mostrador de su frutería. Como él, la mayoría de los detallistas del Mercado Central se consideran «afortunados» por ser un sector estratégico que ha sufrido menos el azote de la crisis, y gracias al trabajo y al apoyo del Consistorio han salido adelante. «Otros, como los hosteleros o los comercios, lo están pasando muy mal, esperamos que vuelva cuanto antes la normalidad», apuntaba.

Un año después de la reapertura de la centenaria lonja obra de Félix Navarro, rehabilitada de arriba abajo con un concepto más moderno de mercado, los clientes agradecen los cambios. «Es más amplio y bonito, vengo a menudo desde Salvador Allende y he notado incluso que tienen mejor producto que antes», señalaba Julia Ortigosa.

Su impresión es compartida por los propios comerciantes. «La venta ha cambiado mucho, ahora los clientes nos exigen mayor calidad, no vale cualquier cosa», confirmaba el frutero. En la misma línea, Óscar García, carnicero del puesto 32, apuesta por «modernizarse» para «ofrecer nuevos productos, que se puedan cocinar al momento, pensado para clientes más jóvenes».

El tendero reconoce haber vivido un año de «altibajos», pero gracias a una «clientela fiel» y a la nueva que ha descubierto ahora la lonja, han podido mejorar incluso la facturación previa a la pandemia.

En buena medida, y pese a la reticencia de algunos detallistas, las ventas han crecido gracias a la distribución ‘online’. «Yo prefiero venir, pero mis hijas sí que lo usan, y les va muy bien», comentaba Ortigosa. A su lado, su marido, Santiago Antoñanzas, lamentaba no obstante el cierre de los negocios de hostelería del Mercado Central. «Es una pena porque podías desayunar antes de hacer las compras o incluso echar el vermú», comentaba.

Para estas distracciones se habilitaron este año taquillas refrigeradas en las que dejar la compra fresca antes de volver a casa. También se han instalado toldos en una zona acristalada y, pese al cierre de la zona de ocio y restauración, se han llevado a cabo campañas de dinamización.

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