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"Me tiró al suelo y me reventó un ojo a taconazos mientras su hermano se reía y aplaudía"

La Audiencia juzga a dos hombres por una "bárbara" y "salvaje" agresión que dejó tuerta a una mujer en Las Delicias.

esús Alberto N. G. (izquierda), que presuntamente asestó los golpes, y Gerardo Francisco acudieron al juicio con el mismo color de pelo, aprovechando su parecido para crear confusión. Contestaron solo a sus abogados, evitando las preguntas del m
esús Alberto N. G. (izquierda), que presuntamente asestó los golpes, y Gerardo Francisco acudieron al juicio con el mismo color de pelo, aprovechando su parecido para crear confusión. Contestaron solo a sus abogados, evitando las preguntas del m
Toni Galán

Dos hermanos acusados de dejar tuerta a una mujer golpeándola con el tacón de uno de sus zapatos se enfrentan cada uno a diez años de cárcel por un delito de lesiones con la agravante de reincidencia y a otro año y medio por tentativa de robo, al tratar de arrebatarle su teléfono móvil. Los hechos por los que Gerardo Francisco y Jesús Alberto N. G. se sentaron en el banquillo en la Audiencia de Zaragoza se remontan al 28 de abril de 2019, cuando la víctima, de nacionalidad ecuatoguineana, regresaba a casa acompañada de un amigo. Al pasar por la calle de Escosura, en el barrio zaragozano de Las Delicias, fueron increpados por dos hombres sudamericanos que les tiraron una lata de cerveza y luego les siguieron.

«Me llamaron puta y negra fea. Uno de ellos me hizo la zancadilla, me tiró al suelo e intentó quitarme el móvil, pero al no conseguirlo me dio puñetazos y me golpeó con uno de mis zapatos. Me reventó el ojo con dos golpes con el tacón», narró la afectada. La víctima señaló a Jesús Alberto como su agresor. Lo hizo sin dudar, pese a que los hermanos llevaban el mismo tinte de pelo y guardan un gran parecido. El amigo de la víctima también reconoció al presunto agresor, al que no pudo plantar cara debido a su estado físico y menor corpulencia.

Los asaltados coincidieron en que el otro procesado se quedó a tres metros riendo y aplaudiendo. Por eso, el fiscal, que calificó los hechos de «tremendamente graves, una barbaridad, una salvajada», lo considera cooperador necesario y pide una pena similar. «Con su actitud se mostró conforme», sostuvo con contundencia.

Al lugar de los hechos acudieron dos agentes de paisano, que indicaron a una patrulla que se encontraba en la calle de Bretón los rasgos y la ropa de uno de los agresores, que habría huido en esa dirección cruzándose con un testigo. Los funcionarios le dieron el alto, notando en él «una actitud esquiva» en todo momento. Las forenses detallaron en su informe los graves daños físicos y el gran estrés postraumático de la mujer: «Ha habido un antes y un después del estallido ocular, ha cambiado su vida», además de no poder retomar su trabajo anterior.

"Los testigos no dicen la verdad"

Las defensas pidieron en primera instancia la absolución de sus clientes. Alejandro Sarasa, abogado del presunto agresor directo, solicitó que de no exculpar a su representado las penas se rebajen a dos años por lesión y uno por tentativa de robo. «Los testigos no han dicho la verdad en el juicio», llegó a decir, puntualizando que en fase de instrucción las declaraciones fueron «otras» y recordando el resultado negativo de una prueba de ADN practicada al primero de los detenidos. Por su parte, Jesús Mayoral, letrado de Jesús Alberto –que supuestamente aplaudió la paliza propinada por su hermano–, dijo que las características físicas descritas en comisaría no coinciden con las de los encausados y puso en tela de juicio la rueda de reconocimiento a raíz de la cual se procesó a los hermanos.

La acusación particular, representada por el letrado Javier López Loshuertos, se adhirió al criterio de la Fiscalía y pidió, además, una compensación de 100.600 euros por los daños.

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