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Bodas aplazadas desde 2020 por la covid: "Para algunas parejas ha sido una pérdida emocional importante"

Los enlaces cayeron casi al 50% el año pasado en Zaragoza tras las restricciones de aforo y movilidad y algunos novios los han pospuesto a 2022.

Una pareja mira un escaparate de una tienda de vestidos de novia en Zaragoza, en una imagen de archivo.
Una pareja mira un escaparate de una tienda de vestidos de novia en Zaragoza, en una imagen de archivo.
José Miguel Marco

La ilusión por casarse de muchas parejas quedó en un espejismo en 2020 por culpa del coronavirus y el arranque de este 2021 -inmersos de lleno en una cuarta ola en Aragón- hace que la incertidumbre planee de nuevo sobre los próximos enlaces matrimoniales. Según datos del Ayuntamiento de Zaragoza, el año pasado se celebraron 75 bodas civiles, es decir, casi un 50% menos que en 2019 (hubo 156) tras las restricciones de aforo y movilidad impuestas en la Comunidad para frenar los contagios. En estos momentos, en el Consistorio ya hay reservadas 102 y todavía "hay opciones en todos los meses".

También los enlaces por la Iglesia registraron el año pasado "una tendencia a la baja", tal y como apuntan desde el Arzobispado de Zaragoza. "Los novios todavía están a la expectativa y muchas bodas se han ido posponiendo. Incluso en algún caso lo han hecho hasta en dos ocasiones", indican. Además, continúan con los cursos 'online' de preparación al matrimonio ante la dificultad de realizarlo presencialmente en las parroquias. "Algunos párrocos, en una situación excepcional, tienen un trato personal con los contrayentes para preparar la boda dentro de las normativas sanitarias", añaden.

Gabriela y su pareja tenían previsto casarse por lo civil el pasado mes de julio y se vieron obligadas a aplazar la boda al próximo 5 de junio. En su caso, iban a invitar a 100 personas, que lógicamente es inviable en tiempos de covid (el máximo son 10 personas en el interior y 15 en el exterior). "No sabemos en qué condiciones se podrá hacer, pero la fecha la  mantenemos esperando resultados de la vacuna. A mi pareja le afectó bastante y por este motivo, y otras circunstancias, empezó una terapia psicológica", dice.

Ser también familia

Para la psicóloga Lola Fatás, presidenta de la Asociación Aragonesa de Terapia Familiar, una boda es un ritual muy importante para refrendar el amor en las parejas, que afecta además a las familias de los dos contrayentes. "Y no solo para ser pareja sino para ser familia. Mucha gente todavía quiere tener a los hijos dentro del matrimonio", señala la también directora del gabinete Terapia de Pareja Zaragoza.

Fatás recuerda que la mayoría de las parejas que dan el paso para casarse viven juntas en contraposición con lo que ocurría antaño, cuando la gente no empezaba a convivir hasta que no pasaban por la Iglesia o el juzgado. De ahí que en otros tiempos, el tener que aplazar la boda "habría supuesto más 'shock'".

No obstante, esta psicóloga reconoce que el estrés de la incertidumbre de no saber cuándo podrán celebrar el enlace debido a la pandemia les ha afectado. "Ha sido una pérdida emocional importante para algunas parejas. Depende mucho de la capacidad que tengan de adaptarse. Ha habido parejas que lo han hecho y han decidido que se casaban con covid y han adaptado la ceremonia y el convite. En otros casos ha ocurrido que para un miembro de la pareja ha tenido menos impacto que para el otro (que había sido el que más se había ocupado de organizar todo) y eso puede generar un poco de conflicto", explica.

