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Big Moon, artista callejero: “Paré la actuación cuando vi que no se cumplía la normativa”

El pasado sábado, las imágenes de un grupo de personas asistiendo a una actuación de música callejera en la calle Alfonso se hacía viral despertando una gran polémica en las redes sociales.

Big Moon, en la calle Alfonso de Zaragoza.
Big Moon, en la calle Alfonso de Zaragoza.
C.I.

“Ese sábado tan solo salí a la calle a hacer lo que llevo haciendo 7 años”, reivindica Mamadou Sall, más conocido como ‘Big Moon’, su nombre artístico. El cantante senegalés asegura que tan pronto como vio que se comenzaba a acumular la gente en la calle, decidió apagar la música: “Paré la actuación cuando vi que no se cumplía la normativa”.

Cada sábado y domingo, Sall se dirige a la zona de la calle Alfonso o El Tubo con su altavoz con ruedas y un micrófono. Es lo único que necesita el artista para hacer las delicias de los paseantes. “Es algo con lo que disfruto mucho. Soy un artista y me gusta que la gente lo pase bien con lo que hago. Ahora necesitamos más alegría que nunca”, admite. Sin embargo, la cosa se comenzó a complicar el pasado mes de marzo, con el inicio de la crisis sanitaria.

Lo que ocurrió el pasado sábado, en torno a las 19 -reconoce- es “algo inusual”. “Fue totalmente accidental y duró tan solo un instante, sin embargo, en los vídeos de las redes sociales parecía un gran concierto”, lamenta. Además, asegura que, entre canción y canción, recordaba a los viandantes que debían mantener la distancia de seguridad. “No quería que viniese la policía ni ocasionar ningún problema a nadie”, añade el senegalés.

Según confirmaban fuentes municipales, llegaron a sumarse más de un centenar de personas, por lo que la Policía Local, tras recibir el aviso de varios vecinos, se personó en el lugar del concierto pidiendo a los asistentes que se disolvieran sin cursar denuncia alguna, ni a los presentes ni al músico.

El cantante de 38 años, que se hizo conocido hace un par de años a raíz de su participación en la quinta edición de 'Got Talent', llegó a la capital aragonesa hace 13. Por eso, él asegura que ya es “afromaño”. A lo largo de este tiempo ha trabajado como vendedor ambulante, en el campo, en fábricas… eso sí, nunca ha dejado de cantar. “La música es como una medicina que me da fuerzas para seguir”, admite.

Sin embargo, reconoce que el revuelo que la publicación de estos vídeos ha ocasionado en las redes sociales ha sido “difícil de gestionar”. “No me siento mal porque no he hecho nada, solo salir a ganarme la vida como otros tantos compañeros. Pero aun así sentía que tenía que pedir disculpas por lo ocurrido”, explica. Y así lo hizo horas después a través de su perfil de Facebook.

La polémica también generaba repercusiones a nivel de normativa, y, tras lo ocurrido, este lunes, 25 de enero, el Consistorio zaragozano decidía ajustar los horarios de las actuaciones callejeras adaptándolos a las restricciones del Gobierno de Aragón que afectan a los comercios considerados no esenciales: miércoles y jueves hasta las 20.00; y viernes, sábados y domingos hasta las 18. Los lunes y martes no tienen actividad.

Según fuentes municipales, en Zaragoza hay 60 licencias otorgadas, de las cuales 45 van destinadas a músicos y 15 a otras disciplinas artísticas, distribuidas a su vez en tres zonas de la ciudad. Además, hay otras cinco licencias específicamente autorizadas para los días de mercados, en zonas como San Bruno o San Francisco.

Una plataforma de artistas de calle en Zaragoza

La mayoría de estos músicos, en torno a 50, llevan meses organizándose en torno a la Plataforma de artistas de calle a la que pertenece el senegalés. Se trata de la Plataforma de Artistas de Calle de Zaragoza (PACZ). “Con el inicio de la pandemia, la cual nos ha afectado muchísimo a todos los artistas, nos dimos cuenta de que cada vez teníamos menos opciones de ganarnos la vida”, advierte Javier Orrios, miembro de la plataforma.

“Hemos desarrollado un protocolo interno para garantizar el desarrollo de nuestra actividad en tiempos de pandemia, haciendo recordatorios entre tema y tema de las medidas de seguridad para evitar este tipo de situaciones”, asevera el músico, que recuerda que los músicos callejeros “no somos policías”.

“Muchos de los integrantes de la plataforma trabajaban en bolos, orquestas y eventos, y llevan meses sin poder ganarse la vida. En algunos casos, algunos artistas están malviviendo de lo que sacan de actuar en la calle y con las nuevas restricciones la cosa se complica”, lamenta.  

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