Por su parte, Sara Herrera, especializada en terapia de pareja y sexología y responsable de la consulta Psicodiversia, apunta que "muchas" parejas han tenido que buscar ayuda externa al ver aplazado el enlace matrimonial. "Ya no es solo por la ilusión que se pone en organizarlo (hasta dos años) sino por la incertidumbre de no saber cuándo se va a poder celebrar y en qué circunstancias. Todavía en nuestra sociedad, las bodas suponen un antes y un después en las parejas: es como pasar a una forma más adulta de la relación", indica la joven psicóloga, al tiempo que afirma que las parejas con un fuerte vínculo seguirán adelante con la ceremonia.

"Todavía en nuestra sociedad, las bodas suponen un antes y un después en las parejas: es como pasar a una forma más adulta de la relación"

Además, Herrera pone el acento en la fuerte demanda de terapia de parejas a partir de la pandemia. "Un 40%. Se va viendo ya en estudios. Y también han disminuido mucho las relaciones sexuales; en los próximos años va a cambiar la forma de relacionarnos en el plano afectivo-sexual por el tema de la ansiedad y el miedo", avisa.

Fuertes pérdidas económicas para el sector

Al coste emocional que está ocasionando las no bodas hay sumar también el perjuicio económico en tiendas de novios, banquetes y empresas que organizan este tipo de eventos. Laura Villalba es la coordinadora en España de todos los establecimientos de Franc Sarabia -especializado en vestidos de novia y fiesta-. En total cuenta con ocho repartidos por toda la geografía, uno de ellos en el centro de Zaragoza.

"Muchas de las bodas que se iban a celebrar en Aragón se han cambiado a 2022 y otras están sin fechas. Las restricciones de aforo y horarios no nos ayudan y el cierre perimetral en la Comunidad nos está hundiendo. El sector está muerto. No todas las novias pueden acudir a esas horas a comprar el vestido o probárselo y están cancelando los enlaces. Además, lo normal es que vinieran a la tienda con sus padres o hermanos", explica.

"Las restricciones de aforo y horarios no nos ayudan a las tiendas de novias y el cierre perimetral nos está hundiendo"

En estos momentos, Franc Sarabia solo está abierta 15 horas semanales y solo se atiende con cita previa cuando ante de la pandemia contaban con mucha clientela. "En lo que llevamos de mes no hemos vendido nada y la facturación de 2020 ha caído más del 50% respecto al año anterior", se lamenta.

El panorama también es desalentador para las compañías que montan enlaces. Una de ellas es Events Grupo El Cobertizo, dedicada a bodas, comuniones, eventos de empresas y congresos, entre otros servicios. Cuenta con 25 trabajadores, que están en estos momentos en ERTE, y el año pasado trabajaron un 90% menos de bodas respecto a 2019, tal y como señala Salvador Alagón, gerente de la firma.

Tendencias para futuros enlaces

"Para los próximos marzo y abril teníamos 6 bodas pero hemos acordado con los novios retrasarlas a partir de junio por precaución. Las quieren celebrar como siempre; es normal que cuando uno se casa quiera que le acompañe la gente más cercana. Si al final hay restricciones algunos optarán por hacer una comida con la familia y una cena, con los amigos", comenta.

Asimismo, el gerente de Events El Cobertizo habla de las nuevas tendencias. "La gente querrá estar mucho al aire libre por el tema de los contagios: hacerlo todo en espacios abiertos si la finca y el tiempo que haga el día de la boda lo permiten. Mejor a comer que a cenar y con menos invitados (sobre todo personas mayores o de más imagino; ellos tienen la última decisión de ir o no ir e imagino que fallarán)", avanza.

"Las empresas necesitamos liquidez para pagar impuestos, créditos ICO e inversiones. No podemos aguantar más"

Salvador Alagón confía en poder trabajar con normalidad a partir de junio y llegar al 80% de facturación. En un buen año, han llegado a organizar hasta 70 bodas y para este calcula un mínimo de 50. "Las empresas pueden aguantar un tiempo, pero necesitamos liquidez para pagar impuestos, préstamos ICO e inversiones hechas. Nosotros cada año invertimos en mobiliario, vehículos, mantelería... porque las tendencias cambian y tienes que innovar. No podemos aguntar más", afirma.

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